Nostradamus, ¿asombroso adivino o farsante temerario?

Nostradamus.

Fue enviado a Aviñón para estudiar Letras y Humanidades. Más tarde, pasó a Montpellier, estudiando Ciencias Naturales y Medicina. Una grave peste, en Narbona, Toulouse y Burdeos, le permitió ejercer como médico. Antes de recibirse ya había encontrado un tratamiento contra la peste, que le volvió famoso.
Regresó a Montpellier para obtener el título de Doctor y se estableció en Agen, donde conoció a Julio César Scaligero, médico y humanista, con el que mantuvo una extraordinaria amistad.Se casó con Henriette D’Encausse, con la que tuvo dos hijos. Con todo, sus aciertos en la curación de la peste, no impidieron que su propia mujer e hijos murieran víctimas del mal. Entonces Nostradamus viajará un largo tiempo por Italia, adonde habría entrado en contacto con kabbalistas judíos, hasta que decidió regresar e instalarse en Provenza (Francia).
En Aix-en-Provence, ejerció un cargo público durante tres años. Se instaló Salon-en-Craux, donde desposó la rica viuda Anne Posart Gemelle, con quien tuvo tres hijos varones y tres mujeres.
Nostradamus puso en marcha un negocio de herboristería. De día se mostraba como cristiano ejemplar, acudiendo a misa, pero llegada la noche se instalaba en el ático de su casa, con astrolabios, varitas adivinatorias, espejos mágicos y un cuenco de latón para realizar sus predicciones.
Sobre sus prácticas ocultistas, en la “Carta a su hijo Cesar” afirma no haber querido conservar libros egipcios y persas que habían mantenido ocultos por temor a la Inquisición, quemándolos después de memorizarlos.

Las Centurias

Guarda en secreto sus predicciones denominadas “Centurias”, creyendo que la naturaleza del argumento le acarrearía ataques ofensivos. Aunque luego, por el deseo de que los hombres obtuviesen algún provecho de sus predicciones, las dio a conocer.
Las Centurias abarcan más de mil predicciones divididas en cien cuartetas rimadas, publicándose en diez volúmenes, que despertaron las más dispares reacciones. Desde la primera edición en 1555, su fama fue indescriptible y muchos personajes de la corte, nobles y gente de toda calidad, fueron a consultarle.

Su fama atrae a la corte francesa

Lorenzo Videl publicó el libro “Los abusos, las ignorancias y las rebeliones de Michel Nostradamus”, con duras críticas en su contra. En París, el poeta Ronsard le festejó:
“¡Os burláis de los profetas enviados por Dios, y por El elegidos entre nuestros propios hijos. Los invitáis a vuestras reuniones para saber las desventuras que os están reservadas, y, luego os reis!”.
Jodelle, escribió un dístico en latín ridiculizándolo:
“NOSTRA DAMUS CUM FALSA DAMUS, NAM FALLERE NOSTRUM EST, ET CUM FALSA DAMUS, NIL NISI NOSTRA DAMUS” (“Damos algo nuestro al mentir, porque nuestro oficio es engañar, y cuando damos falsedades, no damos otra cosa que lo nuestro”).
Con todo, sus predicciones le granjearon el interés de la corte, siendo invitado por la reina Catalina de Medici y su esposo Enrique II, quienes le brindaron su protección.
Extraordinaria impresión causó predecir la muerte de Enrique II, producto de heridas recibidas en un torneo, convirtiéndolo en uno de los hombres más solicitados de la corte. Posteriormente, en 1560, un hijo de aquellos, Carlos IX de Francia nombró a Nostradamus médico de la corte.
Envidiado y/o admirado por muchos, Nostradamus logra sobrevivir la amenaza de la Inquisición gracias al apoyo de la corona, hasta que, debilitado gravemente por la gota, moriría el 2 de julio de  1566.
Sobre su sepulcro en la Iglesia de los Cordeleros de Salon-en-Craux, lo recuerda un epitafio en latín:
“Aquí descansan los restos mortales del ilustrísimo Michel de Nostradamus, el único hombre digno, a juicio de todos los mortales, de escribir con pluma casi divina, bajo la influencia de los astros, el futuro del mundo.”
Crítica a las predicciones de Nostradamus
Como el término “profecía” supone la intervención divina, hemos preferido denominar “predicciones” las atribuidas a Nostradamus.
Las predicciones escritas en cuartetas por Nostradamus son tan ambiguas y oscuras, que pueden tener múltiples interpretaciones y no sólo una, directa y clara. Además, estudiando distintas versiones se advierte las tergiversaciones de que fueron objeto para adecuar su contenido a los tiempos y acontecimientos sobre los que se pretende que su autor habría profetizado. Tales interpretaciones podrían aplicarse a múltiples personajes y épocas de la historia, y no solamente a los que se pretende que refieren. Más aún, cuando el autor da un año preciso, generalmente los supuestos acontecimientos a que refiere no habrían sucedido claramente.
Resulta evidente también que Nostradamus poseía un gran conocimiento de la historia anterior a su época, y que proyectaba acontecimientos y personajes del pasado hacia un supuesto futuro, como si el tiempo fuera cíclico y repetitivo, cuando en cambio es complejo, no lineal e infinito.
Sus exégetas siempre encuentran la similitud posteriormente al acontecimiento, nunca antes de que ocurriera. Y si se espera el advenimiento de algún suceso predicho por Nostradamus antes de que ocurra, nunca se produce.
Nostradamus señala un final en el año 3797, aunque no parece pronosticar el fin del mundo, porque también habla de séptimo milenio. Afirmando en la “Carta a su hijo César”:
“… he escrito libros de profecías cada uno de los cuales contiene cien cuartetas astronómicas, que he querido componer con cierta oscuridad, y que constituyen vaticinios perpetuos desde hoy a 3797”.
De cualquier modo debemos interrogarnos sobre ¿por qué se tergiversan los escritos de Nostradamus, para hacerlos portadores de supuestos presagios apocalípticos actuales? ¿Son o intentaron ser los escritos de Nostradamus un Libro del Apocalipsis alternativo?
Autor: Lic. José Oscar Frigerio para revistadehistoria.es
Bibliografía
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GARCÍA BAUTISTA, José Manuel, “Nostradamus: más allá del misterio”, Impresiones digitales, España, 2011.
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SÁNCHEZ, Manuel , “Caesarem de Nostradamus. El libro que adelanta la historia”, Madrid, 2007.
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