RENACER CULTIRAL

RENACER CULTIRAL
Solo la cultura salva los pueblos.

sábado, 23 de julio de 2016

Jaume Huguet (Valls, 1412 - Barcelona, 1492)

JAUME HUGUET

Jaume Huguet (Valls, 1412 - Barcelona, 1492) fue un pintor dentro del ámbito del gótico catalán. Su estilo es una evolución del gótico internacional hacia las innovaciones incorporadas desde la pintura flamenca. Se formó entre Valencia, Tarragona y Barcelona, si bien no se descarta que pudiese haber visitado Cerdeña o Nápoles que en aquel entonces formaban parte de la Corona de Aragón. Desarrolló su máxima actividad en Barcelona a partir de 1448, donde creó un taller que prácticamente monopolizó la realización de retablos en Cataluña durante la segunda mitad del siglo XV, una vez muertos Bernardo Martorell y Luis Dalmau. El taller incorporó sus discípulos y también miembros de la familia Vergós con quien mantuvo una estrecha relación personal. Una parte importante de su obra se ha perdido en revueltas que han destruido las iglesias que las contenían y la mayoría de lo que se conserva son paneles de retablos desmontados.

Es el pintor más representativo del estilo hispano-flamenco de la escuela catalana. "Se caracteriza por la elegancia y sentimiento melancólico que imprime a sus figuras, en lo que puede vislumbrarse la influencia italiana".
El Museo Nacional de Arte de Cataluña tiene la colección más importante de obras del artista, con unas 25 pinturas.
CONTEXTO HITÓRICO y PERFIL ARTÍSTICO:
Cuando nació Jaume Huguet, la ciudad de Barcelona vivía un momento de cierto esplendor que intentaba superar la gran crisis iniciada en el siglo XIV, a partir de 1333, y la peste de 1348, que provocó un descenso demográfico. La revuelta de los remensas agravó los problemas sociales, la inmigración y la despoblación del campo. En este contexto de crisis social y económica del final de la baja edad media resultaba de enorme importancia la posesión de un retablo propio para los gremios y corporaciones. El contexto de una sociedad con una sensación de provisionalidad vital, que llevaba a un profundo sentimiento religioso y a la necesidad de desarrollar estructuras solidarias donde encontrar seguridad física, profesional y, finalmente, espiritual. En este contexto, con una crisis demográfica consecuencia de las guerras y de la peste, el individualismo no tenía razón de ser y los gremios y cofradías aportaban un grado de seguridad en un entorno cambiante y se convirtieron en organizaciones potentes que conformaban un poder político al cohesionar un grupo de la sociedad en plena evolución. Tener capilla propia dentro de una iglesia y su decoración con un retablo, eran la máxima representación material de sus valores.

Cuando el rey Alfonso V de Aragón (1416-1458) mostró interés por el arte flamenco, se potenció la incorporación de estas técnicas entre los pintores. Ahora bien, su política de consolidación del dominio en el Mediterráneo y la conquista de Nápoles en 1442 le distanciaron de los problemas internos, y su política artística se centró en los nuevos territorios, a los cuales se desplazaron algunos de los artistas de la Corona de Aragón como Pere Johan, Jacomart o Guillem Sagrera.
El mecenazgo real tuvo entonces poca repercusión en el territorio peninsular, donde destacaron promotores eclesiásticos como el obispo Dalmau de Mur (primero de Tarragona y luego de Zaragoza) o Francesc Climent Sapera, a quien se debe el acabado de la catedral de Barcelona. El inicio de la construcción del palacio de la Generalidad en 1416 supuso ocupar una posición por parte de la institución por delante de la autoridad real, una cuestión que se materializó en la guerra civil catalana con el sucesor de Alfonso V, el rey Juan II (1458-1479).

Cuando Huguet se instaló en Barcelona en 1448, coincidió con una crisis política entre instituciones donde la clase menestral representada por los gremios se agrupaba alrededor de la busca, como también lo hizo él junto con otros miembros de su cofradía.
EL TALLER:
En su taller consta que se formaron allí Joan Voltes (1453-1459), Enric Anroch de Narbona (1455-1458), Bernat Vicenç (hijo de un picapedrero de Gerona, 1458-1460), Francesc Pellicer de Santa Coloma de Queralt (1459-1470), Esteve Solà de Gerona (1467-1470) (jo del pintor Ramon Solà), Bartomeu Alagó de Barcelona (1467-1472), Jordi Mates (hijo del pintor de Villfranca del Panadés Joan Mates, 1469-1471).
En su última etapa, las aportaciones de su taller fueron superiores a las del propio Huguet, el cual contó con la colaboración de diferentes miembros de la familia Vergós, con quien tuvo una buena relación personal, al hacer de ejecutor testamentario de Jaume Vergós I y ser nombrado tutor de su hijo Jaume Vergós II el 24 de mayo de 1469. Tras su muerte, el taller no desapareció y continuó trabajando para acabar los encargos pendientes como el retablo de San Vicente y el retablo de San Agustín, dos obras monumentales que tardaron más de treinta años en acbarse.3
Se disputó con Barlomé Bermejo la pintura de las puertas del órgano de la basílica de Santa María del Mar de Barcelona en 1486, una obra que finalmente la acabaron sus colaboradores Rafael Vergós y Pere Alemany.

ESTILO:
En los primeros años de su carrera manifestó un aire figurativo propio del estilo italiano. En algunas obras sorprende la proximidad al quattrocento, como en el retablo de la Epifanía del Museo Episcopal de Vich.
Pasó a continuación a desarrollar un estilo claramente coincidente con la escuela flamenca, mientras se mostró heredero del pasado propio catalán. Se trata de un estilo difícil de adquirir desde estas localidades y diferente del que desplegaba Luis Dalmau, quien sí que se había formado directamente en Flandes. Huguet incorporaba paisajes como fondo de las escenas, un hecho innovador que los flamencos introdujeron para sustituir los fondos dorados. Pero a pesar de esta innovadora visión, Huguet hizo un cambio a partir de su estancia en Barcelona, dejando el arte más elaborad e intelectual por otro más simple e impactante con grandes superficies con pasta de tiza en relieve cubierto con pan de oro, dejando así de lado los paisajes creadores de amplias perspectivas. Cabe interpretar este cambio como una adaptación a los gustos de la clientela menestral de la Busca y sus aspiraciones religiosas de una espiritualidad emocional y sentimental cada vez más dominante, con un gusto por el resplandor del oro y su relación simbólica con Dios. Huguet vio en Barcelona las tensiones entre este partido y la Biga (la clase elitista e intelectual más identificada con el encargo a Dalmau de la Virgen de los Consejeros) y supo incorporar a su obra estas peticiones.
En el periodo de madurez se preocupó por la composición y consiguió una fórmula que le permitiese ubicar muchos personajes en la escena sin tener que recorrer una perspectiva profunda. De esta manera, a pesar del fondo y los cielos dorados, logró representaciones parecidas a los tapices góticos, abriendo el fondo del cuadro con un dominio del espacio tridimensional.

La representación de la figura humana es probablemente el trazo más significativo de Huguet, especialmente las cabezas, en las que la expresividad de las caras y miradas recogen la delicadeza de su pintura.8 Sus escenas incorporan elementos reales y tiene especial cuidado con los detalles que genera la atmósfera donde se ubican los personajes, con un aire algo hierático, serio, propio de una personalidad equilibrada y escasamente dada a sentimentalismos. Su obra muestra un dominio de la técnica del dorado aplicado en cielos y fondos con estofados de diferentes texturas y rellenos en motivos vegetales, halos, coronas y otros objetos. Destaca el trato de los enladrillados como medio para conseguir perspectiva. Otra característica que aparece en diferentes obras es la ubicación de un paisaje como franja entre el pavimento y el fondo o cielo dorado.

ANÁLISIS de la TÉCNICA:
La técnica utilizada por Jaume Huguet es el temple de huevo, con pequeñas variaciones sobre la composición de los aglutinantes. Así pues, a veces además de la yema de huevo se encuentran pequeñas proporciones de clara de huevo. Otras veces se puede encontrar el uso de cola animal como aglutinante en ciertos pigmentos como la azurita o la utilización de óleo secante para el verde de cocción.
En cuanto a los pigmentos empleados, utilizó el blanco de plomo, la azurita para el azul, cinabrio para el rojo, amarillo de plomo y estaño, pigmento verde de cocción de diferentes orígenes como la atacamita, acetatos y carbonatos de cocción, carbón amorfo y pigmento de laca roja, además de las láminas de oro y plata. La capa de preparación está constituida por una lámina fina de tiza aglutinada con una pequeña proporción de cola animal…
Reyes González

No hay comentarios.:

Publicar un comentario