Cleopatra VII, la última reina de Egipto
Fragmento de un artículo sobre Cleopatra VII publicado por mí en el número de la revista Egiptología 2.0. Puedes acceder al artículo completo, y al resto de la revista, a través de este enlace.
Índice de contenidos
Introducción
Cleopatra Filopátor Nea Thea, más conocida como Cleopatra VII (69 – 30 a.C.), fue la última reina de la Historia del antiguo Egipto. Perteneciente a la dinastía ptolemaica (305 – 30 a.C.), Cleopatra se ha convertido en uno de los personajes históricos más conocidos de la civilización egipcia por su turbulenta vida familiar, sus relaciones con los líderes romanos Julio César y Marco Antonio, y su representación a lo largo de los últimos siglos en más de doscientas obras de teatro, películas y óperas que idealizaron su belleza y su aura de femme fatale.
La juventud de Cleopatra VII
Cleopatra VII era hija del soberano Ptolomeo XII (80 – 51 a.C.) y su esposa y corregente Cleopatra VI Trifena. Su infancia, de la que se conocen pocos datos, debió de estar marcada por la inestabilidad política del reinado de su padre, una marioneta en manos de los senadores de la República romana. Su política exterior se basó siempre en impedir la anexión de Egipto como una más de las provincias romanas. Para ello, se sirvió a menudo de los sobornos a los políticos romanos más influyentes, como Julio César o Pompeyo.
El miedo de Ptolomeo XII a perder la independencia de su reino fue tal que ni siquiera manifestó ninguna queja a los romanos cuando conquistaron el reino de Chipre, donde gobernaba su hermano. Como resultado de esta pasividad, tanto la Corte como la población de Alejandría se rebelaron contra Ptolomeo y fue sustituido en el trono por su hija, Berenice IV, hermana mayor de Cleopatra VII.
Es probable que Cleopatra acompañara a su padre en el exilio que le llevó a vivir primero en Chipre y luego en Roma, precisamente en una de las fincas de Pompeyo. El objetivo de su estancia allí era la búsqueda del apoyo militar romano para recuperar su trono, lo que prácticamente era una invitación a la dominación romana de Egipto. Finalmente, en el año 55 a.C., con la ayuda de las tropas del gobernador romano de Siria, Aulo Gabinio, Ptolomeo XII recobró el poder en Egipto y ejecutó a su hija y a sus partidarios. Cuatro años más tarde, en el invierno del 51 a.C., Ptolomeo XII murió, después de que el año anterior ya hubiera nombrado corregente a Cleopatra VII.
Cleopatra y Ptolomeo XIII
El testamento de Ptolomeo XII dejaba establecido que Egipto debía ser gobernado por sus dos hijos mayores: Cleopatra VII, de unos dieciocho años, y Ptolomeo XIII (51 – 47 a.C.), de diez años. Aprovechando que su hermano era demasiado joven para gobernar de forma autónoma, Cleopatra VII se impuso y se presentó como única soberana de Egipto.
Tras la victoria de Julio César en la batalla de Farsalia (48 a.C.) en territorio griego, Pompeyó huyó a Egipto, donde creía que contaría con el apoyo de sus aliados egipcios. No obstante, nada más llegar a la costa fue asesinado y decapitado por orden de Ptolomeo XIII, que buscaba congraciarse con la Roma del triunfal Julio César. Unos días después, cuando el propio César llegó a Egipto en persecución de su adversario, unos consejeros del faraón le presentaron la cabeza de Pompeyo. A pesar de sentirse aliviado por el fin de su rival político, César no podía dejar impune el asesinato a traición de un gran ciudadano romano. Por ello se adentró en la ciudad de Alejandría y se apoderó del palacio real, desde el que mandó llamar a Cleopatra y a Ptolomeo XIII.
Cleopatra y Julio César
El inicio de un romance
A la hora de conseguir el apoyo de Roma, Ptolomeo XIII partía teóricamente de una situación más favorable, al ser el artífice de la muerte de Pompeyo y contar con el apoyo de la ciudad de Alejandría. Sin embargo, su hermana Cleopatra fue mucho más inteligente. Al recibir la convocatoria de César, abandonó a sus tropas y partió rápidamente y en secreto hacia Alejandría. Si nos fiamos del relato que hace de este hecho el autor clásico Plutarco, Cleopatra habría conseguido infiltrarse en el palacio real, burlando la vigilancia de los partidarios de su hermano, al envolverse en un fardo de tela de un mercader siciliano que la condujo hasta la presencia del César. Al día siguiente, cuando Ptolomeo XIII llegó al palacio real para entrevistarse con Julio César, éste ya había sido convencido por Cleopatra para que la apoyara.
No hay ninguna fuente de conocimiento que aporte credibilidad a la supuestamente legendaria belleza de Cleopatra VII. No obstante, sí es conocida su gran inteligencia y astucia, pues era políglota y tenía amplia formación diplomática y política. Esa noche Ptolomeo XIII perdió un aliado y Cleopatra ganó no solo al aliado más valioso que podía tener, sino a un amante. Gracias a la mediación del César, el testamento de Ptolomeo XII volvió a ser respetado y volvió a haber un reinado conjunto de ambos hermanos en Egipto.
Ptolomeo XV Cesarión
Al año siguiente (47 a.C.) nació el hijo de la unión entre Cleopatra y Julio César, que recibiría el nombre real de Ptolomeo XV «Cesarión». Mientras tanto, el reparto equitativo de poder no satisfacía a ninguno de los dos hermanos, y se podía esperar la continuación de la guerra. Nuevamente, Cleopatra fue más inteligente al no mover ficha y esperar la jugada de su hermano. Los partidarios de Ptolomeo XIII no tardaron mucho en oponerse por las armas a la decisión romana, y por ello fueron ejecutados, incluido el propio Ptolomeo XIII. Como resultado de la disputa, Cleopatra, con veintidós años, se casó con otro de sus hermanos menores, de trece años, Ptolomeo XIV para reinar conjuntamente.
Cleopatra y Marco Antonio
En la ciudad de Tarso, al sur de la actual Turquía, Marco Antonio conocería a Cleopatra en el 41 a.C. Nuevamente, la gran inteligencia y la fuerte personalidad de Cleopatra cautivaron a Marco Antonio en poco tiempo. Unas semanas después de conocerse, Cleopatra regresó a Alejandría, y tras ella, apenas un mes después, llegó Marco Antonio. Fruto de su romance, Cleopatra dio a luz a mellizos en el otoño del 40 a.C., Cleopatra Selene II y Alejandro Helios. Marco Antonio no llegó a verlos nacer, ya que regresó a Roma antes de ello para casarse con Octavia, la hermana de Octaviano, su compañero en el Segundo Triunvirato.
En el 32 a.C., Roma declaraba la guerra a Egipto. El enfrentamiento más importante de este conflicto fue la batalla naval de Accio, que tuvo lugar el 2 de septiembre del 31 a.C. al oeste de Grecia. La derrota del bando egipcio en esta batalla fue abrumadora, e hizo que Cleopatra primero y Marco Antonio después huyeran a Alejandría. A partir de este momento, el destino de Egipto estaba sentenciado.
En el verano del 30 a.C., Octaviano llegaba al puerto egipcio del Pelusio para terminar lo que había comenzado el año anterior. Ante esta situación, las tropas de Marco Antonio lo traicionaron y se pasaron al bando contrario, por lo que decidió marchar a Alejandría para reencontrarse con su amada. Sin embargo, por el camino le llegaron falsos rumores sobre la muerte de Cleopatra, y antes de llegar a la ciudad se suicidó clavándose su espada.
La muerte de Cleopatra VII
Al enterarse de la muerte de Marco Antonio, Cleopatra lo hizo llevar a la ciudad y lo enterró en el mausoleo que había mandado construir para ambos. Poco después, Octaviano entró en Alejandría y capturó a Cleopatra, con el objetivo de exhibirla como trofeo de guerra en su entrada triunfal en Roma.
Sin embargo, no contaba con la astucia de Cleopatra, que no estaba dispuesta a ser utilizada por nadie. Convenció a Octaviano de concederle una última cena en sus aposentos para hablar con su esposa Livia con el objetivo de que intercediera por la vida de sus cuatro hijos. Finalizada la cena, Cleopatra se quedó a solas con dos de sus sirvientas, Eiras y Carmión, y juntas se suicidaron después de haber enviado un mensaje a Octaviano con sus intenciones.
Bibliografía
LARA, F. (1998): Diccionario biográfico del mundo antiguo. Egipto y Próximo Oriente. Editorial Aldebarán, Madrid.
SHAW, I. (2014): Historia del Antiguo Egipto. Editorial La esfera de Libros, Madrid.
SCHULLER, W. (2008): Cleopatra. Una reina en tres culturas. Editorial Siruela, Madrid.
TYLDESLEY, J. (2008): Cleopatra. La última reina de Egipto. Editorial Ariel, Barcelona.
AUTORES, VARIOS (2013): Egipto. National Geographic. Editorial RBA, Barcelona.
Fragmento de un artículo publicado por mí en el número de la revista Egiptología 2.0. Puedes acceder al artículo completo, y al resto de la revista, a través de este enlace.
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