La morosidad de la Justicia dominicana.
Publicado el: 23 diciembre, 2017
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La morosidad es definida por el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), Ed. 2014, como: “1. Lentitud, dilación, demora // 2. Falta e actividad o puntualidad”. Traemos a colación esta descripción para poder puntualizar, los tejemanejes de nuestros tribunales encargados de la administración de justicia.
Como son una gran cantidad indeterminada de los procesos judiciales en los cuales podemos afirmar que ha habido una cuasi denegación de justicia, nos enfocaremos en dos casos de personas muy relacionadas con el que estas líneas escribe, en los cuales se puede determinar, sin lugar a dudas, lo que queremos señalar.
El primer caso, es el del licenciado Jordi Veras, hijo primogénito de nuestro compadre, el doctor Ramón Antonio Veras (Negro), el cual tuvo una duración de siete años e intervinieron más de treinta reenvíos y la participación de más de doce abogados, sin contar con los denominados abogados de oficio, que eran cambiados antojadizamente por el inculpado, Adriano Román Román, el cual había sido condenado a treinta años de prisión por los maltratos infligidos a la que era su esposa, señora Miguelina Llaverías, caso que fue llevado por el abogado Jordi Veras, quién fue víctima de un atentado a balazos el 2 de junio de 2010, por sicarios contratados por Román, uno de los impactos penetró en el ojo derecho, perdiendo la visión del mismo.
Y los lectores se preguntaran ¿Cómo fue posible una duración de más de siete años en un caso en las cuales las evidencias eran contundentes en contra del inculpado? Se afirma, que cuando el caso es de un imputado que posee medios económicos y relaciones comerciales, quién puede contratar y pagar abogados de gran prestigio, los jueces parecen amilanarse y acceden a todas las solicitudes de reenvíos incoados por dichos letrados, sin evaluar la consecuencia que implica prolongar un juicio, que además de costarle tiempo y dinero a las partes litigantes, implica emolumentos excepcionales al Estado Dominicano, ya que de no haberse producido delaciones innecesarias por los incidentes procesales, las partes litigantes hubiesen sido condenadas o descargadas en un tiempo prudente. Sin embargo, hubo que esperar la muerte del señor Román el 26 de abril de 2017, para la finalización del proceso.
El segundo caso es de otro entrañable amigo, el comunicador y especialista en asuntos agropecuarios, Blas Olivo, quien al salir de una misa en memoria de su madre en Bonao para Santo Domingo, fue emboscado el 15 de abril de 2015, por miembros de una banda de delincuentes que se dedicaba a robar vehículos de motor, especialmente de las denominadas jeepeta.
Este doloroso caso, consta de un voluminoso expediente de cerca de cinco mil páginas, además, ha sido conocido en 164 audiencias lo cual significa la misma cantidad en reenvíos. Todavía el caso se encuentra abierto habiendo sido sometidos 17 inculpados, siendo Draly Francisco Vásquez Salcedo, el ultimo en ser apresado.
La banda de delincuentes que le quitó la vida a Blas, había cometido varios asaltos y despojos de vehículos en la zona en la cual fue secuestrado y baleado el comunicador, quien era una persona sumamente afable y nunca se le conocieron enemigos, habiéndose desempeñado como empleado de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), en donde todavía labora su compañera Raquel. Sería muy conveniente para la salud y la credibilidad en la justicia, que la Suprema Corte de Justicia (SCJ), tome cartas en este asunto, ya que de continuar con la prolongación innecesaria de juicios en los cuales se haya determinado la culpabilidad de los inculpados, el presupuesto destinado al tren judicial se dilapidaría y los recursos no alcanzarán para los fines a los cuales fueron destinados.
Hemos señalado anteriormente que a los periodistas y colaboradores de los periódicos no se nos hace caso. Por el bien de la Justicia y para que renazca la credibilidad, por favor, doctor Mariano Germán, piense lo arriba escrito y actúe en consecuencia, que todos los dominicanos se lo agradecerán infinitamente.
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