Interesante artículo sobre el General Gaspar Polanco Borbón, ex Presidente y único en ocupar esa posición sin saber ni leer ni escribir.
Gaspar Polanco Borbón, general en jefe de los ejércitos en
operaciones de la República Dominicana, y los generales,
jefes y oficiales que le acompañan, estando reunidos en
el cuartel general, a donde ha llegado el reverendo cura
Sr. Francisco Charboneau, enviado por el brigadier Sr. don. Manuel Buceta, tan deseoso como V. S. de no ver más derramar sangre, compadeciéndonos como cristianos de la posición de tantos heridos…, y también de la lamentable suerte de las familias que se hayan regadas en el campo; en contestación de la
comunicación arriba mencionada, decimos a V. S. que
deben primeramente deponer las armas, y, cumplida
esta indispensable cláusula, les aseguramos el camino a
V. S., a sus tropas y a todos cuantos quieran acompañarlos
hasta el puerto de mar que más abajo le señalamos…
dejando a su responsabilidad personal cualquier desorden
que pudieran cometer sus acompañados.
Queda entendido:
1º Que las armas se nos entregarán vacías en esta plaza
de armas, frente a la Iglesia, y los pertrechos.
2º Que todos los billetes dominicanos de 40 y de 20
pesos que se cambiaron por billetes españoles, se nos
entregarán en la misma forma que se encuentran depositados
en la Administración.
3º Tan pronto como se efectúe la ratificación (sic) de
la presente transacción, ambas partes devolverán todos
los prisioneros que estén en poder de unos y otros.
4º El puerto de mar que señalamos a V. S. es el de
Montecristi; y para que llegue a este puerto sin atropellar
a sus heridos, le concedemos el plazo de seis días, término
en que debe arribar a Montecristi, u ocho días lo más a
contar desde la hora en que se entreguen las armas, las
cuales se nos entregarán durante cuatro horas luego de
recibida la presente.
Esperamos su contestación lo más pronto posible,
durante una hora lo más.
Deseamos felicidad. El general en jefe, Gaspar Polanco.
El General subjefe, José A. Salcedo. El General Benito
Monción. Pedro Antonio Pimentel. Silverio Dechantres
(Delmonte). Juan Luis Domínguez. Sr. don Manuel
Buceta.
(Este documento ha sido copiado de las páginas 369, 370 y 371
del tomo I de la obra Anexión y Guerra de Santo Domingo, por el
militar español General José de la Gándara).
Como tan cardinal documento no tiene la firma de Gregorio
Luperón, éste no lo reproduce en su libro Notas Autobiográficas
y Apuntes Históricos, lo cual le quita a dicho libro la mitad de su
valor como fuente histórica.
Duelo Nacional. El día 13 de noviembre próximo
pasado fue herido en Sabana Esperanza, el bravo y benemérito
general Gaspar Polanco, habiendo obtenido un
completo triunfo después de su herida. Inmediatamente
El Dr. Alcides García Lluberes y sus artículos...se le condujo a la ciudad de Santiago y posteriormente a la de La Vega, en donde fue atacado por el tétano que le causó la muerte en la madrugada del 28 de dicho mes.
En la tarde de ese mismo día se efectuaron sus exequias
con toda la pompa y solemnidad que fue posible,
aumentando el pesar que dominaba a todos los circunstantes
la presencia de su hermano el distinguido general
Juan A. Polanco, llegado el mismo día y que tomó el
puesto que le correspondía en tan lúgubre ceremonia.
Paseado el por la Plaza de Armas, y tributados
los honores fúnebres que previene la ordenanza, se procedió
a la inhumación del cadáver al pie del presbiterio
de la Santa Iglesia parroquial.
La vida del ilustre difunto es digna de eterna recordación,
y más que las pequeñas proporciones de una
necrología, reclama su lugar correspondiente en la historia
de la Patria, a cuyo servicio se consagró con ardor.
Nacido en Guayubín por el año 1818, figuró desde
muy joven en las filas de los libertadores de la Nación, y
obtuvo desde la primera Era de la República el importante
grado de General de Brigada; sus brillantes hazañas
con que en calidad de Coronel de Caballería se distinguió
Dice también el historiador Gómez y Moya, en su discurso del 6 de septiembre de 1938: «Dándosele sepultura en el medio de la Iglesia, al pie de la primera grada del Presbiterio, por disposición de las autoridades y de su buen amigo el Padre Moya, en cuya casa murió». Gaspar Polanco y Dionisio Valerio de Moya y Portes eran veteranos de la batalla de Sabana Larga: el primero, como Coronel de Caballería del Regimiento de Entre los Ríos, y el
segundo, como Capellán del Ejército.
El secretario del General Gaspar Polanco en el combate de Sabana Esperanza, en el cual Polanco fue herido de muerte, era Juan Pablo Pina. En el Boletín Oficial, del 24 de marzo de 1868, número 5, hay una carta del Presidente José María Cabral, héroe de Santomé y La Canela, a la sazón en Santiago, a Pedro Alejandrino Pina y García, el Benjamín de los Trinitarios,
quien se hallaba en las Matas de Farfán, en que Cabral le dice a Pina: «Para satisfacción de usted debo decirle que su hijo el Capitán Juan Pablo Pina asistió a la acción (de Sabana Esperanza) en clase de secretario del bravo General Gaspar Polanco y sé que se comportó bien» en Jácuba y Talanquera, anunciaron su marcha en el sendero de la gloria.
Apenas estalló la revolución de Capotillo, cuando el bizarro general Polanco, incorporándose en las filas Restauradoras, demandaba su parte en los azares y un puesto en los peligros; no pudo menos que reconocérsele como caudillo, asistiendo enseguida al combate de Guayacanes. Él ordenó el ataque de Santiago, tan funesto al enemigo, y la eternamente célebre persecución de la columna española hasta la ciudad de Puerto Plata. A sus esfuerzos se debió en gran parte la organización del Gobierno Provisorio, a cuya cabeza hizo figurar a Salcedo, eligiendo para sí el difícil cargo de organizar y sostener el cantón de Puerto Plata, en donde se batió día por día durante el largo periodo de 18 meses consecutivos, sin revés alguno, a no ser un descalabro que reparó inmediata y brillantemente. El 31 de agosto de 1864 el enemigo atacó con fuerzas innumerables y como era consiguiente se apoderó de Cafemba: el hecho de armas tuvo lugar por la tarde, y aquella misma noche el general
Polanco, sin otra fuerza que el heroísmo de 40 patriotas, pernoctaba en sus posiciones.
Por último, derrocado el general Salcedo el 10 de octubre del mismo año, Polanco fue llamado a ocupar la Presidencia, en la que permaneció hasta el 21 de enero del año 1865. Entonces fue cuando la Revolución Restauradora cobró todo el vigor que había menester para quedar consumada.
La vida de ese campeón de la Independencia y de la Libertad, fue brillante y digna de un juicio ulterior más detenido; basta por ahora consignar estos apuntes históricos.
En cuanto a las luchas civiles, en que por desgracia ha sido fecundo este suelo, baste decir que el General Polanco ha figurado siempre al lado de los Gobiernos, habiendo dispensado particular amor y predilección El Dr. Alcides García Lluberes y sus artículos al del actual y digno Presidente Cabral. ¡Triste, lamentable es por cierto que grandes hombres, como el que
deploramos, sucumban en luchas intestinas, cuando la
Patria en su gratitud les debía otros destinos y más altas
recompensas!
(Copiado del número 118, del 17 de diciembre de 1867, del
periódico ministerial El Monitor).
Cuando se reincorporó a España la isla de Santo Domingo,
existía en el Cibao una familia llamada de los Polancos, de que formaba cabeza Gaspar, porque tenía representación de brigadier, o como allí se llamaba, de general de brigada y además porque se le suponía el más inteligente de los tres hermanos.
La posición de esta familia era un alto desahogada,
pues poseía buen número de cabezas de ganado y algunas
tierras o vegas de tabaco.
Gaspar Polanco era mulato, de color pardo claro,feo y enjuto de cara, de cinco pies y cinco pulgadas de estatura, pero doblado y desgarbado de cuerpo. No sabía leer ni escribir.
Empezó su carrera militar en la guerra de la independencia
contra los haitianos en 1844, obteniendo desde luego el empleo de coronel, del que se llamó regimiento de Entre los Ríos, jurisdicción de Guayubin. (De Historia de la Dominación y Última Guerra de España en Santo Domingo, por don Ramón González Tablas, Capitán de infantería, oficial que ha sido del ejército de operaciones de dicha isla).
Entre los próceres de la Restauración ocupa un prominente lugar, sin ningún género de duda, en las primeras filas, el General Gaspar Polanco, Presidente de la República durante la guerra a restauradora.
Tras derrocar a José Antonio Salcedo (Pepillo) de la Presidencia fue presidente provisional de la República en armas desde el día 10 de octubre de 1864 hasta el 24 de enero de 1865. Durante su Gobierno de apenas tres meses, Polanco tomó algunas medidas muy positivas para el país, en términos económicos y educativos, pero no pudo firmar la paz con España, ya que la misma no quería reconocer nuestra independencia total.
Luego de restaurada la República, Polanco participó en varios movimientos revolucionarios, como todos los de su época, para una simple sustitución del Gobierno. En una acción armada, en defensa del gobierno del Gral. Cabral fue herido en un pie. Trasladado a la ciudad de La Vega, murió aquejado de tétanos, producto de la herida recibida en 1867
Texto: Dr. Alcides García Lluberes y sus artículos publicados en el periódico "Patria" de 1965
No hay comentarios.:
Publicar un comentario