Beatriz Galindo iba camino de ser monja
Nos ubicamos en una época fascinante para la Historia de España. Atrás quedaba la farragosa Edad Media. Un tiempo lleno de reconquistas, de mestizajes, de idas y venidas; un tiempo duro en todo caso. Las arcas de Castilla y Aragón se encontraban vacías, y no había fondos para apenas nada. Ocho millones de primigenios españoles se debatían entre la hambruna o la necesidad de viajar a otras tierras y conocer otras latitudes en busca de una mejor calidad de vida. Todavía no se intuía América, pero desde luego había que aplicarse a fondo en la resolución de algunos problemas.
Uno de ellos era Granada, la última presencia musulmana en la Península Ibérica. Por aquel entonces contaba con 800.000 habitantes dispuestos a defender hasta la última gota de sangre su querencia por Al-Andalus. Tiempos de guerra, tiempos de fusión entreReinos, tiempos de Alianza, y sobre todo, tiempo en el que floreció la idea de un Estado moderno, esa idea que hoy llamamos España, que llegó con la unión de las coronas Castellano-Aragonesas, y sus cabezas visibles Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón que se emplearon a fondo en la obtención del éxito, y a fe que lo consiguieron. 
No en vano los Reyes Católicos, bautizados así gracias a la intervención del Papa Alejandro VI, consiguieron dar el primer paso hacia una luminosa realidad. Pero necesitaron ser asesorados y se rodearon de lo más granado de la Sociedad del momento, y en esa parte de la Sociedad ilustrada y humanista se encontraba Beatriz Galindo.
Nació en Salamanca hacia 1465. Por entonces, esa ciudad era un hervidero cultural, con el Aula Salmantina, la Universidad fundada por el Rey Alfonso IX de León, y que daba magníficos resultados. En estos tiempos, los grandes Filósofos europeos propagaban su mensaje por las latitudes católicas (aún no había explotado la reforma Luterana, el Protestantismo). Por tanto, las grandes potencias católicas, Francia y España, Flandes, todos los pequeños Reinos y Repúblicas de Italia, Inglaterra…. se dejaban impregnar por esas corrientes humanistas.
Estatua en honor a La Latina
Beatriz Galindo formaba parte de una familia de linaje hidalgo pero venida a menos por la precariedad del momento, y para más inri, la familia era muy numerosa. Pero ella fue escogida como otras niñas de su tiempo para elClaustro Conventual, Beatriz iba a ser monja. Y sus padres decidieron que su hija se instruyera con profundidad en las lides del Latín. Sin elLatín no se podía rezar, no se podía acudir a laLiturgia, no se podían elevar Cánticos al Cielo. Era el único idioma con el que se podía comunicar una persona con Dios, el idioma universal, el que unía gentes y culturas, el que derribaba fronteras…
Las gentes cultas de aquel momento, hablaban Latín con más o menos fortuna, pero en el caso de nuestra protagonista ocurrió algo asombroso, y es que con escasos años de edad, mostró de inmediato unas dotes innatas para el aprendizaje de este idioma. Leía con avidez los clásicos, se expresaba con una fluidez tan fuera de lo común que dejaba incluso en vergüenza a algunos eruditos y catedráticos de la Universidad salmantina. Y poco a poco su fama se propagó, primero por Salamanca, luego por la Provincia, luego por el Reino, y ya empezó a ser conocida como La Latina.
Con 16 años era una auténtica experta en los textos clásicos, los que nos transmitieron los griegos y los romanos, y con especial dedicación se fijó en los libros y enseñanzas de un tal Aristóteles. El filósofo griego entusiasmó a  Beatriz. Aquella forma que tenía para hablar de las buenas gentes, de los buenos gobernantes, como deberían ser… instrucciones moralistas que provocaron la curiosidad de la joven salmantina. Seguramente uno de sus mentores más acreditados fue Antonio de Lebrija (el primer autor de la gramática castellana) que era un hombre de grandes luces, verbilocuaz, muy simpático, pero sobre todo profundamente culto y refinado. Y seguramente, aunque no está constatado, fue uno de sus profesores…
La gran Historia para Beatriz Galindo comienza hacia1486. En ese momento, tendría unos 21 años, y es cuando la Reina Isabel I de Castilla empezó a buscar profesores para sus pequeños, el Príncipe Juan el heredero a laCorona y para sus hijas, JuanaMariaIsabel y Catalina. La Reina Isabel sabía que ser culto en el siglo XV era realmente muy importante, y no pocos accedían a ese privilegio, por lo que quiso procurar la mejor educación a sus hijos. Y reclama para su Corte a Beatriz (que en ese momento se preparaba para ingresar en el Convento), pero la llamada de la Reina trastocó sus planes. Y aquí la tenemos, en la Corte. Se encuentra engrosando una lista de mujeres sabias, mujeres que están junto a la Reina en todo momento, que sirven de asesoras en situaciones delicadas, y que la acompañan incluso en cada viaje que hacía.
Ella recibía un tratamiento de Criada (o al menos ese era el sueldo que cobraba). Ella misma se autodenominó criada o moza de la Reina. Pero hay motivos más que justificados para pensar que Beatriz Galindo fue mucho más que eso. Fue amiga personal y fiel consejera de Isabel I. Cómplice y confidente. Y por supuesto, compartían su profunda religiosidad, puesto que eran fervientes Católicas, rezaban juntas y discutían sobre asuntos propios del Clero.
Pasaban los años, y la Reina empezó a preocuparse por la situación amorosa deBeatriz Galindo. Era guapa y tenía pretendientes, pero ella no se decantaba por nadie, seguía entregada a su religión, a seguir escribiendo y leyendo en latín, y, claro, no terminaba de decidirse por el matrimonio. Así que Isabel y Fernando le buscaron un candidato idóneo, un hombre entrado ya en madurez, llamado Francisco RamírezOficial de Artillería por más señas y hombre de absoluta confianza para los Reyes. No en vano les había servido en la Guerra de Portugal y en la interminableGuerra de Granada que ya venía prolongándose 10 años.
Nos encontramos en diciembre de 1491. Las tropas Castellano-Aragonesas se encuentran a las puertas de Granada, en el campamento de Santa FeFrancisco Ramirez (llamado por la Reina cariñosamente “El Artillero”) había enviudado y tenía 5 hijos a su cargo. Y Beatriz Galindo no vio mal la unión con este hombre. Era una unión serena que otorgo a la pareja casi 10 años de felicidad, en los que vinieron al mundo 2 hijos, Fernan y Nuflo. Unos días más tarde de la Boda, las tropas españolas entraban en Granada, y se ponía fin a los 780 años de presencia musulmana en la Península Ibérica.
Al poco, llegó ese designio de “Reyes Católicos” para Isabel y Fernando. Y llegó el gozoso descubrimiento de América, y la triste expulsión de 150.000 hebreosacompañados de otros tantos musulmanes hacía el exilio. Otros quedaron refugiados en Las Alpujarras. El marido de Beatriz Galindo les plantó cara allí, con tan mala fortuna de fallecer en combate. Corría el año de 1501.
Sello homenaje a Beatriz Galindo
El único consuelo para ella fue su querida amiga, su querida Reina Isabel. Y en ese momento asume un retiro voluntario de laCorte, pero solo se lo impide la petición personal de la Reina, y por eso decide quedarse allí, pero eso sí, absolutamente enlutada y entregada a obras de Caridad. Seguía inmersa en sus textos latinos, en sus libros, en sus legajos, pero ya nada era lo mismo. Sus hijos le daban consuelo, pero iban creciendo, y por desgracia no sobrevivirían a la madre. Murieron muy jóvenes.
Y el golpe definitivo fue en noviembre de 1504 con el fallecimiento de la propiaIsabel la Católica. Aquí si que abandono la Corte y se fue a su retiro voluntario, pero siempre estando pendiente de las noticias de Palacio. Por ejemplo, se enfadó muchísimo cuando el Rey Fernando se casó en segundas nupcias con Germana de Foix. Lo criticó abiertamente, no le gustó nada en absoluto.
En esos años dedicados a obras de Caridad, hay que atribuirla la fundación del primer Hospital para Pobres de Madrid, el conocido como Hospital de Santa Cruz. Y también la fundación de algunos Conventos, sobre todo deJerónimas. Una mujer llena de Bondad, llena de Amor a los demás, llena deCultura (siempre que hay Cultura en alguien, aparecen los mejores sentimientos, siempre, siempre). Su legado literario no es muy extenso, tan solo un par de cartas en latín, algunos versos, alguna anotaciones en los textos de Aristóteles y un documento único, un Testamento redactado por su pluma, impecable en la redacción. En ese Testamento dejaba toda su fortuna (porque llegó a ser mujer hacendada, porque cuando se casó, los Reyes le dieron como dote 500.000 maravedíes…) a la gente que lo estaba pasando realmente mal. Para que os hagáis una idea de la fortuna que era, el premio para el que avistase tierra en la expedición de Cristóbal Colón era de10.000 maravedíes, y eso ya eran dineros para la época. De hecho, en elHospital de los Pobres, no dejaban salir a nadie que no tuviera o el pan o el trabajo asegurado.
Por todo esto, Beatriz Galindo fue una mujer muy querida, y casi, Santa. Cuando la desenterraron para exhumar su cadáver para un traslado muchos años después de su muerte, el cuerpo permanecía incorrupto, intacto. Murió con casi 69 años en 1534. Beatriz Galindo “La Latina”, una de las mujeres más cultas y refinadas de su tiempo, una mujer que vio morir la Edad Media, y el renacer de una nueva intención, de la modernidad. Una mujer, como tantas que caminó con paso firme, y que abrió las puertas a otras como ella que dieron mucha gloria a esta Humanidad nuestra. Hoy en día, uno de los barrios más castizos de la capital madrileña, lleva el sobrenombre con el que la recordamos, La Latina…
” Posside sapientiam, quia auro melior est”   ” Poseer sabiduría, es mejor que poseer oro”