FE VIOLETA ORTEGA , ESTA HEROICA MUJER QUE DIO TODO POR EL DERROCAMIENTO DEL RÉGIMEN TRUJILLISTA LO HA OLVIDADO TODO Y PASÓ SUS ÚLTIMOS DÍAS EN LA PAZ DE UN ASILO
NOTA: Esta entrevista fue hecha antes de su muerte.
La luz que iluminó su brillante mente casi se apaga. Apenas respira. Abre la boca intentando decir algo, pero ya no puede.
Trata de abrir sus ojos, pero sus fuerzas no le alcanzan para mirar a nadie. Está ya casi en contacto con Dios, muy lejos de este mundo.
En el Centro Geriátrico San Joaquín y Santa Ana, donde se encuentra, se respira la paz que necesitan los que, cuando están llenos de vida, no logran alcanzarla en algunos momentos.
El rostro amable de sor Elena Abreu, muy parecido al de la Virgen que adora Fe Ortega, le sonríe cada día cuando le proporciona alimentos líquidos con una jeringuilla.
También cuenta con Gladys Ayala, la enfermera que la recibió el 28 de abril del 2000 cuando llegó al lugar caminando y pudiendo hacer ejercicios sostenida de las verjas.
Además participaba de las manualidades pintando flores de múltiples colores.
A su alrededor, una serie de mujeres que al igual que ella han llegado al final de sus días, combaten una serie de enfermedades físicas y mentales que las hacen ignorar todo lo que ocasiona angustia y ansiedad al ser humano.
La séptima heroína
Esta heroína que estuvo en la cárcel de La 40, junto a Minerva y María Teresa Mirabal, Asela Morel, Sina Cabral, Dulce Tejada y Miriam Morales, por ser parte del complot que intentaba derrocar al régimen de Trujillo, está ahora a 128 kilómetros de la capital, en cuya tenebrosa cárcel de La 40 la torturaron en los senos con picanas eléctricas.
El albergue de ancianos está en el sector Pontón, a cuatro kilómetros de La Vega y a 26 de su Salcedo natal, donde dejó sembrado su espíritu luchador y hoy los jóvenes pueden percibirlo a través del mural frente al parque del pueblo que refl eja su rostro.
Fe Ortega comenzó a padecer de Alzheimer cuando había llegado a la mitad de un siglo. A sus 50 años ya no podía más con los recuerdos que la torturaban día tras día y se perdió en el olvido de aquellas cosas que más le dolían. Unas veces recordaba y otras olvidaba en un vaivén de indecisiones.
Primera que cae
Ella fue la primera de la familia Ortega que cayó en la cárcel. Por su permanente fe en Dios y la Virgen María se mantuvo en pie cuando vivía sus momentos más tortuosos, llena de vergüenza al verse desnuda frente a sus compañeros de conjura y a los torturadores del régimen. Nació el primero de agosto de 1922, tiempo en que el patriotismo era necesario para salvar al país de las intenciones de los norteamericanos de instalarse aquí con el pretexto de garantizar la estabilidad política.
Siendo estudiante de odontología se casó con el doctor Marino Antonio Toribio y dejó los estudios, que más tarde retomó al romperse su matrimonio y refugiarse en la congregación Obreros de Cristo, con lo que quería frenar las pretensiones de sus admiradores.
A Fe Ortega sólo le interesaba salvar a su pueblo de las injusticias de Trujillo y criar a sus hijos en el ambiente más cordial de las libertades públicas.
Fe María de Jesús Violeta Ortega Guzmán, como es el nombre completo de la heroína, fue criada en un hogar donde la lectura diaria era la regla número uno.
Todas las noches se leía un libro hasta terminarlo y comenzar otro enseguida en su casa materna, compuesta por doña María Esther de la Caridad Guzmán Veloz, pariente del escritor Marcio Veloz Maggiolo y por don Manuel Antonio Ortega Guzmán.
Ella se mantenía al día con las noticias y como era muy apegada a la Iglesia Católica se enteró de la emisión de la Carta Pastoral escrita por los obispos, y al llegar a la cárcel le llevó la noticia a las hermanas Mirabal, sus amigas y compañeras de Salcedo.
En esa carta de la Conferencia del Episcopado Dominicano del 31 de enero de 1960, leída en todos los templos del país donde se ofi ció misa, los obispos pedían oraciones por los presos políticos que abarrotaban las cárceles de La Victoria, El Nueve, La 40 y otros centros de tortura del país, así como “por sus afligidos familiares”.
También le llevó la noticia de que la reacción del “Jefe” ante este hecho lo había puesto furioso porque sabía el papel determinante que habían tenido cartas pastorales parecidas en la caída de los dictadores Juan Domingo Perón, de Argentina; Marcos Pérez Jiménez, de Venezuela, y Gustavo Rojas Pinilla, de Colombia.
Patria Padilla fue la que la enroló en el movimiento patriótico del que nunca se arrepintió de pertenecer, según relata Esther Margarita, la hija de la heroica mujer que hoy lleva el peso de una “Era” que llenó de incertidumbre a su madre y a todo el hogar, incluyéndola a ella y a su hermano Marino Antonio Toribio Ortega, quien terminó suicidándose.
EL ALZHEIMER AFECTÓ EL PENSAMIENTO LÓGICO
El Alzheimer es una degeneración del cerebro que causa demencia en los ancianos, producida por la pérdida gradual de neuronas cerebrales.
La enfermedad afecta a las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje.
Es una deficiencia de la memoria de corto plazo. Se olvidan las cosas que acaban de suceder y a largo se eliminan los recuerdos.
Está asociada con problemas del pensamiento, del juicio y otros trastornos de la función cerebral y cambios en la personalidad.
LA HIJA QUE QUEDÓ PARA CONTAR LA HISTORIA
EL LAMENTO DE ESTHER TORIBIO
Esther Margarita Toribio Ortega lamenta que su madre tuviese que estar en un asilo.
Ella no pudo tenerla por sus precarias condiciones económicas y porque como formó parte del “complot develado”, no logró tener la paz que se requiera para cuidar a un enfermo de Alzheimer.
En una entrevista que se le realizara antes de morir, dijo con firmeza que no está sola. “Estoy con Dios y con la Virgen y mi papá tuvo tres hijos más que son muy buenos conmigo.
Todos son médicos: Ivelisse Toribio, patóloga; Arlette Toribio, nefróloga, y Marino Antonio Toribio, médico”.
LA INVADE LA PENA MATERNA
Pero sus lágrimas la delatan cuando termina de nombrar a sus hermanos de padre y cita que su hija la ha abandonado.
“Hace 15 años que no veo a mi hija, no he podido conocer a mi nieta, que ya tiene 12 años.
Mi hija tuvo a un varón que ya tiene 18 años, a ese sí lo conocí, pero yo no la veo a ella...”. La tristeza de no tener a la madre y tampoco a la hija, que vive en los Estados Unidos, la invade.
Esther Margarita atribuye el olvido de su hija al hecho de que ésta sacó la sangre fría de su padre, el húngaro Kalman Lieber, con quien se casó y sólo la tuvo a ella, que lleva el nombre de la princesa del primer imperio húngaro, Fe Juliana.
TRUJILLO LE ROBÓ SU NIÑEZ
A los nueve años transporta pólvora y relojes en su mochila, a los 12 participa en mítines en contra de Trujillo y a pesar de su corta edad siempre supo lo que estaba pasando porque su mamá se lo contaba todo por si un día no volvía. Para asegurarse de que no le fuera a pasar nada su mamá le decía: “Si te preguntan algo dile que a los muchachos no se les dice nada porque todo lo hablan”.
Esa clave fue usada por ella durante un mitin cuando un calié le estaba preguntando quiénes organizaron la revuelta.
La música ha sido la compañera de Esther Margarita. El teclado de su piano ha sido el testigo fiel de sus angustias y los más fervientes recuerdos del heroísmo de su madre y de la osadía de su padre.
Doña Fé, falleció el 9 de septiembre del 2010, a los 88 años de edad
Texto: Wendy Santana para el Listín Diario
NOTA: Esta entrevista fue hecha antes de su muerte.
La luz que iluminó su brillante mente casi se apaga. Apenas respira. Abre la boca intentando decir algo, pero ya no puede.
Trata de abrir sus ojos, pero sus fuerzas no le alcanzan para mirar a nadie. Está ya casi en contacto con Dios, muy lejos de este mundo.
En el Centro Geriátrico San Joaquín y Santa Ana, donde se encuentra, se respira la paz que necesitan los que, cuando están llenos de vida, no logran alcanzarla en algunos momentos.
El rostro amable de sor Elena Abreu, muy parecido al de la Virgen que adora Fe Ortega, le sonríe cada día cuando le proporciona alimentos líquidos con una jeringuilla.
También cuenta con Gladys Ayala, la enfermera que la recibió el 28 de abril del 2000 cuando llegó al lugar caminando y pudiendo hacer ejercicios sostenida de las verjas.
Además participaba de las manualidades pintando flores de múltiples colores.
A su alrededor, una serie de mujeres que al igual que ella han llegado al final de sus días, combaten una serie de enfermedades físicas y mentales que las hacen ignorar todo lo que ocasiona angustia y ansiedad al ser humano.
La séptima heroína
Esta heroína que estuvo en la cárcel de La 40, junto a Minerva y María Teresa Mirabal, Asela Morel, Sina Cabral, Dulce Tejada y Miriam Morales, por ser parte del complot que intentaba derrocar al régimen de Trujillo, está ahora a 128 kilómetros de la capital, en cuya tenebrosa cárcel de La 40 la torturaron en los senos con picanas eléctricas.
El albergue de ancianos está en el sector Pontón, a cuatro kilómetros de La Vega y a 26 de su Salcedo natal, donde dejó sembrado su espíritu luchador y hoy los jóvenes pueden percibirlo a través del mural frente al parque del pueblo que refl eja su rostro.
Fe Ortega comenzó a padecer de Alzheimer cuando había llegado a la mitad de un siglo. A sus 50 años ya no podía más con los recuerdos que la torturaban día tras día y se perdió en el olvido de aquellas cosas que más le dolían. Unas veces recordaba y otras olvidaba en un vaivén de indecisiones.
Primera que cae
Ella fue la primera de la familia Ortega que cayó en la cárcel. Por su permanente fe en Dios y la Virgen María se mantuvo en pie cuando vivía sus momentos más tortuosos, llena de vergüenza al verse desnuda frente a sus compañeros de conjura y a los torturadores del régimen. Nació el primero de agosto de 1922, tiempo en que el patriotismo era necesario para salvar al país de las intenciones de los norteamericanos de instalarse aquí con el pretexto de garantizar la estabilidad política.
Siendo estudiante de odontología se casó con el doctor Marino Antonio Toribio y dejó los estudios, que más tarde retomó al romperse su matrimonio y refugiarse en la congregación Obreros de Cristo, con lo que quería frenar las pretensiones de sus admiradores.
A Fe Ortega sólo le interesaba salvar a su pueblo de las injusticias de Trujillo y criar a sus hijos en el ambiente más cordial de las libertades públicas.
Fe María de Jesús Violeta Ortega Guzmán, como es el nombre completo de la heroína, fue criada en un hogar donde la lectura diaria era la regla número uno.
Todas las noches se leía un libro hasta terminarlo y comenzar otro enseguida en su casa materna, compuesta por doña María Esther de la Caridad Guzmán Veloz, pariente del escritor Marcio Veloz Maggiolo y por don Manuel Antonio Ortega Guzmán.
Ella se mantenía al día con las noticias y como era muy apegada a la Iglesia Católica se enteró de la emisión de la Carta Pastoral escrita por los obispos, y al llegar a la cárcel le llevó la noticia a las hermanas Mirabal, sus amigas y compañeras de Salcedo.
En esa carta de la Conferencia del Episcopado Dominicano del 31 de enero de 1960, leída en todos los templos del país donde se ofi ció misa, los obispos pedían oraciones por los presos políticos que abarrotaban las cárceles de La Victoria, El Nueve, La 40 y otros centros de tortura del país, así como “por sus afligidos familiares”.
También le llevó la noticia de que la reacción del “Jefe” ante este hecho lo había puesto furioso porque sabía el papel determinante que habían tenido cartas pastorales parecidas en la caída de los dictadores Juan Domingo Perón, de Argentina; Marcos Pérez Jiménez, de Venezuela, y Gustavo Rojas Pinilla, de Colombia.
Patria Padilla fue la que la enroló en el movimiento patriótico del que nunca se arrepintió de pertenecer, según relata Esther Margarita, la hija de la heroica mujer que hoy lleva el peso de una “Era” que llenó de incertidumbre a su madre y a todo el hogar, incluyéndola a ella y a su hermano Marino Antonio Toribio Ortega, quien terminó suicidándose.
EL ALZHEIMER AFECTÓ EL PENSAMIENTO LÓGICO
El Alzheimer es una degeneración del cerebro que causa demencia en los ancianos, producida por la pérdida gradual de neuronas cerebrales.
La enfermedad afecta a las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje.
Es una deficiencia de la memoria de corto plazo. Se olvidan las cosas que acaban de suceder y a largo se eliminan los recuerdos.
Está asociada con problemas del pensamiento, del juicio y otros trastornos de la función cerebral y cambios en la personalidad.
LA HIJA QUE QUEDÓ PARA CONTAR LA HISTORIA
EL LAMENTO DE ESTHER TORIBIO
Esther Margarita Toribio Ortega lamenta que su madre tuviese que estar en un asilo.
Ella no pudo tenerla por sus precarias condiciones económicas y porque como formó parte del “complot develado”, no logró tener la paz que se requiera para cuidar a un enfermo de Alzheimer.
En una entrevista que se le realizara antes de morir, dijo con firmeza que no está sola. “Estoy con Dios y con la Virgen y mi papá tuvo tres hijos más que son muy buenos conmigo.
Todos son médicos: Ivelisse Toribio, patóloga; Arlette Toribio, nefróloga, y Marino Antonio Toribio, médico”.
LA INVADE LA PENA MATERNA
Pero sus lágrimas la delatan cuando termina de nombrar a sus hermanos de padre y cita que su hija la ha abandonado.
“Hace 15 años que no veo a mi hija, no he podido conocer a mi nieta, que ya tiene 12 años.
Mi hija tuvo a un varón que ya tiene 18 años, a ese sí lo conocí, pero yo no la veo a ella...”. La tristeza de no tener a la madre y tampoco a la hija, que vive en los Estados Unidos, la invade.
Esther Margarita atribuye el olvido de su hija al hecho de que ésta sacó la sangre fría de su padre, el húngaro Kalman Lieber, con quien se casó y sólo la tuvo a ella, que lleva el nombre de la princesa del primer imperio húngaro, Fe Juliana.
TRUJILLO LE ROBÓ SU NIÑEZ
A los nueve años transporta pólvora y relojes en su mochila, a los 12 participa en mítines en contra de Trujillo y a pesar de su corta edad siempre supo lo que estaba pasando porque su mamá se lo contaba todo por si un día no volvía. Para asegurarse de que no le fuera a pasar nada su mamá le decía: “Si te preguntan algo dile que a los muchachos no se les dice nada porque todo lo hablan”.
Esa clave fue usada por ella durante un mitin cuando un calié le estaba preguntando quiénes organizaron la revuelta.
La música ha sido la compañera de Esther Margarita. El teclado de su piano ha sido el testigo fiel de sus angustias y los más fervientes recuerdos del heroísmo de su madre y de la osadía de su padre.
Doña Fé, falleció el 9 de septiembre del 2010, a los 88 años de edad
Texto: Wendy Santana para el Listín Diario
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