Las vías de comunicación en la Hispania Romana (VI): desarrollo de las vías según los miliarios
Se puede conocer la formación y el mantenimiento de la red viaria gracias a la epigrafía miliaria. Hay que señalar la existencia de dos trabajos fundamentales sobre los miliarios: el de M. Tarradell fue el primer trabajo sobre esta clase de epígrafes (1979) y el de G. Morote, más amplio que el anterior. En general, se puede distinguir aunque con excepciones, dos periodos en los miliarios: los del Alto Imperio con dedicatorias imperiales y que responden a la realización de obras de refección de las vías, y los del Bajo Imperio que actúan como instrumento de propaganda imperial y con obras de refección.
Para la Tarraconense contamos con los primeros miliarios en época republicana (segunda mitad del siglo II a. C.), momento en el que se constituye el embrión del sistema viario organizado que adopta la forma de Y invertida. No aparece ningún miliario más allá del Ebro pero se pueden atestiguar dos vías fundamentales: la vía Augusta por el litoral y la vía Augusta por el interior o Ibérica. El verdadero desarrollo de la estructura viaria de la Península Ibérica se produce bajo Augusto (9-4 a. C.). Éste manda construir la vía de Caesaraugusta a Pompaelo, la vía Augusta del interior hacia Asturica y Bracara, la vía Augusta del litoral hacia Castulo y la Bética y la vía del interior de Cartago Nova a Complutum. Tiberio continuó la labor de Augusto realizando el tramo Castulo-Saltigi-Ad Turres, el primer tramo de la vía 27 del Itinerario de Antonino entre Caesaraugusta y Numantia, la vía Pisoraca-Flaviobriga y la variante Caesaraugusta-Pompaelo. Claudio mantendrá la red trazada por sus antecesores mandando sólo construir una vía, de Barcino a Ilerda y potenciará el eje Ilerda-Osca-Caesaraugusta provocando el decaimiento de la vía Ilerda-Celsa. La datación de los miliarios de este emperador se datan entre el 43-44 d. C. y se distinguen dos momentos: el primero centrado en el Sur en torno a Castulo y el segundo centrado en el Norte. Para época de Nerón se conocen pocos miliarios para la Tarraconense, más para la vía de la Plata. Desde el punto de vista cronológico, se pueden distinguir tres fases: del 54-55 d. C. actuaciones sobre las vías Tarraco-Caesaraugusta y Pisoraca-Flaviobriga, del 58-59 d. C. actuaciones sobre la vía de la Plata y del 61-62 d. C., centrado en la vía Pisoraca-Flaviobriga.
Hay atestiguados tres miliarios de Domiciano que muestran la restauración de las vías Pisoraca-Flaviobriga, Castulo-Corduba y Caesaraugusta-Emerita Augusta. Se datan entre el 85-95 d. C. De Nerva hay varios miliarios en la Vía Augusta del interior, en el tramo Tarraco-Ilerda. Con Trajano aumenta la actividad restauradora que se desplaza hacia el interior, renovándose la red viaria en poco tiempo (98-100 d. C.) pero será Adriano el gran mantenedor de la red viaria en Hispania con un gran foco en Bracara Augusta (27 miliarios) y con una amplia restauración en el sector lusitano de la vía de la Plata (15 miliarios). Dónde menos actúa será en los conventus orientales de la Tarraconense con pequeñas ampliaciones y restauraciones. Creó la vía que atraviesa la Navarra media y en seis años (131-137 d. C.) trabajó en el tramo Augustobriga-Numantia, mandó construir la calzada que pasa por Andelo, restauró la vía Caesaraugusta-Pompaelo y la vía Augusta en el tramo Acci-Castulo. Las actuaciones sobre el entramado viario hispano disminuirá bajo Caracalla, a pesar de ello hay atestiguados un pequeño número de miliarios de este emperador en las vías Augusta, Castulo-Saltigi, Cartago Nova-Complutum, Caesaraugusta-Asturica, Caesaraugusta-Pompaelo y Pisoraca-Flaviobriga. Maximiano realizó una gran actividad viaria sobre la estructura ya establecida.
Decio realizará una notable aportación al sistema viario de la Tarraconense estableciendo nuevas vías con orientación norte-sur (250-251 d. C.), quedando así concluida la red viaria de esta provincia. A partir de este momento alcanzarán gran auge los miliarios honoríficos, destacando en el Bajo Imperio los miliarios de Constantino. Abundan los miliarios de Treboniano Gallo en la vía Augusta del interior y en dos vías que unen Caesaraugusta y Pompaelo. También es clara la presencia de miliarios de Póstumo en la vía 34, concretamente en el tramo Virovesca-Pompaelo. Los emperadores Ilíricos tendrán una presencia inestable en la Tarraconense. De Aureliano sólo se atestigua un miliario, al igual que de Tácito y Probo, el de este último en la zona media del Valle del Ebro. Caro y sus hijos tuvieron más representación. Con las Tetrarquías aumenta el número de miliarios. De Maximiano dos, de Galerio varios, de Constancio Cloro numerosos ejemplos, de Maximino Daia uno, de Flavio Severo dos y de Constantino se trasluce una notable actividad en la zona de Pompaelo. Será Constantino el que ponga fin al desarrollo de la actividad epigráfica sobre la red viaria en Hispania. Y finalmente, con Teodosio, del que se constata otro miliario en la vía Augusta, se pone fin a la historia documental del sistema viario romano en Hispania.
En la Bética, el estudio de la red viaria se basa en las fuentes epigráficas, ya sean inscripciones honoríficas, praefectum iterum, dedicatorias en puentes, o las más importantes, miliarios. Para esta provincia se constatan más de sesenta, que sirven para marcar distancias y mostrar la fidelidad a un emperador. Presentan varios problemas a la hora de abordar su estudio, como su reutilización y el cambio de lugar, también hay que indicar que son escasos los restos de miliarios para el número de vías existentes en esta zona, ya que la mayoría aparecen en la vía Augusta desde Gades a Castulo. Estos están muy bien fechados, predominando los miliarios de época Julio-Claudia, sobre todo de Augusto.
El hallazgo de miliarios nos permite conocer en mayor medida como los distintos emperadores se ocuparon de la red viaria de este ámbito, sobre todo en Andalucía. La época de máxima actividad será bajo Augusto, del que se han constatado la existencia de dieciséis miliarios, seis de ellos para el tramo de Lorca a Castulo entre el 9-7 a. C. que indican que para esta época la vía ya estaría finalizada. Esta actividad decaerá con sus sucesores, por ejemplo, de Tiberio sólo se conocen cinco miliarios, tres de Calígula, cinco de Claudio, cuatro de Nerón, cinco de Domiciano, uno de Vespasiano y uno de Nerva. Con Trajano y Adriano se renovará el interés por esta zona, ya que pueden identificarse seis y siete miliarios de cada emperador respectivamente. Esta tendencia continuará con Caracalla, al que se le relaciona con nueve miliarios. La mayoría de estos miliarios pertenecen al tramo de la vía Augusta de Castulo a Gades.
A partir de aquí, la actividad en la zona será menor, corroborada por el número de miliarios existentes, además a partir de este momento proliferarán los miliarios de carácter honorífico. Hay atestiguados un miliario de Treboniano, otro de Valeriano y Galleno, y otro de Póstumo, tres de Aureliano, uno de Numerario, dos de Maximiano, uno de Galerio, tres de la Tetrarquía, uno de Maximiano, otro de Constancio I y otro de Galerio. Dos miliarios de Constantino I, uno de Constantino, otro de Maximiano Daia, otro de Constantino I y Constantino II, otro de Crispo y otro de Constantino II y Constante. Dos miliarios de Constantino II, uno de Magnencio y otro de Decencio. Hay que señalar que la mayoría de los miliarios de los siglos III y IV pertenecen a la Vía Augusta, que será la ruta mejor atendida por los emperadores. Durante esta época la acción imperial sobre las vías será continuada hasta Valentiniano.
En Lusitania, el itinerario del que más información conocemos a través de los miliarios es la vía de la Plata, siendo la única fuente de información tras Augusto. Por esta fuente epigráfica conocemos las intervenciones de Tiberio sobre la vía en los años 24, 45 y 50 d. C., así como, que será Nerón el que realice la primera intervención global sobre esta ruta entre el 57-59 d. C. Para la época de los Flavios apenas tenemos noticias, corriente que cambia con Trajano, pues hacia el 98 d. C. se llevaron a cabo importantes obras de ingeniería, y con Adriano, que en el 121 d. C. interviene en la vía con clara intención propagandística. Con los Severos, a principios del siglo III d. C., se realizarán reparaciones escalonadas en el camino. Decio, en el 250 d. C., y Probo, en el 282 d. C., llevarán a cabo intervenciones locales que serán escasas con Decencio, Valentiniano I y Valente.
Vía|LOSTAL PROST, J., Los miliarios de la provincia Tarraconense, 1992; RODRIGUEZ COLMENERO, A., Miliarios e outras inscrincions viarias romanas do noroeste hispánico: (conventus bracarense, lucense e asturicense), Santiago de Compostela, 2004; HERRADÓN FIGUEROA, M.A., Vías romanas en la Bética: fuentes epigráficas
Más información|SILLIÉRES, P., Les voies de communication de l´Hispanie meridionale, París, 1990
Imagen|Mapa vías Hispania, Miliario Adriano vía Augusta, miliarios vía de la Plata
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