RENACER CULTIRAL

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Solo la cultura salva los pueblos.

domingo, 11 de septiembre de 2016

LA RAZA CONSMICA.

LA RAZA CONSMICA.
José Vasconcelos predice la formación de una quinta raza universal, proveniente de la Unión  del negro, el indio,  el mongol y el blanco. “los ingleses –dice- fuerte constructores de imperios cometieron el pecado de destruir las  razas en el nuevo continente, en tanto que nosotros la asimilamos, y esto nos da derechos nuevos y esperanza de una misión  sin precedente en la Historia….. La colonización española creó mestizaje; esto señala su carácter, fija  su responsabilidad  y define su porvenir.
En el suelo de América hallará  término la dispersión, allí se consumará  la unidad por el triunfo del amor fecundo, y la superación  de todas   las  estirpes. En su ley de los tres estados sociales, el material o guerrero, el intelectual o político y el espiritual o estético, Vasconcelos, refiriéndose a este tercer periodo, dice que en el “la orientación de la conducta se buscará el sentimiento creador y en la belleza que convence….Vendrá la pasión que redime de la baja sensualidad. Vivir  en pathos, sentir por toda una emoción tan intensa, que el movimiento de las cosas adopte ritmos de dicha; he ahí un rasgo del tercer periodo.
A él se llega soltando el anhelo divino para que alcance, sin puentes de moral y de lógica, de un solo ágil salto, las zonas de revelación. … El alma de la arquitectura es ritmo que trasciende el mecanismo, y no se conoce más ley que el  misterio de la belleza divina.. El cruce de contrarios, conforme a la ley mendeliana de la herencia, producirá variaciones discontinuas  y sumamente compleja, como son múltiples y diversos los elementos de la cruza humana.
Uniones fundadas en la capacidad y la belleza de los tipos tendrán  que producir un gran número de individuos dotados con las cualidades dominantes. . La raza hebrea no era para  que los egipcios arrogantes otra cosa que una ruin casta de esclavos y de ella nació Jesucristo, el autor del mayor movimiento de la Historia;  el que anunció el amor de todos los hombres. Este  amor será  uno de los dogmas fundamentales de la quinta raza, que ha de producirse en América.
El cristianismo libera y engendra vida,  porque contiene revelación universal, no nacional; por eso tuvieron que rechazarlo los mismos judíos, que no se decidieron comulgar con los gentiles. Pero   la América es patria de la gentilidad, la verdadera tierra de promisión  cristiana… El cristianismo predicó el amor como base de las relaciones humanas, y ahora comienza a verse que sólo  el amor es capaz de producir una humanidad excelsa. Esplende la aurora de una época sin par. Se diría que es el cristianismo el que va a consumarse, pero ya no sólo en las almas sino en la raíz  de los seres…Solamente.
El primer  ejemplo verdadero de la verificación   de la igualdad política y social de las razas en América, de manera total y permanente, corresponde, a esta maravillosa isla de Santo Domingo
Tomando de la Fuente; Américo Lugo, Historia de Santo Domingo, cap. XLVII, págs...241-242. Imprenta de la Librería Dominicana, 28 de junio de 1952, Ciudad Trujillo, Rep. Dominicana.
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José Vasconcelos
(Oaxaca, 1882 - Ciudad de México, 1959) Político, pensador y escritor mexicano. Fue el fundador del Ministerio de Educación en su país, desde el cual desarrolló una fecunda y extraordinaria labor, lo que le mereció el sobrenombre de El maestro de la juventud de América.
Licenciado en derecho por la Escuela Nacional de Jurisprudencia en 1907, presidió en 1909 el Ateneo de la Juventud, del que fue fundador. Fue partidario de la Revolución Mexicana desde sus inicios, ya que participó en el movimiento maderista como uno de los cuatro secretarios del Centro Anti reeleccionista de México. Fue designado codirector del periódico El Anti reeleccionista por Félix F. Palavicini.
En la insurrección de 1910-11 fue secretario y sustituto de Francisco Vázquez Gómez, agente confidencial de Madero en Washington, y fundador del Partido Constitucionalista Progresista. Después del golpe de Estado de Victoriano Huerta, Venustiano Carranza lo designó agente confidencial ante los gobiernos de Inglaterra y Francia, para tratar de evitar que éstos otorgaran ayuda financiera al dictador.
En 1914 fue nombrado director de la Escuela Nacional Preparatoria. Huyó luego a Estados Unidos, ya que Venustiano Carranza pretendió arrestarlo por pecar de crítico. A su regreso asistió a la Convención de Aguascalientes y desempeñó el cargo de secretario de Instrucción Pública durante dos meses en el gabinete de Eulalio Guzmán.
En 1915 se exilió en Estados Unidos. En 1920 se entrevistó con Álvaro Obregón y ofreció su apoyo al Plan de Agua Prieta, que pretendía destituir de la presidencia de la república a Venustiano Carranza, y así consolidar la candidatura presidencial del general Álvaro Obregón. Adolfo de la Huerta lo designó jefe del Departamento Universitario y de Bellas Artes. En este cargo impuso a la Universidad Nacional el actual escudo y el lema "Por mi raza hablará el espíritu".
Continuó en el cargo bajo la presidencia de Álvaro Obregón, quién lo designó titular de la Secretaría de Educación Pública al crearse esta dependencia. Desde este puesto impuso la educación popular, trajo a México educadores y artistas destacados, creó numerosas bibliotecas populares y los departamentos de Bellas Artes, Escolar y de Bibliotecas y Archivos; reorganizó la Biblioteca Nacional, dirigió un programa de publicación masiva de autores clásicos, fundó la revista El Maestro, promovió la escuela y las misiones rurales y propició la celebración de la primera Exposición del Libro. Durante su gestión se encargaron murales para decorar distintos edificios públicos a los pintores José Clemente Orozco y Diego Rivera, aunque algunos han afirmado que dichos murales tuvieron que vencer la tenaz resistencia del ministro Vasconcelos, a cuyo entender Orozco hacía "horribles caricaturas".
Después de la firma de los Tratados de Bucareli condenó el asesinato del senador Field Jurado y renunció a su puesto en la SEP. Fue candidato al gobierno de Oaxaca pero fue derrotado y optó por el exilio. En París y Madrid publicó la primera época de la revista La Antorcha (1924-25). A su regreso a México fue candidato a la Presidencia de la República por el Partido Nacional Anti reeleccionista.
Al anunciarse el triunfo del candidato oficial Pascual Ortiz Rubio, los anti reeleccionistas denunciaron el fraude electoral y Vasconcelos proclamó en Sonora el Plan de Guaymas, llamando sin éxito a un levantamiento armado. Encarcelado después de promulgar su plan, se auto designó "única autoridad legítima" y desconoció a las autoridades federales, estatales y municipales que "burlan el voto público desde hace treinta años". Ya liberado se exilió en París, donde volvió a publicar La Antorcha. A su regreso desempeñó la dirección de la Biblioteca Nacional durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho (1940-1946).
La obra de José Vasconcelos
Su abundante obra literaria ha sido clasificada en cinco apartados fundamentales. En filosofía, influido sin duda por los escritos de Schopenhauer, al que tenía en gran estima, se convirtió en el adalid de la lucha contra el positivismo y el utilitarismo, que tan gran predicamento habían alcanzado en América por aquel entonces.
En el ámbito filosófico, pueden mencionarse libros como Pitágoras, una teoría del ritmo (1916), El monismo estético (1918) o Lógica Orgánica (1945), que organizan un sistema fundamentado en el juicio estético, donde la belleza se convierte en una forma superior de la realidad y el método sintético de la música pone de relieve lo universal concreto; él mismo afirmó que su doctrina filosófica era "un monismo basado en la estética"
Nota, este notable escritor mexicano, visito la ciudad de La Vega, a una  actividad en la Sociedad la Progresista, y durmió en el Hotel Royal Palace.  ( Ub/Solis)

AMERICO LUGO.

Nació en la ciudad de Santo Domingo el 4 de abril de 1870, en la calle Sánchez esquina El Conde. Fueron sus padres Tomás Joaquí­n Lugo y doña Cecilia Herera. Murió el 4 de agosto de 1952 en la misma ciudad que lo vio nacer.
Discí­pulo amantí­simo de Eugenio Marí­a de Hostos, gran parte de su conducta cí­vica está inspirada en las prendas de la moral social del sabio maestro puertorriqueño. El hecho de no haber conciliado el modelo hostosiano de finales del siglo XIX, con una visión ecléctica al modelo dominicano del siglo XX fue su gran tragedia, aislándolo de toda posibilidad de participación en un eventual proceso de transformación ética con la participación de sus mejores hijos. Finalmente su hogar le sirvió de refugio, aislándose del mundo exterior.

Abogado de un prolongado ejercicio, ensayista como historiador, fue el primero entre nuestros investigadores en recibir oficialmente el encargo de explorar los archivos europeos, especialmente el de Indias, en procura de poner a disposición de los historiadores locales y extran jeros las fuentes primarias de nuestro pasado colonial. Gran parte del resultado de esa labor, realizada en condiciones un tanto artesanal, por no disponer entonces de los actuales recursos técnicos para llevar a cabo este tipo de trabajo, consiste en 97 libretas que contienen importantes informaciones acerca de la historia dominicana, 7702 papeletas y unos 957 documentos. En 1938 se inició su publicación, comenzando en el No. 1 del Boletí­n del Archivo General de la Nación.
La Misión Lugo, dispuesta por el asesinado presidente Ramón Cáceres, se inició en 1911 y se extendió hasta 1916. Durante ese perí­o do exploró los archivos y la Biblioteca Nacional de Francia; el Archivo Histórico de Madrid, el Archivo General de Indias, de Sevila, así­ como la Biblioteca de la Ciudad de New York y la Biblioteca del Congreso, con sede en Washington.
Ejerció el periodismo como tribuna para exponer sus ideas al ser vicio de los mejores intereses de la patria. Fue un nacionalista insobornable, hasta llegar a constituirse en un verdadero paradigma por su vida ejemplar.
Los editoriales del periódico Patria, fundado por don Américo en 1922 en San Pedro de Macorí­s, son ejemplo de sus condiciones cí­vicas y éticas. El mismo espí­ritu se refleja en los artí­culos aparecidos en el Listí­n Diario, en El Nuevo Régimen, en El Progreso, en La Cuna de América, en Letras y en El Tiempo, así­ como en todos los demás medios nacionales y extranjeros en los que escribió durante su vida activa como profesional del derecho y escritor de fino estilo y de pensamiento aleccionador.
La tragedia de ciudadanos de la estatura moral del doctor Américo Lugo ha consistido en pensar que nuestro paí­s ha debido ser como ellos lo concebí­an y no como realmente ha sido. De ahí­ su frustración y su incapacidad para sortear las vicisitudes, permitiendo con su ausencia el predominio de los mediocres, lastre que ha contaminado nuestro anómalo proceso histórico desde Juan Pablo Duarte hasta nuestros dí­as.
Del Dr.Américo Lugo se ha dicho que por su carácter de reciedumbre inquebrantable, es muralla de cí­vicas virtudes y trinchera de patriotismo inmaculado. Esto explica su actitud ante la intervención militar norteamericana de 1916. Ese acto de fuerza, contraviniendo los más elementales principios consignados en los Convenios internacionales, debí­a ser denunciado en todos los escenarios donde tuviera cabida el derecho y la justicia. Y así­ lo hizo, a riesgo de su libertad y de su propia vida.
Su campaña periodí­stica y sus disertaciones en contra de este insólito hecho motivó en 1920 que la llamada Alta Comisión Militar lo detuviera como a tantos otros patriotas, pero su verticalidad fue de tal magnitud que desconcertó al organismo opresor, al punto que aplazó la causa y el fallo no fue pronunciado y se le concedió la libertad mediante el pago de una fianza de $300.00.
El apreciado periodista venezolano radicado en nuestro paí­s, Horacio Blanco Fombona, comentó el 12 de septiembre de 1920, en las columnas de la revista Letras que él dirigí­a: "Es esta una muralla más inaccesible que la china, tras la cual se coloca el reo, y coloca también al paí­s al colocarse él". Y Peña Batle: es "paradigma de dominicanidad. Maestro y guí­a de su generación".
Esa misma actitud ireductible acerca de la intervención militar norteamericana de don Américo puede verse en los lineamientos programáticos del Partido Nacionalista, cuyos estatutos elaboró y cuya presidencia ostentaba en 1925.
Pero como se suele decir que genio y figura hasta la sepultura, con ese mismo espí­ritu rechazó directamente a Rafael Leonidas Trujilo Molina, a través de una carta del 13 de febrero de 1936.
En una carta anterior, también dirigida al generalí­simo Trujilo Molina, el 4 de abril de 1934, le expresa la imposibilidad de aceptar ningún cargo oficial, ya que se habí­an hecho ofertas en ese sentido, "no solo a causa de mi estado de salud, sino también a causa de mi convicción de que el pueblo dominicano no constituye nación".
Representó el paí­s en diferentes congresos y conferencias internacionales, en las cuales demostró su competencia

Su variada bibliografí­a bien puede ser considerada como modelo de voluntad y de dignidad. El 18 de julio de 1935 suscribieron el Dr. Américo Lugo y el Gobierno dominicano un contrato por US5,000 para escribir una Historia de la isla de Santo Domingo, desde el descubrimiento hasta 1899, pero a Trujilo se le ocurió decir el 26 de enero de 1936, durante la inauguración de un acueducto y un mercado en la comunidad de Esperanza, que él habí­a confiado a Lugo "escribir, en calidad de Historiador Oficial, la historia del pasado y del presente", aseveración que Lugo rechazó tajantemente. Entendí­a que "historiógrafo e historiador oficial huele a palaciego o cortesano, y yo soy la antí­tesis de todo eso", y, además, para él "la virtud y la ambición son en principio incompatibles".
Durante el oprobioso régimen del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina mantuvo una actitud de abierta oposición. Amenzado y vigilado se vio en la necesidad de vivir prácticamente encerrado en su hogar. Muchas veces fue invitado para que aceptara cargos públicos y rechazó cada una de esas invitaciones.
Su obra, en total, comprende unos 26 tí­tulos, entre otros:
A punto largo (1901), donde dejó consignado que "gobernar es amar"; Heliotropo (1903; Ensayos dramáticos (1906); Bibliografí­a (1906); Camafeos (1919); Los restos de Colón (1927); Baltazar López de Castro y la despoblación del nor te de la Española (1947); Recopilación diplomática relativa a las colonias francesa y española de la isla de Santo Domingo (1640-1701), tomo tercero de la Colección Trujilo (1944); Américo Lugo. Antologí­a. Selección, introducción y notas de Vetilio Alfau Durán. Librerí­a Dominicana (1949); Antologí­a de Américo Julia, compilada por Julio Jaime Julia; tres tomos (1976-1977-1978): Edad Media de la Isla Española. Historia de Santo Domingo, desde el 1556 hasta 1608. (1952).
Con atributos más que sobrados se inserta don Américo en los volúmenes XIV-XV-XVI de la Biblioteca de Clásicos Dominicanos, presentados por la autorizada pluma del Lic. Roberto Cassá, quien considera que "Lugo incorporó a plenitud las enseñanzas de Hostos, liberales, democráticas y racionalistas".

Con esas ideas vivió y con ellas bajó a la tumba Acosado por el régimen Trujillista y marginado por muchos que una vez fueron sus amigos íntimos, casi en la miseria, murió en Santo Domingo el 4 de agosto del 1952, en un ambiente de soledad, casi inadvertido.

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