RENACER CULTIRAL

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Solo la cultura salva los pueblos.

viernes, 9 de septiembre de 2016

NOCIONES SOBRE PUEBLO, NACIÓN, ESTADO: QUÉ ES EL PUEBLO?

NOCIONES SOBRE PUEBLO, NACIÓN, ESTADO:
QUÉ ES EL PUEBLO?

Fuente: Blogs Planeta Sedna. Conceptos de Ciencia Política
Nota: no tiene autor, por lo cual no aparece. Por considerar el material como muy educativo. Fue copiado como aparece.
QUE ES EL PUEBLO?
El significado de la palabra “pueblo” varía con las épocas y los sistemas políticos. En otros tiempos se la usó para señalar a los que carecían de privilegios o, por el contrario, a los que gozaban de los derechos políticos, es decir, a los que podían votar y ser elegidos por su posición social o económica.
Actualmente, el pueblo lo constituye la. Totalidad de las personas que integran el Estado. No se admiten privilegios basados en la raza, el sexo, la religión, la posición económica, etc.
Todos integran el pueblo, porque todos gozan de la igualdad ante la ley. Nuestra Constitución declara al respecto: “La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento; no hay en ella fueros personales, ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos, sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas” (art. 16).
Pero también en las democracias modernas se emplea la palabra pueblo con un sentido restringido para referirse a las personas que pueden votar y ser elegidas. La Constitución argentina, por ejemplo, dice que los diputados son “‘elegidos directamente por el pueblo” (art. 37). Pero el derecho de elegir, es decir, de votar, no lo tienen los argentinos menores de 18 años, ni los extranjeros que carecen de carta de ciudadanía.
VERDADERO SENTIDO DEL TÉRMINO PUEBLO. MASA Y MULTITUD
Formar parte del pueblo de un Estado, gozar del privilegio de elegir a quienes han de gobernar, es un derecho que exige una gran responsabilidad. Pero no todos los ciudadanos son igualmente responsables. Esto nos lleva a distinguir el verdadero pueblo de la masa. El VERDADERO PUEBLO está integrado por ciudadanos conscientes de su propia responsabilidad. En un pueblo digno de este nombre, los ciudadanos tienen plena conciencia de su responsabilidad, de sus deberes y de sus derechos; saben que su libertad está limitada por la libertad y la dignidad de los demás. En un pueblo verdadero, la desigualdad no es arbitraria. Es una consecuencia de la desigualdad humana, pues no todos poseemos la misma capacidad, la misma voluntad, etc.
La MASA está formada por individuos que carecen de ideales y de responsabilidad. El hombre-masa es el que no se distingue de los demás. Hace lo que hacen los otros. No le interesa labrarse un porvenir. Menosprecia los valores intelectuales y espirituales. Desea que lo conduzcan, que todo se lo den pensado. Esto explica el éxito del demagogo ante las masas y también su monologar constante. La masa es la enemiga de la verdadera democracia porque ahoga la libertad y destruye la igualdad. La masa quiere que todos amen y odien como ella ama y odia. No admite que se la contradiga. Para la masa la igualdad es la uniformidad. No comprende el respeto de la tradición, la dignidad, el sentimiento del verdadero honor, la actividad personal.
NOCIONES SOBRE PUEBLO, NACIÓN, ESTADO
El pueblo vive y se mueve por sí mismo; la masa no piensa, necesita que la conduzcan. La multitud es un conjunto de personas que actúan movidos por una comunidad de deseos, de ideas, de modo de ser. En los Estados modernos, con sus ciudades superpobladas, con sus rápidos medios de comunicación y de transporte, es fácil la reunión de multitudes que anhelan exteriorizar sus deseos. A veces, esas multitudes obran movidas por ideales superiores de justicia o de libertad. Otras veces se mueven para dar rienda suelta a sus bajas pasiones. El valor de la multitud depende de lo que persigue. Pero sus características son siempre las mismas. La multitud se caracteriza por su excitabilidad y por su falta de reflexión. Obra por contagio y sus reacciones suelen adquirir una violencia que difícilmente adoptarla cada uno de los individuos que la integran si obrara en forma aislada.
QUE SE ENTIENDE POR NACIÓN
Existen dos conceptos de “nación”: uno político y otro cultural. Desde el punto de vista político la nación es una sociedad independiente formada por quienes reconocen un territorio, un pasado y un destino histórico comunes. Todos los Estados son a la vez naciones desde el punto de vista político: Argentina, Brasil, España, Italia, etc. En estas naciones se hablan distintas lenguas, se practican diversas religiones, viven hombres de diferentes razas, pero una larga existencia en común y un territorio propio han creado grupos humanos homogéneos. Desde el punto de vista cultural, la nación es una comunidad basada en ciertos bienes culturales, como el idioma, la religión, la raza, etc. Por lo común, las naciones culturales son naciones políticas que han perdido su territorio. Tal fue el caso, durante muchos siglos, de la nación judía.
A veces, la nación cultural se extiende más allá de las fronteras de un Estado porque parte de su población ha emigrado a otros, formando en éstos minorías nacionales que se distinguen por su raza, su idioma, sus tradiciones, sus ritos religiosos, etc.
QUÉ ES LA NACIÓN ARGENTINA
La Nación Argentina es la comunidad formada por quienes reconocemos un territorio común e iguales vínculos históricos, sintiéndonos, además, impulsados hacia un mismo destino. El espíritu nacional se fue gestando durante el período hispánico, cuando los criollos comenzaron a considerarse iguales entre sí y distintos de los españoles. Este espíritu nacional se intensificó durante los primeros gobiernos patrios, que afirmaron nuestra independencia creando los símbolos nacionales (el himno, la escarapela, la bandera, el escudo) y manteniendo la unidad. Las diversas leyes y constituciones dictadas a partir de 1810 reconocieron siempre la existencia de una patria común, con su unidad social y su territorio. Nunca se perdió de vista, a lo largo de nuestra historia, la comunidad de orígenes y de destino, es decir, nunca se perdió el concepto de nación (J. V. González).
QUÉ ES EL ESTADO
El Estado es la nación organizada jurídica y políticamente. Es la nación sometida a un sistema de instituciones y leyes que forman su unidad política, jurídica y administrativa.
Los elementos del Estado son tres: la población, el territorio y el poder público.
a) La población es el elemento humano del Estado. La población es un elemento variable. Aumenta o disminuye a través del tiempo y puede estar integrada por unos pocos cientos de miles de personas (tal es el caso de Luxemburgo), o por muchos millones.
b) El territorio es el elemento geográfico. También es un elemento variable. Pocos Estados conservan sus mismas fronteras durante un lapso prolongado.
c) El poder público o poder político es la capacidad que tiene el Estado para alcanzar sus propios fines; es el derecho que tiene de mandar y de ser obedecido dentro de su territorio. Cuando el poder público no reconoce otro poder superior a él, porque es independiente y es el más alto, se lo llama poder público soberano. En un sentido más restringido, se entiende por Estado las autoridades que lo representan y gobiernan.
FUNCIÓN DEL ESTADO AL SERVICIO DEL HOMBRE Y DE LA SOCIEDAD
La función esencial del Estado es el mantenimiento del orden y la defensa nacional. Además, el Estado debe amparar las justas libertades de la persona humana y al mismo tiempo coordinar y orientar todos los esfuerzos hacia un fin común superior. El Estado desempeña también funciones relacionadas con el bienestar material, intelectual y moral del hombre y de la sociedad. el Estado fiscalice en forma adecuada la producción, la El BIENESTAR MATERIAL de la población exige un buen ordenamiento económico.
Para lograrlo, es necesario que circulación, la distribución y el consumo de los productos, procurando también que exista armonía entre. el capital y el trabajo. El Estado debe asimismo encargarse de ciertas funciones, como las relativas a obras públicas, previsión y asistencia sociales. Las obras públicas son aquellas que el Estado construye directa o indirectamente para los diferentes servicios a su cargo y para uso y aprovechamiento general (caminos, canales, telégrafos, etc.). La previsión social consiste en evitar o disminuir los males que afectan a la sociedad.
La lucha contra la desocupación, la construcción de viviendas higiénicas, el otorgamiento de jubilaciones y pensiones, son algunos de los recursos utilizados. La asistencia social atiende a la salud de la población. El Estado tiene la obligación de exigir a todos los habitantes el cuidado de su salud y su tratamiento en caso de enfermedad, proporcionando servicios gratuitos a los que carezcan de recursos. Además, el Estado debe atender con sus propios medios cuanto contribuya a mejorar las condiciones sanitarias de la población. El DESARROLLO INTELECTUAL es una necesidad del hombre, quien debe recurrir, para satisfacerla, a los auxilios y ventajas que le proporciona la vida en sociedad. La familia no puede por sí misma dar todo lo que exige el perfecto desarrollo intelectual.
El Estado debe, pues, concurrir con su cooperación eficaz al perfeccionamiento de las inteligencias, promoviendo la cultura (mediante la instalación de museos, bibliotecas, laboratorios, etc.) fomentando la buena enseñanza y alentando y protegiendo a los estudiosos en todas las ramas del saber (con becas, viajes de estudio, premios, etc.). La PERFECCIÓN MORAL, es decir, la honestidad de costumbres, es el elemento más importante del orden social. El Estado, que es el encargado de promover y obtener el bien común, tiene con respecto a la moralidad estrechos deberes. Esos deberes consisten en fomentar y estimular la virtud, al mismo tiempo que en reprimir todo germen de inmoralidad.
EL PUEBLO Y LA MASA :
El pueblo vive de la plenitud de la vida de los hombres que lo componen, cada uno de los cuáles —en su propio puesto y a su manera— es persona consciente de sus propias responsabilidades y de sus convicciones propias. La masa, por el contrario espera el impulso de fuera, juguete fácil en las manos de un cualquiera que explota sus instintos o impresiones, dispuesta a seguir, cada vez una, hoy ésta, mañana aquella otra bandera. De la exuberancia de vida de un pueblo verdadero, la vida se difunde abundante y rica en el Estado y en todos sus órganos, infundiendo en ellos con vigor, que se renueva incesantemente, la conciencia de la propia responsabilidad, el verdadero sentimiento del bien común.
De la fuerza elemental de la masa, hábilmente manejada y usada, puede también servirse el Estado; en las manos ambiciosas de uno solo o de muchos agrupados artificialmente por tendencias egoístas, puede el mismo Estado, con el apoyo de la masa reducida a no ser más que una máquina, imponer su arbitrio a la parte mejor del verdadero pueblo; así el interés común queda gravemente herido, y por mucho tiempo, y la herida es muchas veces difícilmente curable.
Con lo dicho parece clara otra conclusión: la masa es la enemiga capital de la verdadera democracia y de su ideal de libertad y de igualdad En un pueblo digno de tal nombre, el ciudadano siente en sí mismo la conciencia de su personalidad, de sus deberes y de sus derechos, de su libertad unida al respeto de la libertad y de la dignidad de los demás. En un pueblo digno de tal nombre todas las desigualdades que proceden, no del arbitrio sino de la naturaleza misma de las cosas, desigualdades de cultura, de bienes, de posición social —sin menoscabo, por supuesto, de la justicia y de la caridad mutuas— no son de ninguna manera obstáculo a la existencia y al predominio de un auténtico espíritu de comunidad y de fraternidad. Más aún, esas desigualdades, lejos de lesionar en manera alguna la igualdad civil, le dan su significado legítimo, es decir, que ante el Estado cada uno tiene el derecho de vivir honradamente su existencia persona1 en el puesto y en las condiciones en que los designios y la disposición de la Providencia lo han colocado.
Como antítesis de este cuadro del ideal democrático de libertad y de igualdad en un pueblo gobernado por manos honestas y próvidas, ¡qué espectáculo presenta un Estado democrático dejado al arbitrio de la masa! La libertad, de deber moral de la persona, se transforma en pretensión tiránica de desahogar libremente los impulsos y apetitos humanos con daño de los demás. La igualdad degenera en nivelación mecánica, en uniformidad monocroma, y el sentimiento del verdadero honor, la actividad personal, el respeto de la tradición, la dignidad, en una palabra, todo lo que da a la vida su valor, poco a poco se hunde y desaparece.
Y únicamente sobreviven, por una parte, las víctimas engañadas por la fascinación aparatosa de la democracia, fascinación que se confunde ingenuamente con el espíritu mismo de la democracia, con la libertad e igualdad, y, por otra, los explotadores más o menos numerosos que han sabido, mediante la fuerza del dinero o de la organización, asegurarse sobre los demás una posición privilegiada y aun el mismo poder (Pío XII).

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