El Cilindro de Ciro (Traducción)
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Uno de los eventos más importantes de la historia antigua fue la conquista de Babilonia por el monarca persa Ciro II. El 4 de octubre del año 539 a.C. el ejército persa entró en la ciudad de Babilonia, que era entonces la capital del estado de Babilonia (en el centro de Irak). Esta fue una campaña sin sangre y sin prisioneros. Posteriormente, el 9 de noviembre, el rey Ciro visitó la ciudad. La historia de Babilonia nos dice que Ciro fue recibido por el pueblo, quienes extendieron una vía de ramitas verdes ante él como un signo de honor y de paz. Ciro saludó a todos los babilonios en paz y trajo la paz a su ciudad. En este gran evento, Ciro emitió una declaración, inscrita en un barril de barro, conocida como la inscripción del Cilindro de Ciro. Esta inscripción fue descubierta en 1879 por Hormuz Rassam en Babilonia y en la actualidad se conserva en el British Museum.
Muchos historiadores han concluido que el texto del cilindro es la primera declaración de los derechos humanos. Los Anales de Babilonia, así como la primera sección de la inscripción de Ciro, arrojan luz sobre la difícil situación político-religiosa de la ciudad mesopotámica. Tal circunstancia había enfurecido a los habitantes de Babilonia, quienes invitaron a Ciro a que realizara una campaña militar y les ayudara así a acabar con su sufrimiento. Evidentemente, el rey de Babilonia, Nabónido, había contribuido a generar tal descontento entre sus súbditos. Había eliminado el festival de Año Nuevo ycon ello, Nabú, uno de los dioses babilonios, no entró en la ciudad, así como Bel, otro dios, no fue tomado en la procesión de la fiesta. Además, el culto a Marduk, el rey delos dioses del panteón babilonio, fue cambiado por una abominación. Del mismo modo, los santuarios de todos los asentamientos mesopotámicos estaban en ruinas. Además de los temas religiosos, Nabónido, había atormentado a los habitantes de Babiloniacon una opresión increíble y les había obligado a realizar trabajos forzosos. Según el relato, Marduk, el rey de los dioses, ante los atropellos causados por Nabónido, buscó un gobernante justo, llegando finalmente a sus oídos las buenas obras de Ciro y sumente recta, ordenándole marchar contra la ciudad de Babilonia.
Nabónido, enterado de las revueltas desde su residencia en el Oasis de Taima, en la zona occidental de la península Arábiga, decidió regresar a Babilonia. En su camino, se encontró con los enojados habitantes de Acad, quienes se habían rebelado, aunquefueron masacrados. A su regreso a Babilonia, fue arrestado, aunque sin embargo, fue tratado con respeto. Cuando Nabónido murió al año siguiente, Ciro participó en eltiempo de duelo nacional que fue proclamado por él mismo. Los dioses de Acad fueron devueltos a sus ciudades sagradas y todos los habitantes de Mesopotamia, donde se incluían príncipes y gobernadores, saludaron a Ciro como su nuevo amo. De este modo, todos los que se habían librado de los daños y de los desastres veneraron sunombre.
En este punto de inflexión histórica, por orden de Ciro, todas los individuos que se encontraban en Babilonia cautivos y que habían servido como esclavos durante generaciones fueron puestos en libertad y el regreso a su patria fue financiado por los persas. Entre los cautivos liberados se encontraban unos 50.000 judíos que habían vivido en Babilonia durante tres generaciones; a su retorno se les permitió la reconstrucción de su templo en Palestina. Esta política de respeto hacia el pueblo judío fue seguida por Darío y sus sucesores. Del mismo modo, algunos de los judíos liberados fueron invitados y se asentaron en Persia. Debido a un acto tan generoso, Ciro fue honrado en la Biblia. Él es el único gentil de la Biblia, fue nombrado como Mesías, y se le menciona explícitamente como pastor del Señor y su ungido (Mesías). Otras referencias a Ciro se observan en Isaías, donde el monarca persa es llamado por su nombre y se le da un título de honor, así como también es llamado para reconstruir la ciudad de Dios y liberar a su pueblo elegido, tarea que realizará con éxito por Dios.
Lo que ocurrió después de la victoria persa en Babilonia fue contrario a la norma de la época. En base a las inscripciones de los países vecinos (asirios, babilonios), existía la costumbre de destruir las ciudades vencidas, así como sus casas y sus templos, masacrar o esclavizar a la población, y sustituirles por serpientes, lobos e incluso llevarse el suelo para hacer la tierra estéril. Aunque en este punto de la historia, la paz y la libertad sustituyeron a la masacre y a la esclavitud, y la construcción sustituyó a la destrucción. Después de Ciro, su hijo Cambises gobernó durante ocho años y conquistó Egipto, y como un signo de respeto hacia su cultura y su religión, se postró ante la diosa Meith y rindió homenaje a Apis, el tótem de Egipto. Después de Cambises, Darío se hizo cargo del trono y gobernó el imperio desde el 522 al 486 a.C. Entre los años 518 y 515 a.C. restableció la paz y la tranquilidad en Egipto, rindiendo también homenaje a su tótem, Apis. Darío, en sus inscripciones, expresa su fe en las directrices de Ahura-Mazdā. Él declara: "El que adora a Ahura-Mazdā, recibirá la felicidad en vida y después de la muerte”. A pesar de que denomina a los elamitas como infieles, ya que no adoraban a Ahura-Mazdā, no los presionó para que cambiaran de fe. Darío exhorta a sus sucesores indicándoles: “serás rey después de eso, te protegerás de las mentiras y castigaras a los mentirosos y farsantes". Además, ruega a la gracia de su Dios la protección de Persia contra el rencor, el enemigo, el hambre y la mentira. A veces, en sus inscripciones, alude a otros dioses que, o bien pueden ser los antiguos dioses arios, que todavía tenían seguidores, o a los dioses de otras naciones bajo su gobierno, como señal de respeto hacia su religión. Después de esta pequeña introducción he aquí la inscripción del cilindro de Ciro:
[Las primeras líneas están perdidas]
Un ordenamiento de culto que era inapropiado [...] hablaba a diario, y, una cosa perversa, interrumpió la presentación regular de ofrendas [...] colocó en los centros de culto.
La devoción a Marduk, rey de los dioses, la eliminó de su mente.
Repetidamente hacía lo que era pernicioso para su ciudad. Diariamente [...] destruía a todos sus[súbditos] con un yugo interminable.
En respuesta a sus lamentaciones, el Enlil de los dioses (Marduk) se enfureció muchísimo [...] su territorio. Los dioses que vivían en ellos abandonaron sus residencias, y a pesar de su cólera los trajo a Babilonia. Marduk [...], a todos los lugares, cuyas residencias estaban en ruinas, y a los habitantes de Sumer y Acad, que se habían vuelto como cadáveres, volvió su mente y se tornó misericordioso. Rebuscó por todos los países, (los) examinó, buscando un príncipe justo que se adecuara a su corazón, y lo tomó de la mano: Ciro, rey de Anšan, lo llamó, y para que dominara sobre la totalidad pronunció su nombre.
A Gutium y a todos los Umman-manda los hizo vasallos suyos. Al pueblo de cabeza negra, al que permitió que sus manos vencieran, protegió con justicia y equidad. Marduk, el gran señor, que cuida de su pueblo, miró con devoción sus buenas obras y su recto corazón.
Le ordenó que fuera a Babilonia e hizo que tomara el camino de Babilonia. Como amigo y compañero caminó a su lado.
Sus numerosas tropas, cuya cantidad era inmensa como el agua de un río, marchaban con sus armas a su lado.
Sin combate y sin lucha le permitió entrar en la ciudad de Babilonia. Salvó a Babilonia de la opresión. A Nabónido, el rey que no lo honraba, lo puso en sus manos. Todos los habitantes de Babilonia, el país de Sumer y el país de Acad en su totalidad, príncipes y gobernadores se postraron de rodillas ante él, besaron sus pies, se alegraron de que fuera el rey; sus rostros estaban resplandecientes.
“El señor, que con su ayuda ha devuelto a los muertos a la vida, que en (un momento de) desastre y opresión ha beneficiado a todos”, así lo celebraban llenos de alegría y ensalzaban su nombre.
“Yo, Ciro, rey del universo, rey poderoso, rey de Babilonia, rey de Sumer y de Acad, rey de las cuatro partes, hijo de Cambises, gran rey, rey de Anšan, nieto de Ciro, gran rey, rey de Anšan, descendiente de Teispes, gran rey, rey de Anšan, semilla eterna de la realeza, cuyo reinado fue amado por Bel y Nabú y a quien querían como rey para complacer a sus corazones. Cuando entré pacíficamente en Babilonia, erigí, en medio de vítores y aclamaciones, la sede del señorío en el palacio del soberano, Marduk, el gran señor, [...] a mí el gran corazón, [...] de Babilonia, me preocupé a diario de su culto.
Mis numerosas tropas desfilaron pacíficamente a través de Babilonia. No permití que se levantara ningún alborotador en todo el país de Sumer y Acad.
La ciudad de Babilonia y todos sus centros de culto mantuve en buen estado. Los habitantes de Babilonia, [que] contra la voluntad [de los dioses...] un yugo inapropiado para ellos, les permití que encontraran descanso a su fatiga, los liberé de su servidumbre. Marduk, el gran señor, se regocijó ante mis [buenas] obras.
A mí, Ciro, el rey quien le adora, y a Cambises, mi propio hijo, así como a todo mi ejército, nos bendijo. Nuestro bienestar felizmente, delante de él. [A esta] gran [orden] todos los reyes que se sientan en tronos de todas partes del mundo, desde el Mar Superior hasta el Mar Inferior, que viven [en regiones distantes], todos los reyes de Amurru, que habitan en tiendas de campaña, me trajeron su pesado tributo y me besaron los pies en Babilonia. Desde […], Aššur y Susa, Agade, Eshnunna, Zamban, Meturnu y Der hasta el territorio de Gutium, las ciudades al otro lado del Tigris, cuyos lugares de residencia habían caído [de v]iejos en la ruina, los dioses que vivían allí los retorné a sus casas y les permití que volvieran a su morada eterna. A todos sus habitantes los reuní y los llevé de vuelta a sus hogares.
Y los dioses de Sumer y Acad, a los que Nabónido, a pesar de la furia del señor de los dioses, había llevado a Babilonia, por orden de Marduk, el gran señor, para su bienestar les llevé a una agradable morada para sus corazones en sus santuarios. Pueden todos los dioses, a los que he puesto en sus ciudades, preguntar a Bel y Nabú para la prolongación de mi vida, decir palabras en mi favor y hablar a Marduk, mi señor: ‘Por Ciro, el rey, que le honra, y Cambises, su hijo […] la realeza’. Las tierras en su totalidad hice habitar en una residencia tranquila.
[…] ganso, dos patos y diez palomas silvestres, encima del ganso, los patos y palomas silvestres […] suministré en abundancia. Para fortalecer la pared de Imgur-Enlil, la gran muralla de Babilonia […], tomé medidas.
[…] El muelle de ladrillo en la orilla del foso, que un rey anterior había construido, sin completar el trabajo […] en la parte exterior, lo que ningún otro rey había hecho, sus artesanos (¿?), la tasa […] en Babilonia [… con] asfalto y ladrillos construí uno nuevo y [completé el trabajo (¿?)]
[…] con bandas de bronce, los umbrales de un nukuse (marco de la puerta) [… en] sus [puertas] [… Una inscripción] con el nombre de Asurbanipal, un rey que me precedió […] encontré.
[…]
[…] eternidad.
Muchos historiadores han concluido que el texto del cilindro es la primera declaración de los derechos humanos. Los Anales de Babilonia, así como la primera sección de la inscripción de Ciro, arrojan luz sobre la difícil situación político-religiosa de la ciudad mesopotámica. Tal circunstancia había enfurecido a los habitantes de Babilonia, quienes invitaron a Ciro a que realizara una campaña militar y les ayudara así a acabar con su sufrimiento. Evidentemente, el rey de Babilonia, Nabónido, había contribuido a generar tal descontento entre sus súbditos. Había eliminado el festival de Año Nuevo ycon ello, Nabú, uno de los dioses babilonios, no entró en la ciudad, así como Bel, otro dios, no fue tomado en la procesión de la fiesta. Además, el culto a Marduk, el rey delos dioses del panteón babilonio, fue cambiado por una abominación. Del mismo modo, los santuarios de todos los asentamientos mesopotámicos estaban en ruinas. Además de los temas religiosos, Nabónido, había atormentado a los habitantes de Babiloniacon una opresión increíble y les había obligado a realizar trabajos forzosos. Según el relato, Marduk, el rey de los dioses, ante los atropellos causados por Nabónido, buscó un gobernante justo, llegando finalmente a sus oídos las buenas obras de Ciro y sumente recta, ordenándole marchar contra la ciudad de Babilonia.
Nabónido, enterado de las revueltas desde su residencia en el Oasis de Taima, en la zona occidental de la península Arábiga, decidió regresar a Babilonia. En su camino, se encontró con los enojados habitantes de Acad, quienes se habían rebelado, aunquefueron masacrados. A su regreso a Babilonia, fue arrestado, aunque sin embargo, fue tratado con respeto. Cuando Nabónido murió al año siguiente, Ciro participó en eltiempo de duelo nacional que fue proclamado por él mismo. Los dioses de Acad fueron devueltos a sus ciudades sagradas y todos los habitantes de Mesopotamia, donde se incluían príncipes y gobernadores, saludaron a Ciro como su nuevo amo. De este modo, todos los que se habían librado de los daños y de los desastres veneraron sunombre.
En este punto de inflexión histórica, por orden de Ciro, todas los individuos que se encontraban en Babilonia cautivos y que habían servido como esclavos durante generaciones fueron puestos en libertad y el regreso a su patria fue financiado por los persas. Entre los cautivos liberados se encontraban unos 50.000 judíos que habían vivido en Babilonia durante tres generaciones; a su retorno se les permitió la reconstrucción de su templo en Palestina. Esta política de respeto hacia el pueblo judío fue seguida por Darío y sus sucesores. Del mismo modo, algunos de los judíos liberados fueron invitados y se asentaron en Persia. Debido a un acto tan generoso, Ciro fue honrado en la Biblia. Él es el único gentil de la Biblia, fue nombrado como Mesías, y se le menciona explícitamente como pastor del Señor y su ungido (Mesías). Otras referencias a Ciro se observan en Isaías, donde el monarca persa es llamado por su nombre y se le da un título de honor, así como también es llamado para reconstruir la ciudad de Dios y liberar a su pueblo elegido, tarea que realizará con éxito por Dios.
Lo que ocurrió después de la victoria persa en Babilonia fue contrario a la norma de la época. En base a las inscripciones de los países vecinos (asirios, babilonios), existía la costumbre de destruir las ciudades vencidas, así como sus casas y sus templos, masacrar o esclavizar a la población, y sustituirles por serpientes, lobos e incluso llevarse el suelo para hacer la tierra estéril. Aunque en este punto de la historia, la paz y la libertad sustituyeron a la masacre y a la esclavitud, y la construcción sustituyó a la destrucción. Después de Ciro, su hijo Cambises gobernó durante ocho años y conquistó Egipto, y como un signo de respeto hacia su cultura y su religión, se postró ante la diosa Meith y rindió homenaje a Apis, el tótem de Egipto. Después de Cambises, Darío se hizo cargo del trono y gobernó el imperio desde el 522 al 486 a.C. Entre los años 518 y 515 a.C. restableció la paz y la tranquilidad en Egipto, rindiendo también homenaje a su tótem, Apis. Darío, en sus inscripciones, expresa su fe en las directrices de Ahura-Mazdā. Él declara: "El que adora a Ahura-Mazdā, recibirá la felicidad en vida y después de la muerte”. A pesar de que denomina a los elamitas como infieles, ya que no adoraban a Ahura-Mazdā, no los presionó para que cambiaran de fe. Darío exhorta a sus sucesores indicándoles: “serás rey después de eso, te protegerás de las mentiras y castigaras a los mentirosos y farsantes". Además, ruega a la gracia de su Dios la protección de Persia contra el rencor, el enemigo, el hambre y la mentira. A veces, en sus inscripciones, alude a otros dioses que, o bien pueden ser los antiguos dioses arios, que todavía tenían seguidores, o a los dioses de otras naciones bajo su gobierno, como señal de respeto hacia su religión. Después de esta pequeña introducción he aquí la inscripción del cilindro de Ciro:
[Las primeras líneas están perdidas]
Un ordenamiento de culto que era inapropiado [...] hablaba a diario, y, una cosa perversa, interrumpió la presentación regular de ofrendas [...] colocó en los centros de culto.
La devoción a Marduk, rey de los dioses, la eliminó de su mente.
Repetidamente hacía lo que era pernicioso para su ciudad. Diariamente [...] destruía a todos sus[súbditos] con un yugo interminable.
En respuesta a sus lamentaciones, el Enlil de los dioses (Marduk) se enfureció muchísimo [...] su territorio. Los dioses que vivían en ellos abandonaron sus residencias, y a pesar de su cólera los trajo a Babilonia. Marduk [...], a todos los lugares, cuyas residencias estaban en ruinas, y a los habitantes de Sumer y Acad, que se habían vuelto como cadáveres, volvió su mente y se tornó misericordioso. Rebuscó por todos los países, (los) examinó, buscando un príncipe justo que se adecuara a su corazón, y lo tomó de la mano: Ciro, rey de Anšan, lo llamó, y para que dominara sobre la totalidad pronunció su nombre.
A Gutium y a todos los Umman-manda los hizo vasallos suyos. Al pueblo de cabeza negra, al que permitió que sus manos vencieran, protegió con justicia y equidad. Marduk, el gran señor, que cuida de su pueblo, miró con devoción sus buenas obras y su recto corazón.
Le ordenó que fuera a Babilonia e hizo que tomara el camino de Babilonia. Como amigo y compañero caminó a su lado.
Sus numerosas tropas, cuya cantidad era inmensa como el agua de un río, marchaban con sus armas a su lado.
Sin combate y sin lucha le permitió entrar en la ciudad de Babilonia. Salvó a Babilonia de la opresión. A Nabónido, el rey que no lo honraba, lo puso en sus manos. Todos los habitantes de Babilonia, el país de Sumer y el país de Acad en su totalidad, príncipes y gobernadores se postraron de rodillas ante él, besaron sus pies, se alegraron de que fuera el rey; sus rostros estaban resplandecientes.
“El señor, que con su ayuda ha devuelto a los muertos a la vida, que en (un momento de) desastre y opresión ha beneficiado a todos”, así lo celebraban llenos de alegría y ensalzaban su nombre.
“Yo, Ciro, rey del universo, rey poderoso, rey de Babilonia, rey de Sumer y de Acad, rey de las cuatro partes, hijo de Cambises, gran rey, rey de Anšan, nieto de Ciro, gran rey, rey de Anšan, descendiente de Teispes, gran rey, rey de Anšan, semilla eterna de la realeza, cuyo reinado fue amado por Bel y Nabú y a quien querían como rey para complacer a sus corazones. Cuando entré pacíficamente en Babilonia, erigí, en medio de vítores y aclamaciones, la sede del señorío en el palacio del soberano, Marduk, el gran señor, [...] a mí el gran corazón, [...] de Babilonia, me preocupé a diario de su culto.
Mis numerosas tropas desfilaron pacíficamente a través de Babilonia. No permití que se levantara ningún alborotador en todo el país de Sumer y Acad.
La ciudad de Babilonia y todos sus centros de culto mantuve en buen estado. Los habitantes de Babilonia, [que] contra la voluntad [de los dioses...] un yugo inapropiado para ellos, les permití que encontraran descanso a su fatiga, los liberé de su servidumbre. Marduk, el gran señor, se regocijó ante mis [buenas] obras.
A mí, Ciro, el rey quien le adora, y a Cambises, mi propio hijo, así como a todo mi ejército, nos bendijo. Nuestro bienestar felizmente, delante de él. [A esta] gran [orden] todos los reyes que se sientan en tronos de todas partes del mundo, desde el Mar Superior hasta el Mar Inferior, que viven [en regiones distantes], todos los reyes de Amurru, que habitan en tiendas de campaña, me trajeron su pesado tributo y me besaron los pies en Babilonia. Desde […], Aššur y Susa, Agade, Eshnunna, Zamban, Meturnu y Der hasta el territorio de Gutium, las ciudades al otro lado del Tigris, cuyos lugares de residencia habían caído [de v]iejos en la ruina, los dioses que vivían allí los retorné a sus casas y les permití que volvieran a su morada eterna. A todos sus habitantes los reuní y los llevé de vuelta a sus hogares.
Y los dioses de Sumer y Acad, a los que Nabónido, a pesar de la furia del señor de los dioses, había llevado a Babilonia, por orden de Marduk, el gran señor, para su bienestar les llevé a una agradable morada para sus corazones en sus santuarios. Pueden todos los dioses, a los que he puesto en sus ciudades, preguntar a Bel y Nabú para la prolongación de mi vida, decir palabras en mi favor y hablar a Marduk, mi señor: ‘Por Ciro, el rey, que le honra, y Cambises, su hijo […] la realeza’. Las tierras en su totalidad hice habitar en una residencia tranquila.
[…] ganso, dos patos y diez palomas silvestres, encima del ganso, los patos y palomas silvestres […] suministré en abundancia. Para fortalecer la pared de Imgur-Enlil, la gran muralla de Babilonia […], tomé medidas.
[…] El muelle de ladrillo en la orilla del foso, que un rey anterior había construido, sin completar el trabajo […] en la parte exterior, lo que ningún otro rey había hecho, sus artesanos (¿?), la tasa […] en Babilonia [… con] asfalto y ladrillos construí uno nuevo y [completé el trabajo (¿?)]
[…] con bandas de bronce, los umbrales de un nukuse (marco de la puerta) [… en] sus [puertas] [… Una inscripción] con el nombre de Asurbanipal, un rey que me precedió […] encontré.
[…]
[…] eternidad.
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