Resuelven el misterio de los centenares de niños muertos en India que desconcertó a los científicos durante décadas
- 3 febrero 2017
Durante décadas cada año entre mayo y julio cientos de niños de un estado del noreste de India llegaban de madrugada gravísimos al hospital, afectados de repente por fuertes convulsiones o ya en estado de coma, a consecuencia de una inflamación aguda del cerebro. El 40% moría.
Pero según los padres todos habían estado bien la noche anterior.
Los científicos estaban desconcertados: analizaban y analizaban y no encontraban conexión alguna entre los casos ni explicación fiable para esta epidemia, tan letal como recurrente.
Así, hasta hace unos tres años, cuando investigadores de los Servicios de Inteligencia Epidémica de India, llegaron a Bihar, el estado afectado, con la determinación de resolver el misterio.
Pista tras pista...
Desde 1995 distintos investigadores fueron ofreciendo hipótesis que fueron refutadas: llegaron a achacar el fenómeno a la insolación, a infecciones contagiadas por las ratas, los murciélagos o los tábanos y a los pesticidas utilizados para las plantaciones de lichis, omnipresentes en esta región india que produce el 70% de todas los lichis que se consumen en el país.
Pero varios factores los dejaban perplejos, como el hecho de que los casos, si bien frecuentes en una época específica del año, eran aislados, afectaban por ejemplo a un solo niño en una aldea y no parecían contagiarse entre hermanos.
Tampoco había signos de infección, porque muchas de las víctimas no tenían fiebre ni un número elevado de células blancas que así lo indicara.
Como si fuera un caso policial, durante dos años los científicos-detectives fueron examinando las vidas de los cientos de niños enfermos. Estudiaron todo lo que habían comido, bebido y hecho y fueron acumulando pistas.
También vieron cómo muchos morían frente a sus ojos, tan pronto como llegaban al hospital.
Solo entre mayo y julio de 2014 390 menores de 15 años fueron admitidos en los dos hospitales de la ciudad de Muzaffarpur, en Bihar, donde los científicos hacían sus análisis.
Revisando las muestras biológicas de unos 300 niños notaron algo que hasta entonces había pasado relativamente desapercibido: algunos de los afectados tenían niveles de glucosa muy bajos. Los que tenían el nivel más bajo tenían el doble de probabilidades de morir.
La mayoría de las víctimas eran niños pobres y sus madres solían decirle a los médicos que sus hijos no habían cenado apenas la noche anterior.
...y una conexión clave
Pero los investigadores solo lograron unir todos los cabos tras una conversación durante una conferencia en Atlanta, Estados Unidos, en 2013.
Fue entonces cuando otro experto mencionó la "enfermedad del vómito de Jamaica", que durante décadas causó estragos similares en esa isla caribeña.
Este mal, que también causaba inflamación del cerebro, convulsiones y hasta afectaba el estado mental de los niños, estaba causado por una toxina llamada hipoglicina A, un compuesto orgánico natural presente de manera particularmente concentrada en la fruta no madura conocida como ackee, consumida ampliamente en Jamaica donde es un ingrediente clave del plato nacional, ackee con pescado salado.
Hoy en día las abuelas y las madres jamaicanas le enseñan a sus niños a no comer la fruta no madura del ackee.
Y así fue como los investigadores indios pusieron sus ojos en una fruta pariente del ackee: el lichi.
Fin del misterio
En 2014 los científicos confirmaron que los lichis también contienen un nivel alto de hipoglicina A y concluyeron que los niños morían envenenados.
En efecto los casos suelen empezar a mediados de mayo y alcanzan su punto álgido en junio, durante el mes de cosecha de la fruta.
La toxina hace que el cuerpo no pueda sintetizar la glucosa, lo cual genera un nivel agudo de hipoglucemia, es decir, una concentración de glucosa en la sangre anormalmente baja que causa pérdida del conocimiento.
Pero mucha gente come lichis y no se pone enferma. Los expertos creen que la enfermedad afecta a los niños más pequeños porque sus niveles de azúcar ya estaban bajos a causa de la malnutrición y además no habían cenado la noche anterior.
Es decir, que la enfermedad aparece cuando los niños ya desnutridos comen lichis con el estómago vacío.
Sus conclusiones acaban de ser publicadas en la revista médica especializada The Lancet.
A raíz del descubrimiento, desde 2015 las autoridades de salud de la región india empezaron a decirle a los padres que les dieran de cenar a los hijos y que limitaran su consumo de lichis.
Para reducir la mortalidad los investigadores también recomendaron que se aplicara rápidamente una corrección del nivel de glucosa en los casos sospechosos que llegaran a los hospitales.
Como consecuencia, según los autores indios y estadounidenses del estudio, en dos años el número de víctimas pasó del centenar a menos de la cincuentena.
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