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viernes, 29 de junio de 2018

Historia del periodismo escrito en República Dominicana: Antecedentes de los medios de comunicación

Escrito por Encuentros Interactivos 20 de febrero, 2018
Historia del periodismo escrito en República Dominicana: Antecedentes de los medios de comunicación
Los cambios sociales no responden a un hecho aislado, un conflicto particular o un estallido social al margen de la realidad existente. Son el producto de una serie de factores que, unidos en un momento y circunstancias determinadas, provocan una nueva realidad.
Esto es particularmente cierto cuando de medios de comunicación se trata, y de forma especial, en lo relativo al periodismo escrito o prensa, por ser estos los expositores, los relatores de una realidad dada, el reflejo en que se mira una sociedad.
Los avances y retrocesos que en la República Dominicana han tenido las áreas sociales corresponden a un concierto de hechos, crisis y transformaciones que no solo le ha tocado vivir al país, sino que son el resultado de realidades  concatenadas entre sí, experimentadas por una región que, como América Latina, cuenta con similitudes en los orígenes de sus países, en la dependencia de un poder hegemónico, en sus modos de producción, en lo reciente de su vida democrática y del desarrollo del capitalismo, entre otros factores, provocando que la incidencia de todos estos elementos favorezcan variaciones sutiles o marcadas, según sea el caso, en lo relativo a la transformación de las tecnologías, las economías, las políticas y también los propios medios de comunicación, entre otros.
Pero los medios de comunicación en República Dominicana no solo surgen como consecuencia de las necesidades de información y de las condiciones de materialidad de la industria, sino que en el caso nuestro nacen casi paralelamente al desarrollo de las acciones sociales y culturales de un Santo Domingo demandante, pujante, cambiante y con procesos históricos muy vinculados a una realidad política y económica específicas.
Así lo señala Filiberto Cruz, catedrático universitario, comunicador social y escritor, ente otros, en su obra “Historia del Periodismo Dominicano”. “Rara vez encontraremos un periodismo desvinculado de las actividades más atractivas en que se ven envueltas las sociedades modernas en su diario vivir. Aunque el periodismo es un oficio para investigar y difundir noticias con objetividad e imparcialidad, desde su nacimiento lo encontramos muy asociado a los procesos políticos dominicanos, más adelante se vinculó con fuerza a las actividades sociales y culturales que florecieron a finales del siglo diecinueve, y más tarde, a lo largo del siglo XX, redondeó su participación en las actividades de promoción comercial que acarreó el desarrollo de la economía dominicana”.
Esta nueva realidad, que tiene orígenes similares en los distintos países de América Latina, pero que se replica de forma diferente en cada uno de ellos, a través de una materialidad signada por lo cultural, lo histórico y lo económico, se  ha ido acercando a los dominicanos  producto de los procesos de industrialización y, de forma particular, del impacto de la tecnología en los  medios de comunicación, lo que ha dado como resultado el dominio de las  TIC’s.
Esto ha servido de compuerta abierta a nuevos mercados en lo relativo a medios de comunicación y ampliación de los que ya teníamos, a nuevos nichos de explotación económica y a nuevas filosofías vinculadas con el mercado, a lo que se suma la llegada de las redes sociales, otorgando un nuevo concepto proyectual y nuevas dimensiones de los usos tecnológicos  y las facilidades que estos otorgan para acercarnos a la materialidad del mundo a través de una realidad virtual.
Este proceso de transformación, de manera particular en República Dominicana, ha consolidado y transformado el poder de los medios, pero además, y de manera negativa, con la entrada de los medios virtuales y de las redes sociales, ha ido modificando el concepto ideológico que los sustentaba, deviniendo en una visión más difusa, más sustentada en los lineamientos del mercado que en los principios éticos, ya que estos están cada vez menos presentes en los procesos de institucionalización, aunados a una idea de democratización cultural que contribuye cada vez más al deterioro de la propia cultura, la visión de conocimiento y la  identidad.
La actual incidencia de los medios de comunicación en la sociedad dominicana es un fenómeno cultural resultante de los cambios y del nacimiento de nuevas necesidades informativas, en la que el ser humano ya no quiere ser sujeto pasivo de la historia, sino que quiere participar en su construcción,  ser el factor determinante de la misma,  reforzar su individualidad a través de la suma de muchas subjetividades comunes.
Los medios, en su interés por satisfacer las necesidades de información, han favorecido, talvez en su interés de no verse del todo desplazados por las redes sociales, no solo la difusión de hechos y realidades que, de otra manera posiblemente hubiesen quedados ocultos para la población, sino que también permitieron una reinterpretación de los mismos a partir de las realidades culturales, sociales, políticas y económicas que estaban y todavía están reacomodándose en nuestro territorio.
La Atenas del Nuevo Mundo:
Con la llegada de Cristóbal Colón a tierras americanas, el nuevo imperio colonial trajo consigo el desarrollo de nuevos espacios denominados “ciudades”, en contraste con las expresiones tribales establecidas hasta el momento del descubrimiento, en las que  las divisiones sociales eran particulares de cada cacicazgo, pero en general, muy difusas.
La llegada de la Iglesia católica junto con los colonizadores creó y sustentó, a sangre y fuego, nuevos modelos de educación y explotación, al tiempo que el panorama arquitectónico antillano y, en particular, de la isla Hispaniola, cobraba nuevos colores y diseños a través de la construcción de edificaciones que servirían de fortalecimiento al proceso de colonización y que convertían a la isla en enclave fundamental con una España más vigorizada económica y políticamente a partir de la aventura americana.
Entre las edificaciones más influyentes y emblemáticas estaban el Alcázar de Colón, representante del poderío español; el Palacio Consistorial, el Palacio de Borguellá, la Catedral Santa María la Menor,  que recibió posteriormente el calificativo de “La Primada de América” y el nacimiento de dos universidades; incluso, el hecho de que Santo Domingo albergara a figuras de talla internacional en el mundo de las letras como fue el caso de Tirso de Molina y el arzobispo Alejandro Geraldini, quienes, junto a otros destacados, vinieron a conocer el “Nuevo Mundo”, invitados talvez por la propia corona española para fortalecer esa incipiente pero poderosa maquinaria de explotación de recursos económicos y humanos que se llamó “el descubrimiento”.
Esto creó un ambiente propicio para el desarrollo de la literatura y las artes dramáticas, que unido a todo el avance social político y económico, convirtió a Santo Domingo en “La Atenas del Nuevo Mundo”.
Un vuelco importante a esta naciente realidad se produjo a partir del inicio de los años  1600, con las famosas Devastaciones de Osorio. La  posterior cesión del territorio de Santo Domingo a Francia, por parte de la España anexionista, provocó un deterioro de los aires intelectuales que ya se desarrollaban en la parte este de la isla, dando como resultado, entre otros hechos, el cierre de la Universidad de Santo Domingo.
Llegada de la imprenta a Santo Domingo
El periodismo escrito en República Dominicana es el resultado de la revolución que se generó en el siglo XV, en toda Europa primero, y en el resto del mundo después, en el campo de las letras y la impresión, motivada por la patente de la imprenta por parte del orfebre alemán Johannes Gutenberg, invento que transformó la visión que del mundo se tenía en esos momentos. Pero no fue hasta la mitad del siglo XVI y después de haber llegado a unos trece países de América que hizo su entrada en Santo Domingo.
Según Filiberto Cruz, “poco se conoce sobre periodismo escrito previo a la llegada de la imprenta de Gutenberg”. Y habla así mismo, “periodismo escrito”, debido a que es sabido que mucho antes de que aparecieran las informaciones escritas, incluso, antes de que aparecieran las gráficas, el ser humano usó el gesto,  la señal y el lenguaje para interpretar los hechos y transmitirlos a los demás, lo que fue la base primigenia del periodismo que hoy tenemos.
En el Santo Domingo colonial, sobre todo previo a los años de 1800, los boletines u hojas sueltas como sinónimo de periodismo escrito eran prácticamente inexistentes. Las escasas muestras que se conservaron no respondían a una visión real de información sobre noticias veraces, sino a críticas con tonos burlescos a disposiciones emanadas de la Gobernación o directamente desde España,  que circulaban como pasquines, pero que no tenían aval periodístico.
“Entre las hojas que aún se conservan están las de un tal Bejaramo, que por criticar a los jueces de la Real Audiencia en 1550 provocó la persecución y apresamiento de “todos los poetas” de su tiempo. Posteriormente, en los días dramáticos de las devastaciones, abundaron “los libelos infamatorios” contra el duro gobernador Antonio Osorio. Uno de ellos “se fijó en una esquina de la plaza pública de la ciudad de Santo Domingo. En los últimos años de la colonia fue cuando más abundaron los pasquines, únicos medios utilizados por el pueblo para censurar los abusos, la intolerancia y las deficiencias de las autoridades españolas”
Fueron los europeos occidentales quienes, poniendo a prueba su ingenio, iniciaron lo que posteriormente devino en prensa (su nombre proviene de la máquina en la que imprimían), o periodismo escrito. “Con la aparición del periodismo impreso a mediados del siglo XV, se inició la era de Gutenberg que paulatinamente fue reemplazando al periodismo manuscrito”, dice F. Cruz.
La Constitución de Cádiz, que fue la primera carta magna votada por los españoles, y realizada en la ciudad de Cádiz, de donde viene su nombre, tuvo una importancia vital para nuestras tierras, ya que afectó a los territorios conquistados  debido a varias razones: puso en manos del pueblo español la soberanía de su territorio, que hasta entonces estaba en manos del rey, estableció la libertad de imprenta, de industria  y abolió los señoríos, creando precedentes importantes en el futuro que hubo de tener Santo Domingo, como excolonia española, pese a su corta vigencia.
André Joseph Blocquerest (o Josef, para algunos relatores)  fue un impresor francés, propietario en Santo Domingo de un taller tipográfico, el responsable de las primeras pruebas impresas para 1800 en adelante. Blocquerest vino en calidad de prensista con la comisión francesa a la toma de posesión de Santo Domingo, según lo estipulado en el Tratado de Basilea, que puso fin a la guerra entre España y Francia y por el que la monarquía española cedió a la nación gala la parte este de la isla de Santo Domingo.
Justamente, el proceso verbal establecido en el Tratado de Basilea en el que se produce la cesión a Francia fue impreso en francés por Blocquerest en la imprenta que trajo a Santo Domingo.
Publicaciones de  1791, como la de  Moreu de Saint-Mery, a través de su obra  “Descripción de la parte española  de la Isla de Santo Domingo”, discrepan de los criterios de que la imprenta hizo su entrada a territorio de Santo Domingo tardíamente, alegando que en una visita suya al territorio en 1783 vio una imprenta instalada en el Palacio de Gobierno; mientras que un francés apellidado Padrón quitó peso a las afirmaciones de Moreu en la obra “Memoria descriptiva de la parte española de Santo Domingo”, publicada en 1796, en la cual alega que fue en el mismo año de la publicación de su obra (1796) cuando la imprenta llegó a Santo Domingo desde Francia, tras la cesión de la parte española a este país galo por parte de España, a través del Tratado de Basilea de 1795.
El primer impreso de carácter periodístico publicado en el país fue “El Boletín de Santo Domingo”. Circuló entre los años de 1807 y 1809. Consistía en una hoja impresa, escrita en español y en francés, en la que ”se publicaban diversas noticias relacionadas con la guerra de los dominicos españoles contra el gobierno de Luis Ferrand”, señala un tema denominado “Contextualización sobre la prensa escrita dominicana”, publicado el 10 de diciembre de2011, en el internet, en Melidablog.
Por no ser una publicación solo en español, y por el hecho mismo de provenir las informaciones de mandaderos españoles, la misma no fue nunca considerada un periódico de Santo Domingo.
Previo a esto, la publicación más importante de la que se tiene registro fue una novena a María Santísima en la que se imploraba su apoyo y protección. Al decir de varios historiadores, no existen registros anteriores a este evento o a los años de 1800 vinculados a procesos de impresión, del tipo que fuere.
Investigaciones realizadas por historiadores y cronistas señalan por separado a dos figuras de relieve histórico como responsables del nacimiento del primer impreso netamente dominicano. Uno, al doctor José Núñez de Cáceres, responsable de la Independencia efímera, y el segundo, al profesor de la Universidad de Santo Domingo, doctor Antonio María Pineda, partidario del movimiento independentista liderado por Núñez de Cáceres
El medio, denominado “El Telégrafo Constitucional”, el cual era un semanario, tuvo fecha de circulación por vez primera en los libros de historia como ocurrida el 15 de abril de 1821, misma que corresponde a la fecha en la que otros historiadores dan por sentado el inicio del periódico “El Telégrafo”, de Núñez de Cáceres (coincidiendo incluso en el nombre).  Otros historiadores señalan como la ´fecha de la primera publicación’ el día 5 de abril de 1821.
Debido a la vinculación de Núñez de Cáceres con el gobierno de turno, y por igual sus partidarios, como el doctor Antonio María Pineda, quienes comparten el mérito de editar el primer periódico dominicano, “El Telégrafo” se imprimía en la imprenta del gobierno, pasando luego a una imprenta privada debido a “las presiones del gobierno español”, que consideraba conspirativas las labores de Núñez de Cáceres y sus prosélitos.
“El Duende” fue otro semanario nacido el 15 de abril de 1821 y dirigido por José  Núñez de Cáceres. Salía cada domingo y dejó de existir el 15 de julio de 1821, por lo que apenas duró tres meses. Este fue el primer periódico dominicano en el que apareció publicidad, que vio la luz en sus ediciones 9 y 10, que circularon en fechas 17 y 24 de junio de 1821, respectivamente. Según el escritor y literato Andrés L. Mateo, “Los primeros periódicos dominicanos  no lo hacían periodistas, sino gente  vinculada al quehacer político y  literario… No se hacía periodismo. Se  informaba y se hacía literatura”.
La prensa a finales del siglo XVIII
Para el cierre de las tres cuartas partes de 1800, se había inventariado apenas dos imprentas, e incluso, se comentaba que una de ellas fue llevada a Cuba o Venezuela, tras la firma del Tratado de Basilea.
Al mismo tiempo, se rumoraba en Santo Domingo la existencia de un número no determinado de imprentas clandestinas, entre las que, al parecer, se encontraba la de Núñez de Cáceres, quien se vio precisado a trasladarla a Venezuela en 1822, tras el surgimiento del dominio haitiano sobre Santo Domingo.
La España Boba
Durante el período conocido como España Boba, que enmarca el lapso entre 1809 y 1821, España sometió a Santo Domingo a una especie de “Laiseez faire”, provocado, en parte, por su desinterés por Santo Domingo a raíz de la extracción y exportación de toda la riqueza de estas nuevas tierras y, por otra parte, debido a los aires independentistas de otras tierras conquistadas en las que España mantenía aun el dominio, además de que Francia, quien tenía bajo su responsabilidad el tutelaje de la parte este de la isla de Santo Domingo a partir de la firma del Tratado de Basilea, no ejerció su derecho sobre el territorio antillano, talvez porque requería de una inversión que no iba a ser retornable, en función de que la economía de la isla ya había sido saqueada y explotada en su máxima expresión por los colonizadores españoles.
Esta etapa de aparente libertad favoreció la aparición de una serie de impresos que, más que prensa escrita, eran boletines, folletos de carácter oficial, material propagandístico o libelos en los que se debatían temas de índole particular, de carácter subversivo, o simplemente creativo, poético, religioso o literario.
La proclamación de la Constitución de Cádiz en 1812 fue la puerta que otorgó,  no solo a Santo Domingo sino a toda América, la libertad de uso de la imprenta, permitiendo que  esta se convirtiera en un motor del desarrollo económico, político y social y, posteriormente, la base del desarrollo del periodismo y los medios de comunicación en Santo Domingo.
La prensa y la ocupación haitiana (1822-1844)
La ocupación haitiana de 1822  se produjo, entre otras razones, por el interés de Jean Pierre Boyer de evitar que los territorios de la parte este de la isla fueran ocupados por España u otras naciones europeas que, posteriormente, pudieran aprovechar esta cercanía con el Haití libre para tomar en posesión de dominio el territorio haitiano.
En lo relativo al desarrollo de la prensa en Santo Domingo, este período aportó poco a la historia de los medios de comunicación, debido al papel jugado por los dominicanos en lo relativo al resguardo de su individualidad y sus bienes, priorizando esta condición al hecho mismo de mantener los niveles de información sustentados hasta ese momento.
Durante el período de gobierno haitiano que culminó en 1844, en Santo Domingo existían dos imprentas: una oficial y la otra propiedad de la señora Manuela Rodríguez, la cual era utilizada para imprimir décimas, invitaciones a fiestas patronales y religiosas, además de papeles de poca importancia, pero parece que fue en ella donde se imprimió el periódico “La Miscelánea” en 1821, y posiblemente se tratase de la misma imprenta clandestina a la que hacen referencia las autoridades españolas de ese año.
Por otra parte, el auge literario y dramático sufrió una baja, lo que repercutió en la circulación de boletines y periódicos, los cuales, muchos de ellos tuvieron un origen cultural y fueron migrando a la parte noticiosa en la medida en que los hechos históricos hacían presencia, por lo que quedaron olvidados los anteriores intentos de hacer prensa en Santo Domingo debido a las normas tiránicas y autoritarias que cohibían en gran manera al pueblo de la parte este de la isla de hacer uso del sagrado derecho de la libertad de palabra. A esto se suma que Haití no contaba tampoco con un desarrollo sostenido en lo relativo al periodismo escrito.
“Como el naciente periodismo criollo estaba vinculado al quehacer libertador se vio afectado al imponerse la censura oficial por parte del gobierno interventor. Se decretó la no circulación de periódicos”, destaca el texto digital “La prensa dominicana y la intervención haitiana”.
A pesar de la opresión y la situación de dominación a la que estaban sometidos los habitantes de Santo Domingo y del hecho real de que el periodismo vivió algunos de sus días más grises, ciertos medios de publicación fueron utilizados para manifestar las ideas revolucionarias y libertarias, las cuales siempre fueron bien recibidas por el pueblo.
Y es que en la medida en que aumentaba el auge por la independencia de Santo Domingo, en esa misma medida aumentaban las publicaciones, lo que demuestra el vínculo profundo del periodismo escrito con la realidad política imperante. Para el año de 1842, apenas a dos años del inicio de la etapa conocida como La Primera República, Manuel María Valencia publicó un opúsculo titulado “La Verdad y nada más” en el que se criticaba el absolutismo de Jean Pierre Boyer; un año después, “El Grillo Dominicano” hace su aparición de forma anónima y clandestina, resaltando el sentimiento patriótico de manos del humor y de la sátira.
A finales de 1834 empezaron a surgir periódicos manuscritos de aparición esporádica como son “El Dominicano Español”, “La Chicharra”, y “El Grillo Dominicano”, de las autorías de José María Serra, Manuela Rodríguez y  Juan Nepomuceno Tejera, respectivamente.
Aunque la ocupación duró hasta 1844, Boyer fue derrocado por el movimiento revolucionario llamado La Reforma en 1843, instalándose al mando Charles Rivera Herard, quien estuvo al frente hasta el 27 de febrero de 1844 cuando el movimiento revolucionario encabezado por los miembros de la Sociedad Secreta La Trinitaria, con Juan Pablo Duarte a la cabeza, creó la República Dominicana.
La intervención haitiana de 1822 a 1844 limitó el incipiente ejercicio periodístico, debido a la censura oficial impuesta por los militares haitianos. El hervidero de ideas y el furor por la independencia sirvieron de motor para el surgimiento de nuevas expresiones informativas que vieron la luz a partir del 27 de febrero de1844.
Para 1844, las comunicaciones al interior de la isla eran escasas y de poca calidad. David Porter, teniente del ejército de los Estados Unidos y enviado especial del Presidente norteamericano, señaló  en un informe que “en Santo Domingo existía un periodiquito, pero que no había correo para distribuirlo,  por lo que le resultaba difícil tener acceso a él”.
En la etapa previa al nacimiento de la Primera República, momentos de mucha efervescencia política y social, José Núñez de Cáceres,  conocido político y escritor dominicano, haciendo uso de la literatura, logró generar interés en la comunidad culta de Santo Domingo en torno al proyecto de nación que devino en la Independencia Efímera.
“El Telégrafo” fue diseñado como un periódico de corte informativo, mientras que “El Duende” era de opinión. Fue en este último donde empezaron a conocerse sus condiciones de fabulista a través de las cuales ganó un poco del mérito perdido que le otorgó la Independencia Efímera.
Algunos cronistas e historiadores consideran que el primer medio impreso, antes del nacimiento de la República, fue “El Boletín de Santo Domingo”, considerado el medio de difusión del gobierno francés. El mismo fue editado en 1801 y fue conocido como “Gazette” y, publicado en francés y español, tenía un corte eminentemente militar.
Debido a ser el medio oficial del gobierno francés, aun cuando fuera editado en Santo Domingo, no es considerado como un medio eminentemente dominicano, por lo que “El Telégrafo” de Núñez de Cáceres sigue teniendo el mérito del primer medio impreso de Santo Domingo.
La prensa durante la Primera República (1844-1863)
Tras la ocurrencia de la gesta patriótica que dio como resultado la independencia nacional en 1844, se retoma la libertad de expresión, no solo como un derecho de los medios de comunicación, sino como un elemento prioritario para el desarrollo de una nación libre, según fue consagrado en la Constitución dominicana de noviembre de ese año. Tras la separación de Santo Domingo de Haití, el primer periódico que surge es “El Dominicano”, fundado el 19 de septiembre de 1845, bajo la égida de José María Serra, Pedro Alejandro Bobea, Félix María del Monte y Manuel María Valencia, todos miembros de La Trinitaria, la sociedad clandestina que dio origen a la gesta patriótica de la Independencia Nacional.
Lamentablemente, de “El Dominicano” solo se imprimieron 24 ediciones. Pese a su escasa presencia en territorio de Santo Domingo, fue considerado como el más efectivo medio de comunicación y un heraldo de la cultura patria.
Llegado el período denominado de la Primera República, es decir de 1844 a 1861, en el país existían cuatro imprentas: la del gobierno, la cual era conocida como la Imprenta Nacional, pero que al parecer era de propiedad privada y se atribuía a José de Jesús Castro, administrada por Alejandro Angulo Guridi; la de Manuela Rodríguez; la imprenta propiedad del periódico “El Dominicano”, y una imprenta que existía en Santiago de los Caballeros desde 1856 aproximadamente. Por mucho tiempo, y hasta muy entrado el siglo XIX, solo Santiago y la Capital poseyeron esta famosa tecnología, básica en aquellos días para el periodismo dominicano.
En otras áreas del desarrollo social, político y económico el trabajo por hacer era mucho.  En lo relativo al periodismo escrito, para la época existía un importante atraso, lo que se evidenció en un informe dirigido al Presidente de los Estados Unidos por parte de su enviado especial, el teniente David Porter.
Santiago de los Caballeros fue la segunda ciudad dominicana en fundar un periódico y la primera provincia. “El Correo del Cibao” vio la luz el 10 de julio de 1851, dando inicio en la República Dominicana al periodismo de provincia.
Los periódicos existentes hasta el momento, y aun los nacientes, respondían a una realidad marcada: la política. La efervescencia generada con la gesta patriótica de 1844 dio pábulo a que los grupos políticos medianamente organizados crearan bandos políticos con altos niveles de competitividad, generando pugnas internas entre los fanáticos de uno y otro bando, cuyos principales contendores fueron Buenaventura Báez y Pedro Santana, quien más tarde se alzó con la presidencia de República Dominicana, siendo el primero como gobernante constitucional de la nueva nación libre.
Las divisiones políticas entre santanistas y baecistas (partidarios de Pedro Santana y Buenaventura Báez) marcaban el ritmo de las informaciones noticiosas en los periódicos de la época, lo que perfiló el periodismo dominicano como altamente politizado.
El primer gobierno de Báez favoreció el surgimiento de un órgano que apoyara las medidas emanadas del gobierno central. El mismo fue denominado como “La Gaceta del Gobierno”.
Como para no quedarse atrás, a su ascenso al poder el 20 de febrero de 1853, Pedro Santana promovió entre sus adláteres la fundación del órgano informativo denominado “El Progreso”, que estuvo bajo la égida de Nicolás Ureña.
En ese mismo tenor, para junio de 1856 surgen dos medios impresos de comunicación: “El Eco del Pueblo” y “La República”. “El Eco” adversaba a Santana, mientras “La República” defendía su gestión.
La Anexión de República Dominicana a España y la primera censura previa
La anexión del territorio dominicano a su antiguo colonizador, como lo fue España, representó un verdadero traspié para el desarrollo de la prensa nacional.
Al pasar la República Dominicana a ser anexada a España, el 18 de marzo de 1861, esta decretó la censura previa a todo documento de carácter público, por lo que su validación para posterior publicación debía estar en manos de la autoridad española establecida en el país que estaba representada por el gobernador Pedro Santana, artífice de la anexión, por lo que ha sido considerado históricamente y publicado a través de la prensa su condición de traidor a la patria.  Esta censura previa fue decretada por las autoridades españolas como resultado de la inconformidad generada por el manejo de las informaciones emanadas por la prensa nacional, decidiendo la revisión de los periódicos y sus informaciones antes de ver la luz pública, lo que se conoce como el establecimiento de la primera censura previa dentro del periodismo nacional.
Aunque los historiadores locales han asumido como razón única la expuesta anteriormente, relatos recabados de informaciones generadas en el plano de las relaciones internacionales entre España, Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico demuestran que las intenciones de “la Madre Patria” eran otras.
Perdido el interés en República Dominicana, por no contar ya con recursos económicos que ayudaran a fortalecer la corona española,  el país ibérico vuelca sus ojos nuevamente en el territorio dominicano, debido a su interés de preservar sus intereses económicos y políticos en Cuba y Puerto Rico, sobre todo en Cuba, que había desplazado a República Dominicana en el interés del colonizador español, debido a sus riquezas y mayores y más amplios recursos mineros cuyo interés era explotar. Es así como, para evitar que Estados Unidos, que había volcado sus ojos en ambos territorios, España decide asumir la petición del traidor Santana de la anexión, como garantía de asegurar los intereses antes expresados, en la convicción de que las Antillas, en sentido pleno, era “una parte inalienable del territorio español”.
España, que aun tenía incidencia de carácter más bien moral sobre el territorio dominicano, quiso aprovechar con esta acción su poderío  económico, político y militar para “fortalecer” su papel en las tres islas antillanas, a partir de la ubicación geográfica estratégica de la isla de Santo Domingo.
El único periódico que alcanzó cierta notoriedad durante este aciago período fue “La Razón”, que inició su circulación el 2 de mayo de 1862 bajo la dirección de Manuel de Jesús Galván, quien resultó ser un defensor intenso de la anexión, asumiendo, como lo hizo un buen número de “patriotas”, que República Dominicana no se encontraba preparada adecuadamente para asumir la responsabilidad de su propio destino.
El 10 de enero de 1864 surgió la primera edición del periódico “El Boletín”, órgano oficial de difusión de las ideas restauradoras. Es así como se confirma que los avances o retrocesos de los medios de comunicación, pero de forma muy particular y explícita, del periodismo escrito, han estado  tirados de los mismos hilos que la política dominicana por “séculaseculórum”.  Julio de 1865 fue la última fecha de publicación  de este medio que nació y murió en las mentes y corazones de los hombres que devolvieron a la patria dominicana su libertad e independencia.
La prensa durante el período de La Restauración
Los años en los que se consolidó la gesta restauradora fueron de escasa presencia de medios escritos. Cuatro periódicos manejaron el tema de La Restauración, por lo que “la expresión periodística prácticamente no existió”.
El periódico “La Razón” circuló en  Santo Domingo a partir del 2 de mayo de 1862. Fue el único que alcanzó una relevancia notable. Estaba dirigido por Manuel de Jesús Galván, defensor apasionado de la causa anexionista. El 10 de enero de 1864 apareció la primera edición de “El Boletín”, órgano oficial del gobierno restaurador de Santiago, viola luz por vez primera el 10 de enero de 1864 y  cesó su publicación apenas año y medio después de haber sido lanzado: en julio de 1865.
.La prensa durante la Segunda República
Pasados los sucesos históricos de La Restauración (1863-1865), inicia el periodo conocido como la Segunda República donde se comienza a desarrollar el periodismo de provincia y surge el diarismo. El primer periódico de publicación diaria fue “El Telegrama”, que nació en 1882 de la mano del intelectual César Nicolás Penson.
Para 1861, la prensa escrita era una realidad insoslayable en la isla de Santo Domingo. Al iniciarse la Segunda República y hasta 1879, existieron en el país 13 imprentas, repartidas de la siguiente manera: en la ciudad de Santo Domingo 4; Santiago tenía 2, Puerto Plata 2; Moca 1; El Seibo 2; Samaná 1 y en Azua 1. Como se ve, después de la Anexión a España y del triunfo restaurador, la imprenta comenzó a llegar a las más importantes localidades del país y se puede decir que su existencia tendía a ser nacional. El 19 de octubre de 1865 se emitieron los primeros sellos dominicanos, impresos  en la imprenta propiedad del historiador nacional José Gabriel García.
El abogado, periodista y diplomático dominicano Héctor Pastor Vásquez narra en su obra “Misiones dominicanas en Haití”, Tomo I, que para la fecha, un 5 de julio de 1861, y tras haber sido sometido en El Cercado, San Juan, a un juicio sumario por el Consejo de Guerra, el prócer Francisco del Rosario Sánchez fue fusilado junto a un grupo de prisioneros, teniendo como única culpa el deseo de “querer permanecer siendo dominicanos”.
Esta información fue publicada en el periódico haitiano “La Opinión Nacional”, bajo el título “La patria haitiana en peligro, el traidor Pedro Santana vende su patria a la España esclavista”, destacando una crítica ácida a Santana en su calidad de anexionista.
Esto muestra la incidencia que estaban teniendo los medios de comunicación para la época (la prensa llevaba la voz cantante) tanto en el territorio dominicano como en el haitiano, frente a la realidad existente en la isla de Santo Domingo.
Existen opiniones encontradas en ese sentido, según destaca la publicación digital “Los Medios de Comunicación Impresos en la Historia Política Dominicana, 1821-1965: Historia del Periodismo Dominicano”, de F. Cruz, las colonias españolas en América durante este período contaban con un acceso muy limitado para imprimir  libros y otros escritos, no solo por la llegada tardía de la imprenta a Santo Domingo y lo rudimentario del sistema, sino también por las restricciones que en este sentido había sentado el Tribunal Inquisidor.
El 1 de agosto de 1889 fue fundado “Listín Diario Marítimo” por Arturo PelleranoAlfau, un empresario  naviero con el que se inicia por primera vez la apropiación de un medio de comunicación por parte de una empresa, hecho con el que nace la industria de los medios de comunicación en República Dominicana. Este periódico devino en lo que hoy conocemos como “Listín Diario”.
En él se publicaban los nombres y fotos de las jóvenes de la alta sociedad que viajaban a Europa y Estados Unidos,  o que regresaban de esos lares, para celebrar sus 15 años, o como regalo de bodas o simplemente en viajes de placer. También informaciones sobre envíos de bultos, mercancías, fechas de llegada y de embarque de las naves y otros datos.
Otros diarios de la época fueron: “El diario del Ozama”, “El decano de la prensa dominicana”, “El Día”, este fue el primer periódico de publicación diaria del Cibao creado y editado en Santiago desde el 11 de julio de 1891 por Ulises Franco Bidó. En 1872, Puerto Plata tiene su primer diario, denominado “El Porvenir”, creado bajo la égida de la Sociedad de Amigos Extranjeros del País.
“El Eco de la Opinión”, fundado en 1883 por Francisco Gregorio Billini, favoreció el establecimiento de la primera  Asociación de Prensa de la República Dominicana.
La prensa durante la dictadura de Ulises (Lilís) Heureaux
Ulises Heureaux subió al poder en varios períodos gubernamentales: del 1 de septiembre de 1882 al 29 de enero de 1883; entre el 6 de enero y el 27 de febrero de 1887, y por último, a partir del 30 de abril de 1889 hasta su muerte, ocurrida mediante magnicidio en 1899 en la ciudad de Moca.
Con el último ascenso de Ulises (Lilís) Heureaux al poder, en la República Dominicana en el año de 1887, se inicia una etapa de férrea dictadura, que solo vio su fin12 años después con el magnicidio, ocurrido en Moca en 1899.
Para la época, el periodismo escrito había cobrado auge a partir de los nuevos avances tecnológicos, que incluía el marcado progreso de la telegrafía y la cablegrafía, lo que fue aprovechado por la dictadura, como ha ocurrido en todas las dictaduras del mundo, en el que los avances son llevados muchas veces a procesos de retroceso a partir de la utilización de los mismos para el sostenimiento de situaciones en la que los derechos humanos son conculcados.
Es bajo estas premisas que se restringieron las libertades públicas y de contenido de los medios a través de lo que fue llamado “La Ley Mordaza”, que exigía requisitos extremos al alcance de muy pocas personas para acceder a la fundación de un medio de comunicación.
Solo con la muerte del tirano fue posible la derogación de La Ley Mordaza y la vuelta a las libertades públicas para la sociedad, pero también muy particularmente para el periodismo,
Las dictaduras, en cualquier lugar del planeta, siempre se han caracterizado por el avasallamiento de los derechos civiles, por los ultrajes y actitudes despóticas contra los medios de comunicación, a los que, generalmente usan a su conveniencia y los convierten en títeres y, si no se dejan, los aplastan, llevándose entre las patas el pequeño ducto de aire de libertad de que puede disfrutar una nación en manos de un tirano.
La coerción de la libertad de expresión de la sociedad y el dominio del pueblo son las vías de control social utilizados por déspotas para satisfacer sus ambiciones y megalomanías, para quienes la represión y el temor es la única vía conocida  para gobernar.
Es en este ambiente en el que se manejaba la prensa dominicana de entonces, de la cual, muchos de sus periodistas sufrieron en carne propia los desmanes de la dictadura, como recurso para sostenerse en el poder.
Fue justamente esa situación de oprobio el caldo de cultivo necesario para el inicio de un tipo de periodismo que a lo largo de los años ha cobrado auge, no solo a nivel del periodismo escrito, sino también del periodismo radial, televisivo y las muy actuales redes sociales: el periodismo de opinión.
Ulises Heureaux inició su primer mandato presidencial el 1.° de septiembre de 1882, hasta el 29 de enero de 1883, encabezando al Partido Azul. Esta primera etapa se caracterizó por un afán de unificación, establecer los principios de lo que pretendía ser una economía sustentada en la industria azucarera  y, paradójicamente, sumar su gobierno al concierto de naciones que pugnaba por las libertades sociales
Por lo menos, en teoría, fue el proyecto de nación que presentó el general Heureaux a la hora de tomar el poder gubernamental. Tal parece que este proyecto fue descartado en los siguientes mandatos de Lilís, por lo menos en lo relativo a las libertades públicas, puesto que la represión fue el sello distintivo de sus dos subsiguientes mandatos, lo que favoreció su ajusticiamiento por parte de un joven, -casi niño, en la ciudad de Moca en 1899.
La dictadura en la que sumió Heureaux a la República Dominicana arrastró consigo todo vestigio de desarrollo económico, sumiéndola en una profunda bancarrota que favoreció el surgimiento de la inestabilidad política, lo que favoreció la intervención norteamericana de 1916 y hasta 1924, etapa en la que las aduanas dominicanas fueron intervenidas militarmente como forma de asegurar el pago de la deuda contraída con los Estados Unidos.
“Lilís”  no consideraba que los dominicanos tenían capacidad para escoger y dirigir su destino como sociedad y entendía que las líneas de mando para lograr los cambios deseados tenían que ser impuestos desde arriba, con mano  dura y sin oposición y que cuando esta apareciera, había que silenciarla por las vías y con los métodos necesarios para no crear adeptos a estas ideas dentro de la población.
A pesar de la crisis política, económica y social en la que Heureaux sumió al pueblo dominicano, durante el segundo período de gobierno surgieron nuevos periódicos y floreció un interés inusitado vinculado a los medios de comunicación en el país.
Estos medios sirvieron en su momento como vía para las enconadas luchas políticas y para sostener las campañas electorales que dieran como resultado el surgimiento de nuevos aires políticos. “El Sufragio” y  “El Voto Libre” fueron testimonio de lo que antes señalamos.
La prensa, como hasta ahora, era eminentemente política, como reflejo de la siempre oscilante realidad dominicana, cuyo péndulo estaba en manos de los que movían los hilos del poder político y del poder económico, que muchas veces, también como ahora, estaban en manos de un solo grupo.
En  1883 ocurrieron dos hechos que marcaron la historia del periodismo escrito en República Dominicana: el primero fue el encarcelamiento del director del periódico “La Libertad”, Enrique Taylor, a quien se le encarceló para que diera los nombres de los autores de un artículo publicado en el periódico que dirigía, denominado “Receta para embalsamar el cadáver de la patria) y la persecución de que fue objeto el director del periódico “La Alborada”, Eugenio Deschamps, por parte del gobierno de Ulises Heureaux, lo que devino en la salida del país del periodista, creando un precedente funesto en la historia del periodismo escrito nacional
No todos los periodistas estaban en contra de Ulises Heureaux. El poeta Juan Antonio Alix elogiaba las acciones del tirano de forma recurrente
“Durante la tiranía circulaban en el país impresos clandestinos (elaborados en el exterior) en relativa cantidad y variada importancia. Además, fue mayor la presencia de los famosos pasquines, los cuales eran una muestra de gran atrevimiento.  De acuerdo a lo planteado en el libro “La Prensa Clandestina”, en las paredes de la casa del dictador aparecieron letreros contrarios al régimen. Entre ellos: “Abajo el mañé // Abajo el negro”, destaca una publicación digital sobre la historia de Ulises Heureaux, haciendo alusión a la supuesta vinculación racial de este con los haitianos.
“En 1889 es publicado el “Boletín de Debates”, el cual se hizo cargo de la publicación de la Gaceta Oficial. En Puerto Plata, el director de “El Porvenir”, fue apresado en febrero de 1896, y el 25 del mismo mes fueron detenidos el escritor Rafael Abreu Licairac, y Arturo Pellerano Alfau, quien era propietario de “Listín Diario”, por haber contravenido la circular del Ministro de Interior sobre el enfoque que la prensa nacional debía dar a los asuntos relacionados con Cuba”, dice la reseña biográfica sobre el dictador.
Otro periódico que “Lilís” combatió fue “El Tiempo”, por haber sido publicado en este un editorial titulado: “Señores de Horca y Cuchillo” en 1897.
Durante la dictadura de “Lilís” se produjo un progreso notable en aspectos como la telegrafía y la cablegrafía en el país, lo cual contribuyó con el auge técnico de la prensa nacional.
Ahora, en lo que respecta a la libertad de contenido, era restringida, incluso, poco tiempo antes de ser ajusticiado, “Lilís” decretó una “ley mordaza” que limitaba la prensa y que imponía una serie de “requisitos” para la fundación de un periódico.
A continuación, una lista de los impresos realizados en República Dominicana durante la dictadura de “Lilís”:
1882.- “El Eco del Pueblo”, publicado en Santiago.
1883.- “Diario del Ozama”, “El Teléfono”, “El Aprendiz”, “El Ensayo”, “El Volteriano”, “La Trompeta”.
1884.- “El Voto Libre”, “El Gladiador”, “El Avisador Comercial”, “Pluma Libre”, “El Progreso”,  todos publicados en Santo Domingo.
“El Derecho”, “La Bandera Nacional”, estos publicados en Santiago.
“El Adalid”, “El Eco de Moca”, “El Oasis”, publicaciones hechas en Moca.
1887.- “El Orden”, “El Boletín Municipal”.
1889.- “Boletín de Debates”, “La Claridad”, “Listín Diario Marítimo”.
1890.- “El Demócrata”, “La Hoja Diaria”.
1891.- “El Gorro de Dormir”, “El Clamor Nacional”, “La Avispa”.
1892.- “La Bola de Fuego”, “El Simbolismo”.
1897.- “El Bufón”, “El Eco de la Patria”, “El Anunciador”.
1899.- “El Pacificador”, “El Coño”.
El periódico “El Coño”, se caracterizó por su agresividad en contra de las humillaciones que se hacían a la nación dominicana, y por su duración efímera.
Hitos del periodismo escrito al inicio del siglo XX
En resumen, como comentábamos al inicio de esta compilación-investigación, el nacimiento de los medios de comunicación ha estado vinculado a todo lo largo y ancho de su historia al devenir político de la nación. De hecho, muchos de los primeros editores de periódicos pertenecieron al movimiento libertador, o restaurador o participaban de una forma u otra de las lides políticas.
En pocos años, la República Dominicana, convulsa e inestable, vivió experiencias políticas que marcaron su futuro y perfilaron la línea de participación social, incluso en el campo de los medios de comunicación. El gobierno dictatorial de Ulises Heureaux, -Lilís-, quien dirigió al país durante un período de doce años de “terror y represión”, en los cuales encarceló varias veces a Pellerano Alfau, del “Listín Diario”; el gobierno de Ramón –Mon- Cáceres, durante el cual las aduanas pasaron a manos del gobierno de los Estados Unidos de América, en cesión de pago por la deuda contraída por el gobierno dominicano con USA, mediante un acuerdo denominado Convención Dominico-Americana; el surgimiento de la Primera Guerra Mundial y  la invasión norteamericana de 1916 hasta  1924 fueron el telón histórico de fondo para diferentes hechos de perfil mediático que se sucedieron.
Es durante esta época que se crea la Escuela Nacional de Telegrafía. En 1908 se consagra la libertad de prensa en la Constitución de la República Dominicana. Para 1911 se estableció el servicio radiotelegráfico a través de una estación que se instaló en la ciudad de Santo Domingo, siendo las informaciones y noticias captadas a través de este servicio asumidas por los periódicos a través del cable francés, lo que ofreció una nueva perspectiva noticiosa y el período de inicio de la profesionalización del periodismo escrito.
  1. a) El 16 de noviembre de 1915 se fundó  en la ciudad de Santiago el periódico “La Información”, que este año (2015) cumplirá un siglo de fundado, trabajando de manera ininterrumpida.
  2. b) En 1882 se funda “El Telegrama”, con el que se inicia el diarismo a nivel nacional. Este periódico fue fundado por el reconocido intelectual y escritor César Nicolás Penson.
  3. c) En 1883 se crea la Asociación de Prensa Dominicana, fundada por Francisco Gregorio Billini.
  4. d) El 1 de agosto de 1889 el empresario naviero Arturo PelleranoAlfau fundó el “Listín Diario Marítimo”
  5. e) La prensa dominicana recibió grandes aportesen el orden educativo, moral, político, intelectual y socialpor parte del insigne puertorriqueño Eugenio María de Hostos, a partir de convertir a República Dominicana en su domicilio y lugar de residencia, y editar su propio periódico denominado “Las dos Antillas”.
  6. f) En 1915 nace el periódico santiaguero “La Información”, vigente en nuestros días.
  7. g) La llegada al país del sistema telegráfico favoreció la publicación de artículos internacionales en periódicos de la República Dominicana.
  8. h)  La colocación puntera de la prensa como medio de comunicación  y vía de expresión social del pueblo durante la intervención norteamericana,  a través de la Asociación Nacional de Prensa, dirigida por Arturo Pellerano Alfau, director de “Listín Diario”.
  9. i) En 1922 ve la luz el periódico “La Opinión”.

El auge del diarismo
El diarismo hace alusión a una publicación de periodicidad diaria que, impresa o digital, sirve informaciones noticiosas a una población.
A través del diarismo se perfila la historia de las naciones simplemente con el seguimiento a los hechos y acontecimientos que se verifican en un lapso de 24 horas dentro de un territorio.
Debido a las dificultades propias, y ya señaladas para la publicación, de que adoleció Santo Domingo, al igual que cualquier otro territorio en formación y evolución, los periódicos, primer medio de comunicación, tenían una frecuencia tardada.
No podemos imaginarnos en la época en que los medios eran manuscritos la presencia cotidiana de un periódico, debido a lo difícil que resultaba en el tiempo relatar los hechos de forma manuscrita. Por suerte, son etapas históricas ya superadas en las que los avances económicos y tecnológicos juegan un papel fundamental.
Es en este marco que empiezan a surgir las publicaciones diarias. La frecuencia menos dilatada con la que se editaba un medio era semanal, hasta que las necesidades del mercado y la fortaleza del sector de los medios de comunicación hicieron necesario la aparición del diarismo. Esto fue asimilado por la sociedad como un avance en lo relativo a la información y el manejo noticioso, poniendo las noticias en manos de la población casi al tiempo en que estas se sucedían, no obviando que para entonces también se contaba con los servicios cablegráficos y telegráficos que servían las agencias de prensa y que nos ponían en contacto con el mundo.
El “Listín Diario” fue y es el decano de la prensa diaria dominicana y el primero impreso en el sistema offset de toda América Latina. Una de sus características era la neutralidad en las luchas políticas, ya que hasta la llegada de este medio a la sociedad dominicanala prensa tenía características muy propias en las que la pasión y las posiciones radicales estaban presentes en cada palabra, debido a los niveles de politización que sufría no solo la prensa, sino la sociedad dominicana en pleno.
Para mediados del siglo XX en Santo Domingo existían tres diarios, duplicándose esta cantidad para 1969, con una circulación de más de cien mil ejemplares.
En lo relativo a las provincias, la prensa es escasa y de poca difusión para la fecha. San Pedro de Macorís y Santiago de los Caballeros son de las pocas provincias que cuentan con algún periódico escrito de trascendencia local, por lo que el peso de la prensa, tanto tecnológicamente como a nivel de lectoría y circulación, recae sobre la ciudad capital.
En este siglo XXI, en el que los medios de comunicación se han multiplicado, las redes sociales tienen un peso importante en lo relativo a la información y la velocidad con la que se sirve, no así necesariamente sobre la veracidad, credibilidad y objetividad del periodismo. El periodista no entiende el ejercicio del periodismo alejado del equipamiento que exigen los tiempos actuales.
Ya no se trata de las grabadoras de los años ochenta, mucho menos de tomar apuntes; la información periodística se sirve hoy con los mecanismos múltiples, diversos que ofrece la vida digital, cambiando el concepto común del diarismo.
La República Dominicana es el resultado de vastos períodos de guerras y disputas de poder, un país avasallado por fuertes dictadoras, pero aun así continúa en pie. Ocurre lo mismo entonces con la prensa dominicana, pisoteada por los mismos regímenes dictatoriales, ultrajada hasta más no poder por gobernantes despóticos enemigos de la plena libertad de expresión de las masas y del dominio del pueblo.
No es desconocido para nosotros que quizás la mayor gloria de las dictaduras sea tener los pobladores sometidos bajo un régimen donde sólo imperen el temor y la represión, un lugar donde hasta para respirar sea necesario solicitar permiso.
Hacemos la comparación entre nuestra prensa y la nación dominicana, debido a que ambas han sido coartadas de ciertas libertades en el devenir de los tiempos.
Un ejemplo vivo de represión y humillación nacional lo sufrieron en carne viva algunos de los gallardos periodistas que hicieron correr su voz en contra de la dictadura del Gral. Ulises Heureaux, mejor conocido como “Lilís”,  quien luego de sentar las bases de su dominio sobre las masas, utilizó la represión y persecución en contra de todo aquel que atentara contra su gobierno e intereses.
La situación de caos en la cual estuvo sometida la prensa dominicana durante este régimen dictatorial, asentó las bases para lo que se conocería más adelante como periodismo de opinión, lo cual ocurre una vez  terminada la dictadura tras la muerte del déspota Ulises Heureaux.
En este trabajo desarrollamos de manera resumida el trato que dio “Lilís” a la prensa de la época, además de hacer referencia al surgimiento del diarismo.
“El Diario”, periódico de Santiago que dejó huellas en la prensa nacional
En 1902, Agustín Acevedo, JM Vila Morel y Ramón Emilio Peralta fundan el periódico “El Diario”, en Santiago de los Caballeros.  Fue uno de los periódicos de más larga vida, dentro de esa etapa convulsa, el cual desapareció en los primeros cinco años del inicio de la tiranía trujillista.
“El Diario” fue el primer medio de comunicación escrito que estrenó la técnica del linotipo en la República Dominicana, con lo que el tipógrafo, que requería la colocación de letra por letra y tipo a tipo, pasó a formar parte de la historia de la prensa escrita.
“El Diario”, de la ciudad de Santiago, fue otro  de los periódicos afectados por la represión trujillista. Mario Guerra, periodista del mismo, mostró abierto rechazo a la toma de posesión de Rafael Leónidas Trujillo Molina y unió su pluma a los movimientos montoneros surgidos en la época, como el caso de la rebelión del general Desiderio Arias. El famoso ‘Manifiesto de Mao’, lanzado por Desiderio Arias, quien ya se había alzado en armas en los cerros de Gurabo, para explicar su acción, fue compuesto y tirado por Mario Guerra.  Asesinado Arias, Mario Guerra cayó preso y tras su libertad inició un periplo como exiliado, que incluyó a Haití, Cuba, Puerto Rico y Estados Unidos.
De regreso al país, Guerra “fue rendido por la miseria” y tuvo que aceptar una mesada del Partido Dominicano. En marzo de 1944 lo fueron a buscar a Guayubín  y lo llevaron a la sección Jeremías de La Vega donde lo exterminaron a garrotazos. El cuerpo de Mario Guerra fue lanzado a un hoyo, en el interés de borrar de la mente de los dominicanos el trabajo admirable que  hizo en rechazo de la incipiente tiranía y la búsqueda de una nación cimentada en valores democráticos. Este asesinato fue una de las principales muestras de rechazo a los derechos individuales y colectivos y a la libertad de expresión
Según cuenta José Antonio Núñez Fernández, quien se autodenomina patriota, locutor e historiador dominicano, Mario Guerra y “El Diario” se convirtieron en un dolor de cabeza para la naciente tiranía, la que, en su interés de silenciarlo, llegó a comprar todos los periódicos de una edición para anular su circulación.
Ajusticiado Trujillo el 30 de mayo de 1961 y el gobierno siendo liderado por Juan Bosch, la libertad de expresión se veía en los medios por la apertura y el levantamiento de la censura sobre los mismos. Derrocado el Prof. Bosch y colocado el Triunvirato en el gobierno se crean disturbios en la sociedad y en la transmisión de información.
La prensa y la invasión norteamericana de 1916
El 29 de noviembre de 1916 se produjo la primera ocupación del territorio dominicano por parte de los “marines”estadounidenses y se instauró un gobierno militar que decretó la suspensión de publicaciones de cualquier tipo que, a su juicio, “atentara u ofendiera el orden establecido”.
Como mecanismo de control para las publicaciones se estableció una oficina que comúnmente se conoció como: “El Lápiz Censor”, todo el material que iba a ser publicado era minuciosamente revisado allí. Con un lápiz rojo se marcaban aquellas frases que debían ser suprimidas.
Durante la ocupación militar norteamericana (1916-1924) la prensa nacional jugó un papel preponderante en las denuncias de los abusos y atropellos cometidos. La represión, la censura y la falta de garantías para ejercer el periodismo eran la constante, sin embargo, hubo comunicadores que desafiaron el oprobio para cumplir con su rol.
La violación de la ley de censura provocó el encarcelamiento de decenas de periodistas, así como el cierre de varios medios y el exilio de algunos comunicadores, quienes se fueron al extranjero.
Entre los periódicos que más se destacaron por enfrentar en sus páginas la ocupación se encontraban:  “Listín Diario”,  “El Tiempo”, “Diario Nacional” y “La Información”, de Santiago (este medio fue incluso suspendido varias veces por el gobierno militar y sus redactores encarcelados).
El gobierno norteamericano intentó al menos en términos mediáticos “suavizar” su postura y en enero de 1920 abolió la Ley de Censura impuesta en 1916. Sin embargo fue una especie de jugada para quitar presión en el ambiente internacional, ya que continuó un fuerte nivel de presión a la libertad de prensa y expresión.
Los medios de comunicación del país y toda la élite pensante y participante en su desarrollo organizaron lo que fue llamado el  Congreso de la Prensa, realizado en 1920, el cual se constituyó en un hito en la vida social y mediática de República Dominicana, por convertirse en un espacio de repulsa a la segunda censura previa sufrida por los medios desde la anexión de Pedro Santana del país a España.
Esta nueva censura, establecida por los norteamericanos durante la primera invasión a territorio dominicano con el pretexto de tener mayor control de las aduanas del país, fue rechazada abiertamente por los medios y los amantes de la libertad de expresión, convirtiéndose el Congreso de la Prensa en un baluarte en la defensa de la soberanía nacional y en contra de la ocupación militar de los “marines”.
Para el año 1922 se dio inicio al proceso de desocupación de la República Dominicana, designándose un gobierno provisional que encabezó el empresario dominicano de ascendencia italiana Juan Vicini Burgos.
Rafael Leónidas Trujillo y la prensa
La tiranía de 31 años que vivió República Dominicana destruyó en gran medida los más de 40 periódicos de que disponía el país a su ascenso. De todos es conocido que los medios de comunicación son, sobre todo los comprometidos con su nación, de los primeros enemigos a que se enfrenta un dictador tras su ascenso.
La maquinaria opresora y asesina requiere del mutismo o adhesión de los medios de comunicación para impedir que el pueblo ejerza el sagrado derecho a la información y, de esta forma, alcanzar el desconocimiento e inercia necesarios para sostener un gobierno de facto, fundamentado en la opresión y el envilecimiento.
La mayor parte de los medios escritos que se mantuvieron en pie durante la tiranía fueron convertidos en libelos al servicio del tirano o, simplemente, en folletos, pasquines o revistas sin criterio periodístico y sin utilizar el medio como un baluarte de defensa de la nacionalidad.
En 1934 Trujillo instauró el Día del Periodista” como una fecha importante dentro  del calendario nacional, mas varios periódicos fueron afectados por la represalia que tuvo el mandatario con la libertad de expresión de los periodistas.
Uno de estos fue el “Listín Diario”, el cual siempre estuvo bajo la mira de Trujillo,  debido a que su fundador, Pellerano Alfau, era un abierto simpatizante de Horacio Vásquez, quien sufrió un golpe de Estado que dio como resultado la llegada al poder del que posteriormente fuera el tirano más cruel de toda América, razón por la cual el periódico este medio mostró su rechazo a la toma de posesión de Rafael Leónidas Trujillo Molina, lo que propició una guerra abierta entre Trujillo y el diario, al punto de ser vandalizado por la Banda 42 y su director , Arturo Pellerano Sardá, encarcelado por algún tiempo.
A la salida de la cárcel PelleranoSardá fue nombrado diputado ante el Congreso Nacional. La posición política del periódico cambió a la salida de su director de prisión, pero esto no favoreció su relación con el gobierno, que le negó apoyo publicitario y mantuvo presión económica sobre el mismo, llevándolo al cierre en 1942.
En el ensayo de Mariela Mejía, denominado “La prensa escrita dominicana durante la Era de Trujillo”, escrito para optar por la maestría de periodismo en español por la Universidad de Miami, la autora señala que: “’La Nación’ fue el diario oficial del régimen y, en su momento, llegó a ser uno de los  periódicos mejor estructurados del país hasta su desaparición en el año 1963, dos años después de la caída de la tiranía”.
El periódico “El Caribe” nació en pleno sistema y también fue patrocinado por Trujillo. Sus páginas se doblegaron a las reglas periodísticas de la dictadura hasta poder adoptar un estilo propio y objetivo cuando cayó el “imperio”.  Así también, “La Información”, de Santiago, transformó sus páginas en espacios en los que Trujillo era quien “escribía”. De igual manera los editoriales de los periódicos mantenían un espíritu de sumisión al “Benefactor de la Patria”.
Las publicaciones de la época eran también un mecanismo de desvío de la atención y realidad de la tiranía ya que en muchas de sus páginas se difundían informaciones de carácter social, deportivo, casero o de moda.
Es importante destacar que durante la Era se registró un 80% de analfabetismo y un alto porcentaje de la población vivía en la zona rural, lo que representaba una ignorancia que facilitó a Trujillo cometer sus acciones irregulares. En tanto, miembros de la clase intelectual pasaron a apoyar a Rafael Leónidas aunque muchos lo hicieron como mecanismo de protección. En vista de ello, la prensa no encontró un apoyo para rebelarse en contra de su opresión.
Como ya hemos dicho, a la llegada de Trujillo al poder la prensa contaba con una interesante representación. Eso no significaba que la sociedad dominicana había alcanzado los grados de madurez y de conciencia colectiva necesarios, pero sí era relevante la presencia de medios escritos a lo largo y ancho de toda la geografía nacional.
Aunque muchos de estos medios se caracterizaban por su corta duración y su participación directa con las sociedades literarias y culturales, lo que les daba un perfil a sus informaciones, los medios contaban con un rasgo de interés político, económico y social que, aunque no definido, infería lo que sería la prensa nacional dentro de una sociedad más madura. Talvez la razón de esta falta de definición estaba enclavada en el subsidio que la prensa recibía, lo que da sentido al número de medios existentes en la época.
En Santo Domingo, “Listín Diario” lideraba  el grupo que tenía cerca de una docena de medios, con una circulación de unos mil ejemplares.  Estaban además el vespertino “La Opinión”, “La Tribuna”, “Nuevo Domingo”, “Diario del Comercio”, “Nuevo Diario”, “El Esfuerzo”, “Bahoruco”, “Anacletas” y “Perfiles”, entre otros.
Santiago de los Caballeros contaba con 16 periódicos de perfil noticioso, aunque no todos de larga data, entre ellos “La Información”, “El Diario”, “Anunciador”.
En el este del país, San Pedro de Macorís era la provincia líder en medios escritos: “Diario de Macorís”, “Boletín Mercantil”, “El Este”, “Fémina”, “Gaceta del Este”, “Humor y Comercio”, “La Palma” y “El Semáforo”.
Por su lado, Puerto Plata contaba con “El Porvenir”, “Boletín de Noticias”, “La Evolución” Y“El Paladín”. La Romana disponía de “El Heraldo” y “El Triunfo”.
San Francisco de Macorís tenía para las fechas a “El Anuncio” y a “El Universal”. En La Vega estaban “El Progreso”, “La Palabra” y“Juventud Escolar”; mientras que en Azua tenía presencia “El Dominicano” y “Athene”.
Baní, para la época en que Trujillo tomó posesión del cargo de primer mandatario, contaba con “Ecos del Valle” y la provincia de Barahona con “El Momento”. La provincia Espaillat tenía “La Voz de Moca”; y Montecristi a “El Regional” y “El Pueblo”.
Higüey tenía el periódico “El Civismo” y San Juan a “El Correo”. Samaná, por su parte, tenía a “Prensa Local” y El Seibo  a “El Oriental” y “Plus Ultra”.
En 1940 Trujillo fundó el periódico “La Nación”, que acaparó todas las suscripciones del territorio. El 14 de abril de 1948 nace el periódico “El Caribe”, en cuyo contenido contemplaba la sección “Foro Público”, donde denunciaban a los enemigos del régimen y los que caían en desgracia.
La prensa en la etapa democrática
A partir de la década de los años 80 la mujer comenzó a incursionar en el ámbito de los medios masivos, siendo esta uno de los pilares a la hora de realizar la labor periodística.
El Día del Periodista es instituido por Trujillo en el año  1934 como un mecanismo de dominio y al mismo tiempo una falsa muestra de valoración de las libertades públicas de cara al mundo libre, lo que terminó en un cercenamiento de todo lo vinculado a la libertad de expresión.
Una de las vías expeditas de dominación de las dictaduras son los medios de comunicación, por lo que no debió resultar extraño para la sociedad dominicana de entonces el que para 1940 Trujillo fundara el periódico “La Nación”, al que estaban obligados a suscribirse todos sus acólitos.
El periódico “El Caribe” nace como respuesta a estas mismas necesidades de dominación y el 14 de abril de 1948 ve la luz este medio de comunicación, que  posteriormente y a petición del Jefe creó una sección denominada  “Foro Público”, donde se denunciaban las acciones que, en contra de Trujillo y su régimen, cometían sus enemigos o aquellos casos de acólitos que, no satisfaciendo la megalomanía del sátrapa, eran condenados al ostracismo o a la muerte pública, cuando no física.
La creación del “Foro Público” es la muestra palpable de cómo un oficio creado para dignificar una sociedad puede terminar siendo un trabajo deleznable en manos de amanuenses postrados ante el poder y el miedo.
“Personas de niveles medios y bajos recurrían circunstancialmente a esta sección mefistofélica valiéndose de algún dirigente del Partido Dominicano en su pueblo, o de algún allegado al gobierno, con el cual entraban en contacto de alguna manera (visita de este al campo, entre otros.). Hacían públicos sus problemas apremiantes (amenazas de desalojo,  de cancelación, despojo de bienes, macuteo de civiles y militares, persecuciones por razones  personales, entre otros.) y las más de las veces lograban soluciones a sus problemas con escarmiento a los culpables, porque si bien el Foro Público constituyó una “picota” (al decir del doctor Joaquín Balaguer) o una hoguera de la moral, como le llamó, faltaríamos a la verdad si se silencia el perfil positivo de aproximadamente una quinta parte de las cartas,  por cuanto resultaban reguladoras de desbordes de la autoridad. Eran “foros” controladores de los excesos de las autoridades militares, civiles y políticas, y, en su conjunto, daban la sensación de termostato de la relación de los de arriba con los de abajo”. Página 36 del libro “El Foro Público en la Era de Trujillo”, de Lipe Collado; mayo 2000/Tercera edición.
Ajusticiado Trujillo el 30 de mayo de 1961, llega al poder el gobierno liderado por Juan Bosch, tras las primeras elecciones democráticas en más de 30 años. Fue un periodo en el que se disfrutó de libertad de expresión en los medios por la apertura y el levantamiento de la censura sobre los mismos. Siete meses más tarde, derrocado el profesor Bosch y colocado el Triunvirato en el gobierno, se crean disturbios en la sociedad y en la transmisión de información.
El 11 de septiembre de 1966 fue fundado el periódico vespertino “El Nacional” por el doctor Rafael Molina Morillo y dirigido por Radhamés Gómez Pepín, el cual se destacó por su oposición al gobierno de Joaquín Balaguer, quien violentaba las libertades públicas bajo una cortina de falsa democracia, lo que tuvo su representación máxima con las muertes de Gregorio García Castro y Orlando Martínez Howley.
El periódico “El Nacional” ha sido un medio vanguardista durante toda su historia, defensor de los derechos humanos universales y de las causas justas de la sociedad dominicana.
La década de los años 70 fue considerada como la etapa en la que más periodistas desaparecieron  y fallecieron de toda la historia dominicana. Algunos periodistas fueron asesinados como producto de la intolerancia política y la necesidad de acallar las voces que mostraban al mundo la verdadera situación política dominicana, además de los ya mencionados, fueron Enrique Piera, Guido Gil y Marcelino Vega.
La prensa de distribución gratuita
Por prensa de distribución gratuita se entiende aquellos medios de comunicación escritos que fundamentan el ciento por ciento de sus ingresos en la publicidad, dándole al público los servicios de la prensa de manera totalmente gratuita. Este tipo de prensa ubica su blanco de público en los estratos poblacionales de alta densidad, en los sectores de clase y en aquellos cuyo perfil está previamente identificado, como el  económico, comercial, político, etcétera.
A nivel mundial se estrena en Estados Unidos en 1940 con el periódico “Contra Costa Times” y no es hasta 50 años después cuando Europa, particularmente España, inicia los servicios de prensa de distribución gratuita.
En América Latina, el país pionero en este tipo de periodismo escrito es Argentina, quien después de más de 94 años de editar el periódico de pago “La Razón”, lo transforma en 1999 en periódico de distribución gratuita.
En República Dominicana no es hasta el año 2001, período decisivo para este tipo de prensa, cuando surge la distribución gratuita, la cual inicia con la creación del periódico “Diario Libre” en 2001, un matutino con circulación de lunes a sábado. Un mes más tarde, “Listín Diario” crea su propia versión de distribución gratuita llamada “El Expreso”. El periódico “Última Hora”, uno de los dos vespertinos de paga del país, se transforma en 2001 en gratuito, en lo que pareció una decisión apresurada o poco pensada, pues un año después se produce el cierre del mismo, quedando hasta el momento solo dos periódicos físicos de distribución gratuita: “Diario Libre” y “El Día”,  este último perteneciente al Grupo de Comunicación Corripio, el cual inició su edición gratuita en 2002.
El 17 de marzo de 2004 fue fundado clavedigital.com, el primer periódico de origen o principios digitales, de carácter investigativo, que pasó a venderse de manera impresa y colocarse dentro de los estándares de los diarios tradicionales.
Composición de la prensa dominicana en la actualidad
Enla actualidad (2015), República Dominicana cuenta con  periódicos impresos de circulación nacional como son “Listín Diario”, “El Caribe”, “Hoy”, “El Día”, “El Nacional” (el único vespertino en los actuales momentos); “El Nuevo Diario”, “Diario Libre”, “La Información”.
Además, la nación cuenta con una serie de periódicos digitales que cumplen un rol dentro del espectro de los medios de comunicación escritos, como son: Almomento, Z101 digital, Acento, Noticias SIN, Dominicanoshoy, Impacto Deportivo, 7días, Ciudad Oriental, Puerto Plata digital, Noticias 24horas, Diario Digital RD, El Masacre, Puerto Plata habla, Noti Sur Baní,  El Java, El Siembra Hielo,  Dajabón 24 horas,  Diario Dominicano, La Columna de Walker,  Las Principales, Diario Noticias, entre otros.

Del periodismo escrito al ciberperiodismo
Si se analiza detalladamente, el periodismo escrito ha sufrido cambios de gran importancia, no solo en República Dominicana, sino también en el resto del mundo.
Lo que empezó como manuscritos hechos en hojas sueltas, o mucho más allá, grafías e imágenes impresas en las rocas de las cuevas, se ha consolidado en el tiempo convirtiéndose en muchos casos en el baluarte de la democracia de los países.
La revolución tecnológica que inició en los medios a finales de los años ochenta y principios de los noventa es hoy una realidad innegable, que ha transformado no solo la forma, sino también el fondo del cómo hacer periodismo escrito. Las imágenes, que antes eran soportes de la información escrita, hoy cobran inusitada importancia dentro de los recursos que ofrecen las nuevas tecnologías.
El periodismo escrito, a pesar del peso que tienen aun los periodistas formados bajo el fuego del diarismo y las universidades e institutos superiores, cobra un nuevo giro con la presencia de un nuevo “periodismo ciudadano”, muchas veces poco consciente, poco comprometido, veraz o responsable, pero mucho más ágil, mucho más directo y con capacidad para llegar a más personas, motorizando un cambio importante entre los ciudadanos que cada vez asumen el periodismo como un recurso más “sensorial” que mental.
Los periódicos impresos que habían sido renuentes a los cambios drásticos se han visto impulsados a generar verdaderas revoluciones tecnológicas a partir de cambios en los equipos y los medios para captar la recepción de nuevas noticias e informaciones.
Los años noventa vieron salir de las salas de redacción las antiguas computadoras en las que se montaban las noticias, previo cálculo matemático de los espacios, para dar paso a las nuevas tecnologías que incluían el uso (y abuso!) del internet.
Un poco más tarde, los diarios digitales se sumaron a los medios de comunicación  creando una nueva realidad virtual  a través del periodismo digital, lo que  produjo una revolución en la información tanto o más grande que la que provocó la entrada en vigencia de  los otros medios de comunicación en su momento.
Estos cambios no entraron de manera fácil. Por tradición, el ser humano se resiste a los cambios y en los casos de las empresas resultaba mucho más difícil, puesto que ponía a prueba metodologías, tecnologías y técnicas de trabajo que imperantes durante mucho tiempo y que permitieron la consolidación de poderosas fortunas sustentadas en los medios de comunicación, amén del poder mediático, político y social que sustentaban.
Esto provocó un sutil enfrentamiento entre los medios existentes y la nueva visión digital de la comunicación que, no pudiendo ser desplazada, obligó a los medios tradicionales  a enfrentarse al cambio a partir de mirarse a sí mismos.
Aunque el avance ha sido lento, sobre todo en naciones como República Dominicana, con rasgos de desarrollo sostenido, pero con un elevadísimo número de pobres  y de injusticia social que  fomentan el no acceso a los recursos necesarios para asumir nuevos y más avanzados roles, el camino no tiene vuelta atrás en lo relativo a los medios de comunicación.
Asimismo, la publicidad, sostén de los medios, ha sufrido cambios importantes  que han obligado a los medios escritos a replantearse el significado de lo relevante, lo auténtico y lo confiable a la hora de contar una historia.
De igual forma, la visión del publicite ha cambiado. Hoy, la presencia de contenidos patrocinados forma parte del nuevo quehacer periodístico que debe sumar a la veracidad, comprobación y confiabilidad el elemento publicitario para generar alianzas basadas en ganar-ganar.
Las guerras intestinas ocurridas durante la etapa previa al nacimiento de la República o las generadas a posteriori por el control del poder social, político y económico, no han desaparecido: se han transformado en función de la nueva realidad tecnológica abierta al mundo en sentido general, pero de forma muy particular a los medios de comunicación, sobre todo escritos.
La transparencia en la información, principio fundamental para hacer periodismo con credibilidad, es cada vez más obligatoria, debido a que las llaves de las “arcas de la información”  no están en manos de un grupo, sino que a ella tienen acceso sectores de la sociedad tan dispersos y heterogéneos que si nos negamos a asumirla corremos el riesgo de ser dejados al descubierto por los propios lectores.
Hoy por hoy, el tema en los medios no es si se superpondrá lo digital a lo tradicional, eso ya no preocupa a nadie, sino que  está dirigido a identificar nuevos nichos, conocer o crear nuevas formas para patrocinar contenidos sin desmedro de los valores fundamentales del periodismo. La calidad no está en juego. Cómo mantenerla sin zozobrar económicamente es la cuestión.
Y aunque la radio y la televisión parecieran haberse mantenido al margen de este debate en que se entendía solo el periodismo escrito ha estado envuelto, se han dado cuenta hoy que el cambio es la única forma de subsistir: los recursos de audio e imagen que explota el ciberperiodismo no dejan lugar a dudas de que este juego hace rato que empezó. Solo el que está preparado y en condición de transformarse ganará la partida.
Tomado de la Fuente;http://encuentrosinteractivos.do/historia-del-periodismo-escrito-republica-dominicana-antecedentes-los-medios-comunicacion/

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