EL ORIGEN DE LOS HICSOS
INTRODUCCIÓN
Para entender con una visión de conjunto lo que está pasando en el Oriente Próximo Antiguo de este primer cuarto del II milenio a.C. hay que analizar lo que está ocurriendo en el contexto internacional contemporáneamente: en la Baja Mesopotamia se está dando el periodo de las Dinastías de Isin-Larsa, y un poco más tarde, el periodo paleobabilónico de Babilonia; en la Alta Mesopotamia está surgiendo la Asiria del periodo paleoasirio; en la frontera sudoeste la ciudad de Mari está viviendo su tercera época dorada con la Edad de Mari; y en Siria están viviendo un nuevo apogeo cultural durante la cultura paleosiria del Bronce Medio tras las destrucciones acadias del último tercio del III milenio a.C. Mientras todo eso sucede en el Oriente Próximo, el Antiguo Egipto está sumido plenamente en el periodo del Reino Medio, concretamente, en la Dinastía XII (1985-1773 a.C.). Hace falta recordar que van a ser estos hicsos los que, a mediados del siglo XVII, acabarán con este periodo de la Historia egipcia e inaugurarán el Segundo Periodo Intermedio (1640-1550 a.C., aproximadamente).
INFLUENCIA DE EGIPTO EN EL ORIENTE PRÓXIMO
La influencia que Egipto tuvo en la Historia y cultura de los pueblos que habitaron lo que viene a ser geográficamente la franja siropalestina fue muy alta, sobre todo a partir del periodo de transición que se vivió entre la Edad del Bronce Antiguo y la del Bronce Medio. Pero veamos un poco más detenidamente cómo era el Egipto de principios del II milenio a.C. para entender esta influencia. En el siglo XX a.C., Egipto se había convertido en un poderoso estado unitario bajo la autoridad de los reyes tebanos de la XII Dinastía, los cuales crearon una línea de fortificaciones para defender sus fronteras orientales de cara a invasiones o migraciones de nómadas procedentes del Sinaí o el sur de Palestina. Junto con este programa constructivo, los egipcios se volvieron a interesar por explotar los recursos orientales, como el cobre y las piedras semipreciosas del Sinaí, la madera del Líbano o los productos agrícolas y artesanales de las ciudades costeras de Siria y Palestina. En cuanto a su presencia en esos territorios, sabemos que hubieron monumentos egipcios en muchas ciudades palestinas como Gaza, Gezer, Sichem o Meggido, además de en las ciudades costeras sirias de Biblos, Ugarit y Beirut, y las ciudades más al interior de Qatna, Ebla y Alalakh.
RELACIONES EGIPCIO-SIROPALESTINAS DURANTE EL SIGLO XIX Y XVIII
Tradicionalmente, se pensaba que la presencia egipcia en la franja sirpalestina durante los siglos XIX y XVIII era básicamente de carácter militar, con el objetivo de llevar a cabo la explotación de los recursos del territorio. Sin embargo, hoy en día los historiadores tienen claro que, al menos durante estos dos siglos, las relaciones fueron puramente comerciales, sin que eso signifique que Egipto no fuera superior a los estados palestinos por su mucho mayor prestigio y envergadura estatal. Las investigaciones arqueológicas en esta franja han revelado que la ciudad que mantuvo contactos más intensos y continuos con Egipto fue Biblos, aunque también se dieran a menor escala con Ebla o Ugarit. Es en esta ciudad siria de Biblos donde se han hallado muchos monumentos con inscripciones egipcias, en los que figuran reyes locales de la ciudad con los reyes egipcios del momento, y escrito todo en caracteres jeroglíficos. A nivel general, podemos concluir diciendo que las relaciones comerciales entre Egipto y las ciudades siropalestinas fueron mayoritariamente cordiales durante toda la XII y parte de la XIII Dinastía, ya que solo se resquebrajaría a finales del siglo XVIII.
CONCEPCIÓN EGIPCIA DE SIRIA-PALESTINA VS. REALIDAD
Gracias al estudio de los textos egipcios que tenemos en la actualidad del Reino Medio podemos comprender cómo veían a los habitantes y Estados siropalestinos, desde el punto de vista cultural y político. En pleno apogeo de la XII Dinastía, los egipcios siguen creyendo que esas tierras orientales están habitadas por nómadas y gobernadas por jefes de tribus casi salvajes. Esta visión se ve reflejada en un texto tan conocido como es el relato de Sinuhé, donde se menciona que éste vivió durante muchos años entre los «bárbaros asiáticos», y que después volvió a Egipto para vivir una vejez tranquila y recibir un enterramiento digno. Sin embargo, la realidad distaba mucho de esta concepción egipcia, ya que durante el siglo XIX a.C. Palestina vive un gran proceso de urbanización de rápida implantación y progreso, desembocando finalmente en ciudades amuralladas que contaban con sus propias actividades artesanales y comerciales, y su propio palacio real.
EL FIN DE LAS RELACIONES CORDIALES
Como ya mencioné antes, las relaciones entre Palestina y Egipto cambiaron a partir de la segunda mitad del siglo XVIII a.C., y ahí es donde entrarán al tablero de juego los hicsos, ahí está su origen cronológico. Pero vayamos poco a poco. A partir de ese momento, Palestina entra en una sub fase del Bronce Medio que, al menos desde el punto de vista arqueológico, es la más rica de toda la Historia de la cultura palestina antigua, y que comprende entre esa segunda mitad del siglo XVIII y finales del siglo XVII a.C., cuando Egipto llevaba sumido ya varias décadas en el Segundo Periodo Intermedio. Durante estos 150 años, aproximadamente, el intercambio comercial mantiene la misma intensidad, aunque cambiando las formas, ya que Palestina, aunque todavía tiene una formación fragmentada en muchas ciudades-Estado, es una zona muy próspera. Todo lo contrario le pasa a Egipto, que vive en una fase de gran decadencia y fragmentación política, y ya no puede ni controlar la línea de fortificaciones del Reino Medio, con la entrada de grupos humanos e influencias culturales que eso implica. De este modo, ambas potencias se siguen influyendo mutuamente, ya que en Palestina se difunde el uso de los escarabeos egipcios y en Egipto se difunden varios tipos de cerámica palestina.
En medio de todo este contexto cultural y económico, el origen de los hicsos estaría en las dinastías locales que se formaron durante la urbanización palestina, apareciendo en los textos egipcios con el nombre de «jefes de los países extranjeros». Para la tradición escrita egipcia posterior, los hicsos siempre serían los jefes asiáticos que penetraron en Egipto de forma súbita y violenta. Sea como sea, el caso es que esos «príncipes extranjeros» se colaron en Egipto mayoritariamente de forma progresiva y disimulada, no de forma súbita y violenta, instalándose en el Delta egipcio gracias a la crisis de la XIII Dinasía. Durante el breve tiempo que duró la dinastía menos XIV, los egipcios y asiáticos fueron cambiándose los reinados locales de un desmembrado Egipto, hasta que finalmente los hicsos fundaran la hegemónica XV Dinastía con capital en Avaris.
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