"Todo esto es mi culpa": Geoffrey Cardozo, el soldado británico que 35 años después de construir el cementerio en Malvinas / Falklands asesorará la exhumación de soldados argentinos sin nombre
"Todo esto es mi culpa", dice entre risas Geoffrey Cardozo, excapitán británico durante la guerra de las Malvinas/Falklands.
Se refiere al proyecto del Comité de la Cruz Roja Internacional para exhumar 123 cuerpos de soldados argentinos caídos durante el combate en 1982.
De los 649 argentinos que murieron en la guerra, 237 fueron enterrados en el cementerio Darwin, en la Isla Soledad.
Y en la lápida de 123 de ellos, en lugar de su nombre, dice "Soldado argentino solo conocido por Dios''.
Este lunes empieza el proceso de exhumación e identificación a través de muestras de ADN, que terminará en agosto.
Y Cardozo, que fue el encargado de reunir los cuerpos y construir el cementerio Darwin en 1982, estará ahí asesorando al equipo de médicos forenses argentinos y británicos que hará este trabajo aprobado por las familias.
En 2008, tres exsoldados argentinos estuvieron en Londres y se reunieron con excombatientes británicos como Cardozo.
El último día de la visita, en un taxi londinense, Cardozo les dio un informe con los datos que recabó cuando recogió y enterró los cuerpos.
Ahí nació "No me olvides", el proyecto de estos tres excombatientes que ha sido auspiciado por los gobiernos de ambos países e impulsado por personalidades como Roger Waters, cantante de Pink Floyd.
Antes de abordar un avión hacia Argentina, Cardozo habló con BBC Mundo.
¿Por qué pensó que era importante darles el informe?
Porque cuando ellos estuvieron acá me di cuenta que había muchas familias en Argentina que no sabían nada sobre el paraderos de sus hijos.
Eso, personalmente, me dolió mucho.
Desde entonces mantuve contacto con los excombatientes y estuve en Argentina y me reuní con las familias y organizaciones de veteranos.
No en universidades o conferencias, sino en el campo, donde están las familias más pobres, de indígenas, de esas que quizá fueron un poco olvidadas por Buenos Aires.
En un emotivo encuentro, pude decirles a esas familias que yo fui el último que toqué a sus hijos.
Eso significó mucho para ellos y les permitió llevar el duelo de otra manera y querer identificar los cuerpos.
Quién habría pensado que un soldado británico terminaría ayudando a las familias argentinas a llevar su duelo…
Es que hay un lazo especial entre cualquier soldado, no importa la nacionalidad. Estos soldados de Argentina y nuestros soldados son el mismo tipo de gente. Hablamos el mismo lenguaje porque somos soldados.
Es como si hubiese un punto de la guerra en el que todos los soldados que combaten se vuelven parte del mismo bando. Que los une su condición de humanidad. Que hay algo más allá de la política que al final termina ilustrando que la guerra, o el conflicto, en realidad es un poco absurdo.
Lo que dices es como música para mis oídos. Yo soy soldado, hago lo que hago, saludo a la Corona y defiendo mi país con cada fibra de mi cuerpo.
Pero cuando se trata de otro soldado, no importa la nacionalidad, si es un enemigo o no, estamos en el mismo nivel e intentamos ayudarnos mutuamente cuando la batalla ha terminado.
¿A qué lo mandaron exactamente a la guerra? Supongo que no fue a buscar y enterrar cuerpos de argentinos…
Yo pisé la isla poco después de la rendición (de Argentina).
Durante la guerra yo estuve en la base central lejos de las islas y me enviaron en parte porque hablaba mejor español que cualquiera de mis compañeros y en parte para ver supervisar la disciplina de las tropas que acababan de terminar la batalla.
No es un hecho muy sabido que la gente que sobrevive a una guerra tiene una enorme adrenalina y eso genera problemas psicológicos y con la población local.
Mi trabajo era asegurarse de que los soldados volvieran bien a la vida normal y se comportaran bien.
¿Y cómo terminó buscando cadáveres?
Nosotros teníamos ingenieros especiales en el terreno buscando minas que había sembrado el ejército argentino para defender sus posiciones.
Había que buscarlas para que la gente local y sus animales no las fueran a pisar.
Y cuando estos ingenieros encontraban, y era muy frecuentemente, cuerpos enterrados o sobre tierra, avisaban a la base.
Así yo empecé a registrar las ubicaciones de estos cuerpos y cada vez que me avisaban me montaba un helicóptero para ir a enterrarlos bien.
¿Pero los enterraban donde los encontraban o fue ahí que decidieron hacer el cementerio Darwin?
Primero empezamos enterrarlos ahí, pero luego el gobierno británico le preguntó al argentino si quería repatriar los cuerpos.
Comprensiblemente, el gobierno argentino contestó que no, que esos cuerpos estaban en su propia tierra.
Entonces el gobierno de (Margaret) Thatcher decidió crear un cementerio y enterrarlos como debe ser.
Y cuando salieron a buscar los cuerpos, ¿cómo los encontraron? ¿Qué le pasa un cadáver que dura al aire libre semanas o meses en invierno y luego en verano?
Con dificultad lo puedo describir. No hay que ser un soldado para imaginárselo.
Algunos estaban enterrados alrededor de las islas, incluso por prisioneros argentinos o por las fuerzas argentinas antes de irse, porque habían muerto de frío o por bombas lanzadas desde aviones.
Pero la mayoría de ellos estaban sobre la tierra por todo el archipiélago.
¿Cómo se dio el combate para que hubiesen cientos de cuerpos esparcidos, regados por todas las islas?
Los militares argentinos armaron posiciones defensivas en cada lugar que consideraron necesario: en pequeñas colinas, en playas.
Además hubo muchos aviones que se cayeron en pequeñas islas.
¿Y fue por este esparcimiento de los cuerpos que fue tan difícil identificarlos?
En parte.
Pero también hay que tener en cuenta que la mayoría de los soldados eran de la clase del 62, del 63, y tenían 19 o 20 años y estaban apenas haciendo su servicio militar y fueron enviados a la guerra sin chapas de identificación.
¿Y no había forma de identificarlos sin la chapas?
Créeme, Daniel. En cada cuerpo que enterré, y los enterré todos, busqué lo que pude.
Les quité el uniforme, busqué en cada bolsillo, en los calzoncillos, busqué cartas de sus familia.
Me ponía en los zapatos de sus padres y madres, me imaginaba lo que se debe sentir que no se ha hecho todo lo posible por identificar a tu hijo.
Busqué en todas partes para poder identificar a estos pobres jóvenes, pero tristemente eran inidentificables.
Me da la impresión de que su posición está marcadamente fuera de la política y el reclamo de soberanía...
Espera, espera, un segundo. Antes de que sigas con tu pregunta, quiero que sepas que estás 100% en lo cierto y que puedes continuar tus preguntas en esa línea.
Entonces, ¿qué piensa del reclamo por soberanía y esa polémica que hoy continúa?
Es algo que se encuentra muy profundamente en el tejido de estas naciones, sin duda.
Y estás esperando a que continué con mi respuesta, pero hasta ahí llego en eso (risas).
Perdona. Soy un soldado, pero también soy un británico, pero sobre todo soy un ser humano y ahí es donde mi trabajo se enfocó.
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