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miércoles, 1 de junio de 2016

CAUSA DEL FRACASO DE LOS INTENTOS EN LA VEGA, DE LA PRODUCCION DE AZUCAR

CAUSA DEL FRACASO DE LOS INTENTOS EN LA VEGA, DE LA PRODUCCIÓN DE AZÚCAR.



Fuente: Emilio Cordero Michel, Miembro Correspondiente A.D.H. ponencia presentada en el congreso conmemorativo de los 500 años de la fundación de la Concepción de La Vega Real, Museo Nacional de Historia y Geografía, Santo Domingo, 8 de diciembre de 1994
Tercera Parte (final)


Para que La Vega hubiera sido posible el proceso de la industria  azucarera era necesario , como  acabo de manifestar en el párrafo anterior, que se contara con ciertas condiciones objetivas que permitieran su fomento, tales como:
1ro.- Capital para las inversiones. En La Vega no faltó una cierta acumulación originaria o formación de capital, de lo que  careció fue  de la decisión de los que la poseían para dedicarlo a ese riesgoso y desconocido negocio, ya que, por tener recelos, preferían orientarlos hacia otras actividades más fáciles y  rentables  la  explotación del oro y el financiamiento de expediciones a las  islas antillanas y Tierra Firme,  donde esperaban encontrar mátales preciosos y un rápido enriquecimiento.

2do. Tierras fértiles y llanas, con  buenas lluvias o facilidades de riesgo, con  abundantes bosques no lejanos que proporcionaran maderas de buena calidad para  construir molinos, carretas, implementos, edificaciones  y  leña  como combustible para las salas de pailas durante las zafras ( Manuel Moreno Fraginals. Los ingenios, complejo económico social cubano del azúcar. Tomo I. La Habana. Editorial  de Ciencias Sociales, 1968, pp 15-18). Las tierras  de La Vega, no obstante de ser feraces, planas y cubiertas de buenos bosques, no eran muy  favorables por las excesivas lluvias que no permitían una alta concentración  de sacarosa en el guarapo, por  lo menos hubiera hecho poco  rentable la molienda de la caña.
3ra. Ganado abundante: para  mover las carretas que tirasen las cañas, moviesen  el trapiche, transportasen el azúcar a los puestos de embarque y alimentasen a los trabajadores.
4to. Instrumentos de producción materiales y humanos: Materiales como molinos, edificaciones, pailas, espumaderas, tanques de decantación, hormas cajas, bocoyes, carretas,  arados,  aperos de labranza, etc. Humanos, como amplias dotaciones de indios encomendados (no disponibles por la violenta despoblaciones aborigen y porque los repartidos estaban dedicados, fundamentalmente, a la explotación  de oro) o  de esclavos, bien fueran caribeños, lucayos,  o africanos, que no existían en abundancias  entre  los años 1505 a 1515. Estos  dos elementos demandaban una gran disponibilidad de capitales, ya  que, según Oviedo, un buen ingenio  bien aviado exigía una inversión  de 10, 12, 15 o más miles de ducados. (Fernández  de Oviedo. Op.cit. p 107. Nota: 15,000 ducados representaban unos US$60,000.00 dólares que, convertidos a pesos dominicanos, equivaldrían a más de RD$12, 000,000.00 de 1994, ***hoy serían unos RD$ 120, 000,000.00***.) Sumas que difícilmente podían aportar  los propietarios de tierras de la época avecindados de La Vega.

5to. Buenas vías de comunicación y cercanías de los puertos. La unidad productiva debía  estar ubicada en las cercanías de los lugares de embarque del azúcar y contar  con  buenos caminos que permitirán el tránsito de carretas. Este  fue,  a mi entender, el  principal elemento que contribuyó a que en La Vega fracasara la producción azucarera,  no en 1512, sino con posterioridad a esa fecha. La Vega, por encontrarse   enclavada casi  en el centro de la isla, rodeada de montañas s y caudalosos ríos, con caminos intransitables gran parte del año  y sin posibilidades de utilizar el Río Camú, afluente del Yuna, como vía acuática para acarrear productos agrícolas de gran volumen  hasta la Bahía de Samaná, enfrentó el problema vital de la producción azucarera: el transporte. Es inconcebible que a inicios del siglo XVI pudiera transportarse azúcar desde La Vega a Puerto Plata, en  el norte, o a Santo Domingo, Haina, Palenque, Najayo u Ocoa, en  el sur, a lomo de bestias, vadeando a nado grandes ríos, cabalgando  por  trillos enlodados y anegadas sabanas.
Sobres esta falta de transporte existe variada información  documental. En 1505, por  Real Cedula, los reyes católicos, instruyeron a Ovando que “los caminos que decís que será bien adobar para  el puerto de la Plata sería provechosa asedios adobar e todas las cosas desta calidad vierdes que son provechosas hacedla como paresciere” (Real Cédula a Ovando sobre esclavos, acarreos de mantenimientos, acuestas,  sal, etc. Segovia 15  de septiembre 1505 AGI  indiferente Gral. 418 –lib 1 es Vicente Rubio cedulario) tres años después  por Real Despacho a Ovando, Fernando se refirió a los inconvenientes del transporte desde La Vega señalando que “los vecinos  dicen que no  pueden vivir en ella y no a mucho trabajo por la gran dificultad que hay en llevar las cosas de unas partes a las otras, por ser tierra muy montañosas a ver muchos ríos e no estar los caminos  bien abierto”. ( Real Despacho a Ovando sobre las mercedes que se han de otorgar en la Isla  Española que fueron suplicadas por sus precursores Antón Serrano y Diego de Nicuesa. Burgos 30 de  abril  de 1508 AGI Indiferente Gral. 1961 lib. I En Vicente Rubio, cuaderno.)

Úrsula Lamb, apologista de Ovando y gran exageradora de los logros de su gobierno, escribió esta gran mentira: “La variada y extensa actividad económica de la isla exigía el establecimiento de medios de transporte, tales como caminos y puentes, así como buenos puertos. El municipio análisis que hizo Ovando de las necesidades estratégicas y económicas de la isla motivó el que el gobernador hiciera progresar la parte septentrional de la misma. Efectuado los embarques desde Puerto Plata, se evitaban los peligros del pasaje de Mona en la ruta de España”. Agrega la autora otra fábula: “Los caminos  que  partían  de Santo Domingo en dirección  Norte, Este y Oeste estaban despejados y cuidados (…) El tráfico en carreteras – desconocidos para los indios – y en los caminos de herradura estaba protegido en toda la isla. (Úrsula  Lamh, Op. cit. pp 139 y 177).

Moreu de Saint – Merey, basado no se sabe en cuales  fuentes, también fantaseó con la existencia de caminos. Escribió  “A comienzo del siglo XVI, Puerto Plata estuvo floreciente. Los busques de España llegaban allí en gran número y encontraban su cargamento de azúcar, porque en aquella época era uno de los embarcaderos de La Vega y Santiago, hacia los cuales Ovando había hecho construir un magnifico camino por la cual se le censuró mucho los gastos hechos.  (M.L.Moreau de Salet Máry. Descripción de la parte española de Santo Domingo. Editora Montalvo, 1944 p. 200. Según la tradición histórica, Ovando gasto en ese inexistente camino más de 2, 000 pesos  castellanos. La noticia la ofreció  Herrera Op.  cit.Década I p 131y la recogió Américo Lugo. Historia de Santo Domingo. Santo Domingo. Editorial Librería Dominicana, 1932, p 359.)
La dificultad de la inexistencia  de vías de comunicación  entre La Vega, Puerto Plata y Santo Domingo se mantenía vigente  en 1525.  En ese año,  en memorial de los vecinos  de La Vega a Carlos I se le informó que: por estar La Vega apartada de los puertos de mar,  los vecinos que en ella viven no tienen otra contratación  ni provecho salvo  coger oro. Que las cosas que vienen de Castilla a la ciudad de Santo Domingo, por ser el camino largo é malo, cuestan traerlas de Santo Domingo, a esta desta  ciudad  a la villa de Puerto Plata hay menos caminos é más ríos peligrosos é sin puente. De esta ciudad a la ciudad de Santo Domingo hay  menos caminos  en los término de Bonao e Buenaventura, como  aquellos pueblos sean   casi despoblados e no los pueden adobar, que Su Majestad mande  que aderecen ( Las cosas que Pedro López de Mesa habrá de pedir a Su Majestad en favor de la ciudad de Concepción de la Isla Española, para su población’. Firmada por Diego Guzmán. Sin fecha. Posiblemente de 1525. AGI- Patronato Real 4-Caj. I-Leg.CODOIN. Serie I, vol. 9 pp 456-460)

Como podrá notarse, la falta de caminos entre La Vega y los puertos del Atlántico y del Caribe hizo imposible que se plantase producir y transportar azúcar desde La Vega.
6to.por último, base fundamental de la producción azucarera fue la existencia de un amplio mercado, tanto interno o local, sino externo o mundial. Es inconcebible pensar que en los años iniciales del siglo pudieran existir mercados regionales, mucho menos un mercado colonial único. Aunque  existía  un mercado mundial en expansión, que mantenía una escalada en los precios del azúcar. La Vega no pudo aprovechar esa  coyuntura económica  por su aislamiento y otros factores señalados anteriormente.
A pesar de ello y de su creciente despoblación  a partir de 1515, debido al agotamiento de los yacimientos  auríferos de aluvión  (despoblación que en 1528 era  casi total, pues de 200 vecinos que había anteriormente apenas quedaban  20  que  pensaban abandonarla). (Véase relación de una carta a su Alteza de Rodrigo de Manzorro, regidor de Santiago de los Caballeros de 1512 a 155. AGI-Simancas-Patronato –Est-2-Caj.I.Leg.1/26 CODOIN. Serie I vol. 36 p 410. Este funcionario informó que ‘la población se va disminuyendo y es de creer que será perecedera’. En 1520. Hernando de Gorgón envió un memorial a la corte relativa a la despoblación  de la Isla Española (publicado  en CODOIN Serie I vol. p 429)  en la que manifestó que la Concepción se va  despoblando” Ya en 1528 la despoblación era casi total, pues en La Vega, solía haber doscientos vecinos, de los que ciento eran de caballo, hidalgos é personas principales: No hay agora (ahora)  veinte vecinos, é todos los más están para desampararla”, (Relación de los oidores, Espinosa y Suazo al Consejo de Indias, 30 de marzo de 1528. AGI-Signatura-Patronato Real-Lg. 172-Ramos 35. En J. Marino Inchaustegui. Reales Cédulas y Correspondencia de Gobernadores de Santo Domingo. Madrid. Graficas Reuidas, 1958, p. 201). Hubo intentos de la corona para fomentar la producción de azúcar en La Vega. En 1512 se suspendió el diezmo establecido en 1501 sobre las cañas de azúcar. ( “ Arancel por donde  manda el rey nuestro señor que se pague é cobre los diezmos é primicias en la Isla Española é en las  otras Islas é Tierra Firme del mar océano en el que se declararán las cosas de que se han de pagar diezmos é primicias é como se han de cobrar” CODOIN. Serie II.Tomo 5, Madrid, 1890, p 25). En 1515, el  arzobispo de La Vega, Dr. Pedro Suárez de Deza, escribió a la corte un relación en la que recomendó que “se deberán animar los oficiales de Vuestra Alteza a los casados para  que hiciesen  ingenios  de azúcar, que allá serán muy provechosos para aquellas  partes” (“Carta del Obispo de Concepción de La Vega Real, Dr. Pedro Suárez de Deza, del 16 de julio de 1515. ADI-Simancas-Patronato-Est. 2. Caj. 1-Lég.1-Leg.1/20. CODOIN. Serie I. Vol. 36.p.370). En 1519, el tesorero Miguel de Pasamonte consiguió a Francisco Orejón y Alonso Román, vecinos de La Vega, más de  100 indios y 500 pesos  a cada uno para que construyesen molinos de azúcar. (“Respuesta al cargo 23, Declaración de Pero Vásquez” ADI-Justicia-46-ff235-236. En Justo L. del Río. Op.cit. p. 312) En 1520, fracasó otro intento de  establecer molinos de azúcar  en La Vega, “ a pesar de que Figueroa concertó y ofreció a los miembros del Cabildo, Álvaro de Castro y Pedro de Atienza, la subvención para la construcción  de dos  ingenios,  no fue llevada a cabo tal erección”. La ciudad estaba muy lejos de la costa para transportar la producción, era más costosa la vida en ella y lo que iniciaron tales edificaciones no tenían recursos para acabarlas (ADI-Justicia – 45-f.368v.En Justo L. del Río. Op sig. 314).


 Con el agotamiento del oro, los frustrados intentos por  elaborar azúcar, la falta de caminos y la subsiguiente despoblación de La Vega y otros poblados del interior de la isla, en  los valles y terrazas costeras se desarrollaron casi todas las actividades agrícolas, fundamentalmente la azucarera, por las facilidades portuarias que  ofrecían. La consecuencia inmediata de  esta situación fue la rápida desaparición  de los pésimos caminos, con lo que “el  azúcar impuso la costa sobre el  interior minero… y las tierras más lejanas de los puertos quedaron aprovechadas por una próspera ganadería” (Lorenzo E. López Sebastián y Justo L. del Río Moreno. “Comercio y transporte en la economía del azúcar antillano en el siglo XVI” Anuario Hispanoamericana. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1992. P. 57).


Los escasos vecinos que quedaron en La Vega se dedicaron, por tanto, a la producción pecuaria y a otro cultivo, también asiático como la caña de azúcar, la cañafístola. En 1518 comenzó a cultivarse esta planta empleada como laxante que, aunque pueda parecer jocoso, según carta del licenciado Suazo a Carlos I, tuvo su origen en una pepita que  defecó un  enfermo en una pugna  que se le daba (Carta del licenciado Suazo, Gobernador de La Española, a Carlos I sobre la necesidad de buen gobierno y proporciones para  su conservación y aumento, una sucinta relación de las riquezas de aquellas tierra. Fechada en Santo Domingo, el 22 de enero de 1518. AGI-Patronato Real-Leg- 174-Ramos 8 En CODOIN. Serie I. Vol l p. 294. También  en J. Marino Incháustigui. Op. ct. p. 59.).
Estos acaeció en el Monasterio de San Francisco, justo en los momento en que el obispo Suárez de Deza quemaba en dicha villa a dos prófugos que huían de la Inquisición (Relación de una carta a su alteza del obispo de Concepción de La Vega, Dr. Pedro Suárez de Deza, fechada  en Santo Domingo el 16 de  julio de 1518. AGI-Simancas-Patronatos Real. Est –Caj. I – Leg 1/20 CODOIN. Serie l. vol. 36 pp – 369-370/)

A partir de ese  momento la planta de aclimató y propagó con tanta rapidez y amplitud, que  en pocos años La Vega se convirtió en  gran productora y exportadora de sus vainas. Así la villa de La Vega, sin que  esto pueda ser considerado como un chistoso retruécano,  que fracaso varias veces en la  elaboración  de la  caña  y no fue pionera de la industria azucarera americana, por una fortuita evacuación  de una entera pepita de cañafístula, tuvo un rotundo éxito en su producción  y fue cuna americana en el cultivo de ese popular purgante. 

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