Nota sobre la vida política de Horacio Vásquez
Su partida de nacimiento lo designaba con el nombre de Felipe Horacio. Seguramente con el propósito de rememorar a su viejo ascendiente el General Felipe Vásquez, que fue gobernador Civil y Militar de La Vega, en los primeros días de nuestra Independencia.
Nació el 22 de octubre de 1860, en Estancia Nueva Moca, hijo Basilio Vásquez y Ramona Lajara (ambos se encuentran sepultado en el Cementerio Municipal de la ciudad de Moca) Basilio Vásquez falleció el 21 de septiembre de 1922 y Doña Ramona Lajara, el 2 de noviembre de 1892)<<<>>>
Por ambos lados de su familia Vásquez tenía ascendencia ibérica, pero con un asentamiento en las tierras del Cibao de varias generaciones atrás. Sus ocupaciones fueron principalmente agrícolas y comerciales, sin haberse encontrado entre ellos miembros o inquietudes intelectuales.
De elevada estatura y de buena presencia, el joven Vásquez se inició a la vida pública como colaborador de la dictadura de Ulises Heureaux, aún no de muy buena gana. Esta colaboración se inició cuando el Ayuntamiento de Moca lo designó Coronel de la Guardia Nacional para defender los intereses del pueblo contra facciones que aparentemente apoyaban la Revolución de Moya de 1886.
Esa actividad duró poco, y prefirió dedicarse a actividad particulares en La Vega. Aquí ocupó la posición de Gerente de la Sucursal Vegana de la Casa Comercial Cosme Batlle y Co., con asiente principal en la ciudad de Puerto Plata.
Esta posición le permitió a Vásquez ascender al liderazgo de la Juventud vegana de esa época, contribuyendo también el matrimonio con una joven de la joven de la distinguida y poderosa familia de la sociedad del Cibao, la señorita Trina Moya. Lo que le permitió llegar a presidir el Ayuntamiento de la común, cargo que tuvo que renunciar por intrigas políticas.
En la obra El Caudillismo en la República Dominicana, de Miguel Ángel Manchús, este expresa “la instrucción de Horacio Vásquez era mediana y su cultura mediocre. Poca capacidad intelectual a la cual se agrega una particular haraganería e inercia de pensamiento”. En cuanto a su carácter el autor considera que era” intemperante, duro y personalmente agresivo”
El 1899, fue un año de extremada importancia en la vida de Horacio Vásquez, como también lo fue para todo la nación dominicana. Este fue el año que expiro la férrea tiranía de Ulises Heureaux (Lilí), dando comienzo a el liderazgo nacional, el que tenía que correr con el devenir del tiempo el hijo de Basilio Vásquez y de Ramona Lajára.
Por esos días la juventud mocana, se dio a la tarea de tramar la muerte de Lilis. Figuraban en esa conjura a la cabeza el joven Ramón Cáceres, primo hermano de Horacio Vásquez,; Jacobo de Lara hijo, Ramón Lara; José Brache; Pablo Arnau; y otros y se considero que el mejor líder lo iba ser Horacio Vásquez, ya que en esa época tenía más edad que los conjurados, como una mejor posición social, económica y política
Consumada de la muerte de Heureaux y haber triunfado la revolución iniciada después del hecho, se instaló en Santiago un Gobierno Provisional en la que le correspondió la Presidencia a Horacio Vásquez, mientras en la capital el Vicepresidente Wenceslao Figuereo no hacia ningún esfuerzo por mantener los remanentes de la decapitada tiranía.
Los revolucionarios se adueñaron del país y Horacio Vásquez y los demás compañeros del magnicidio entraron a la Capital de la República, donde fueron recibido como libertadores y héroes de la Patria.
Para las elecciones venideras Vásquez, consideró que el candidato ideal sería Juan Isidro Jiménez, quien había escenificado una importante expedición, la expedición del vapor “Fanita” dirigida a derrocar la dictadura Lilisiana en el verano de 1898. El renombre que había adquirido Jiménez, no obstante su fracaso hizo pensar a Vásquez, que el pueblo encontrará en Don Juan Isidro Jiménez, merito sobresalientes y cualidades excepcionales para el ejercicio de la primera Magistratura, declarando que Jiménez, era el hombre que él deseaba ver elegido para la Presidencia, para lo cual estaba presto a prestar toda su influencia personal para obtener el triunfo en esa candidatura.
En esas condiciones las elecciones celebradas el 20 de octubre de 1899, los Colegios Electorales de la República votaron; para Presidente de la República; Juan Isidro Jiménez, 571 votos; Horacio Vásquez, 2 votos; Máximo Gómez, 1 voto; Zoilo García, 1 voto; Norberto Tiburcio, 1 voto; Damián Báez, 1 voto; Miguel Febles, 1 voto; Manuel de Jesús Galván, 1 voto; Total 579 votos electorales, Jiménez ganó en todos los Colegios Electorales.
Para la Vicepresidencia de la República; Horacio Vásquez, 567 votos; Miguel Febles, 2 votos; Ignacio María González, 2 votos; Juan Isidro Jiménez,2 votos; Rafael Justino Castillo, 1 voto; Agustín Matos, 1 voto; José de Jesús Escobosa, 1 voto; Ramón Cáceres, 1 voto; Luís María Hernández, 1 voto; Nulo, 1. Total 579 votos electorales. Vásquez, ganó en todos los Colegios Electorales.
El Presidente Jiménez y el Vicepresidente Vásquez confraternizaron en los primeros tiempos, pero para el 1902 un abismo creciente se abrió paso entre ellos, al extremo de que no tardó la ruptura final y el derrocamiento del Presidente por obra de un golpe de mano del propio Vicepresidente.
El individualismo tan común en nuestro medio primó sobre el interés colectivo. Los grandes amigos de ayer se convirtieron en los implacables enemigos de hoy. Santana y Báez estuvieron de brazos juntos, pero llegó el día que se convirtieron en caudillo rivales. La historia tiene otros ejemplos: Báez y Cabral; Luperón y Heureaux; Cáceres y Morales; Horacio Vásquez y Federico Velázquez; Trujillo y Estrella Ureña; Bosch y Molían; Bosch y Peña Gómez; Balaguer y Lora
Horacio Vásquez, volvió a ocupar la Presidencia ahora de manera provisional por segunda vez, posición que duró hasta que al año siguiente fue derrotado por Alejandro Woss y Gil.
El caudillismo que siempre ha vulnerado profundamente el sistema democrático latinoamericano, protagonizó a un gallo rabú, un color rojo y un Partido Horacista, para desarrollar un fanatismo a favor de Horacio Vásquez. Mientras que en frente un gallo bolo, un color azul y un Partido Jimenista ofrendaba vidas y destruías haciendas a favor de Juan Isidro Jiménez. Desde entonces una lucha de machetes, carabinas, fusiles, de montoneras y sitios, embriagó al país bajo un símbolo común Concho Primo.
En 1914 éstas rivalidades se resolvieron pacíficamente, el país pudo escoger mediante el sistema electoral a uno de los dos caudillos. Ganó Jiménez, ayudado por un naciente partido que dirigía Federico Velásquez. Pero ésta solución fue efímera. Para garantizar la paz interna y más para garantizar sus futuras defensas en las contienda mundial que se estaba liberando en esos días en agosto de 1916, después de haber renunciado Jiménez en mayo de 1916, de una Presidencia efímera de Francisco Henríquez y Carvajal.
Vásquez, quedó solo, en 1919 falleció Jiménez, y de 1916 al 1924 el país estuvo bajo la ocupación militar norteamericana.
Horacio Vásquez, logro la coronación de su carrera en ésta oportunidad al lograr la Presidencia de la República con un amplio margen en los Colegios Electorales. Su contendiente Francisco J. Peynado, por la Coalición Patriótica de Ciudadano, apenas logró 91 votos y Vásquez en cambio, con 210 votos electorales. Lo patrocinó la llamada Alianza Nacional Progresista,. Los mismos Colegios Electorales designaron a Velásquez, Vicepresidente de la República.
El viejo Partido Horacista se convirtió en el Partido Nacional y el grupo de Velásquez en el Partido Progresista, de ahí la Alianza Nacional Progresista
El 12 de julio de 1924 el candidato electo, Horacio Vásquez, prestó juramento constitucional. Fue un día de gran emoción para el pueblo dominicano, porque esa toma de posesión significaba el final de un vergonzoso periodo de nuestra historia; la ocupación militar norteamericana, iniciada en 1916. La fraternidad y la unidad surgían en todas partes de manera espontánea y parecía que los viejos métodos políticos habían sido definitivamente superados.
Parte de nuestra Historia, aún, hoy desconocida para muchos de nuestros conciudadanos que han olvidado el pasado de esta nación, y en la actualidad estamos repitiendo a cada momento estos acontecimientos histórico que se repiten, porque los pueblos que olvidan su historia, tienden a repetir hechos que no debiesen estar presente en el acontecer de hoy en día. Jamás el país debe volver a repetir los errores del pasado, los grandes males de esta nación, son consecuencia de haber repetido acontecimientos del ayer.
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