El último atardecer del emperador Trajano en Selinus.
Cuando a finales del año 113 de nuestra era, poco después de cumplir los 60 años, Marco Ulpio Trajano partió de Roma para convertir en el mayor emperador que había dado Imperio Romano, poco hacía presagiar su triste final. En realidad nunca más volvió a pisar la capital del Imperio.
A principios del año 114 Trajano llegó a Antioquia, por aquel entonces convertida en una de las principales ciudades del Imperio. Su cometido ponerse al frente de once legiones con las cuales conquistar el Imperio Parto. En los siguientes meses con ayuda de ciudades como Zeugma, donde estaba apostada la Legión IV Escítica, y ciudad clave para traspasar el rio Éufrates. Las legiones romanas conquistaron primero las ciudades armenias del norte de los Montes Taurus, entre ellas Satala, Elegeia y Artaxata. Luego tras traspasar dichos montes continuaron las conquistas de las ciudades partas de Osroene, Signara, Edesa, y la gran Babilonia, para convertirlas todas en la provincia romana de Mesopotamia. Tras instalar la capital de esta provincia en Nísibis, vuelve a Antioquia para preparar el asalto a Cesifonte, la capital del Imperio Parto.
Desde allí en el año 116 partieron las legiones romanas para conquistar Cesifonte. Concretamente el asalto a la ciudad se preparó desde dos frentes, uno por el río Éufrates comandado por el propio Trajano. El otro por el valle del río Tigris, en este caso al mando, uno de los más fieles generales de emperador hispano, el bereber y nuevo gobernador de Judea, Lusio Quieto. Muchos fueron los inconvenientes que encontraron, el fuerte calor, la política de tierras quemadas del rey parto Osroes I, o las revueltas judías por poner algunos ejemplos. A pesar de ello Cesifonte es conquistada, buena fe de ello da la toma simbólica del trono de oro del Imperio parto, por el emperador Trajano.
El declive de Trajano.
Los problemas de salud del emperador hicieron su aparición durante la campaña de conquista de Partía. La historiografía especula desde un golpe de calor a una especie de ictus, pero lo evidente eran los continuos mareos del emperador. Tras lo cual la esposa de Trajano, la emperatriz Pompeya Plotina, aconsejó al mismo la vuelta a Roma. En la mente del matrimonio dos pensamientos diferentes, por un lado en la cabeza de Plotina la “presunta” recuperación de su marido. Pero en la mente de Trajano parecía haber un asunto más importante, la necesidad del Imperio de tener el mejor sucesor, que precisamente no era Adriano el protegido de Plotina.
El problema parecía estar en la incapacidad de Adriano de mantener la paz en tan vasto territorio, aspecto por el cual, Trajano tenía claro quién debía ser su sucesor. El puesto debía recaer sobre su fiel Lusio Quieto, solo este podía mantener todos los territorios conquistados. El inconveniente su origen africano, de ahí la imperiosa necesidad de llegar a Roma para convencer al Senado, si él un hispano, había sido el mejor dirigente que había tenido el Imperio, un bereber también podía serlo. Con este propósito en la mente del emperador, una amplia comitiva a mediados de julio del año 117, partió desde Antioquia dirección Roma. La misma estaba integrada por las personas supuestamente más fieles del emperador, su esposa Plotina, su médico Critón, Fédimo el secretario privado, y el jefe pretoriano de Trajano, Liviano.
La llegada a Selinus de la comitiva.
Pocos días después de partir de Antioquía los problemas del emperador fueron a más, el insoportable calor de mediterráneo hizo más mella si cabe en la frágil salud de Trajano. El lugar elegido para descansar fue Selinus, la ciudad costera de la provincia romana de Cilicia. Un lugar de tránsito habitual en las rutas del mediterráneo oriental, tras su fundación como Sallune en el año 628 aC., por los fenicios. Todo ello a pesar de que los registros arqueológicos actuales retrasan más allá del año 2000 aC., el nacimiento de la ciudad durante el periodo de la cultura Hitita.
Pero lo cierto es el esplendor helenístico de la ciudad, tras ser motivo de disputa por los sucesores de Alejandro Magno, el espejo donde se miro Marco Ulpio Trajano para acometer sus conquistas. Aunque evidentemente la ciudad que se encontró Trajano ya estaba planamente romanizada, tras la conquista en el 67 aC. de Pompeyo, de una ciudad en la órbita de Roma desde las derrotas de Filipo V, el rey macedonio a principios del siglo II aC.
A su llegada al puerto de Selinus, Trajano ya no era dueño de su cuerpo, “la enfermedad” no le dejó ni bajar por su propio pie del barco.
La muerte de Trajano.
Tras unos días de descanso el emperador pareció recuperar las fuerzas, tras lo cual pidió a sus hombres que le subieran sentado en su “solium” a la colina cercana. Su propósito ver el mar Mediterráneo, aquel que se hallaba rodeado por todas las conquistas de sus antecesores y verdadero vehículo conductor de la cultura romana. Sería la última vez que Trajano pudo contemplar un atardecer.
Tras esa noche Plotina se hizo cargo en persona del cuidado de su marido, no permitió que Critón siguiera con los mismos, ni que Fédimo siguiera leyéndole la correspondencia. Solo ella sabe lo que pasó en los últimos días de Trajano, solo ella sabe lo que llevaba la última sopa que bebió el emperador tras recibir la visita menos deseada por él, la de su sobrino y próximo emperador Adriano. Así fue como en aquella habitación Plotina consiguió que Adriano su protegido y quién sabe si amante, se convirtiera en el decimoquinto emperador de Roma. Finalmente la noche del 9 al 10 de agosto del año 117 Trajano encontró la muerte.
Según escribió Dión Casio a finales del siglo II en su “Historia de Roma”, Trajano siempre sospechó que su enfermedad venia de un envenenamiento continuado, aunque otros pensaban que fue fruto de un ictus. Lo evidente es que mientras Adriano era proclamado emperador y una de sus primeras decisiones fue la ejecución de cuatro generales “rebeldes”, entre los cuales se encontraba Lusio Quieto. Las cenizas de Trajano viajaban a Roma portadas por Pompeya Plotina para ser alojadas en la base de la columna Trajana, aquella que conmemoraba la victoria de Trajano contra los Dacios.
Selinus hoy día.
Para encontrar el último atardecer de Trajano debemos ir a Gazipasa, situada en una de las zonas más turísticas del sur de la actual Turquía. Allí a unos tres kilómetros de esta población encontraremos un yacimiento arqueológico, que sigue sin ser puesto en valor. Entre la maleza se encuentran los restos de lo que fue un Odeón de época helenista, o restos del pasado bizantino como un par de iglesias y un tramo de la muralla.
De época romana encontraremos unos metros de los que fue el acueducto de la ciudad y al menos dos zonas de baños públicos. Todo ello junto al Cenotafio erigido como monumento al que fue, para muchos, el mayor emperador de Roma. Se trata de un edificio de doble planta, en la parte superior contenía lo que fue un pequeño templo, en la parte inferior la tumba del emperador, es evidente que tras ser incinerado nunca ocupo dicho lugar. Hoy día todavía se puede entrar en ese lugar, a pesar de que parece ser que tras la ocupación por la dinastía Selyuquíe fue incluso usado como cuadra para los caballos.
Santiago Posteguillo y Optimus Princeps.
No puedo concluir estas líneas sin hacer este par de menciones. En primer lugar a Santiago Posteguillo, el cual no necesita presentación, si como bien dice el mismo; “Después de más de tres mil páginas y casi siete años relatando la vida de Trajano, no pude resistirme a la tentación de buscar esa ciudad…”. Para cualquier enamorado de la historia de Roma, es imprescindible la lectura de su trilogía sobre Trajano. Así como la de su e-book: En busca de la tumba de Trajano.
Por último invitaros a conocer la historia de “Optimus Princeps”, una representación teatral de los últimos momentos de Trajano junto a Plotina, a cargo de la compañía Producciones Imperdible. Os aseguro que su visión una noche de verano en el teatro romano de Baelo Claudia, es uno de aquellos momentos únicos en la vida. Podéis conocerlo a través de la siguiente web: imperdible.org
Tomado de;http://caminandoporlahistoria.com/muerte-de-trajano/
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