Plan para traer a Bosch dividió movimiento rebelde
(3 de 14) Derrocado Donald J. Reid Cabral la principal preocupación de las partes beligerantes el domingo 25 de abril de 1965, era quién podría llenar el vacío político creado por el golpe contra el Triunvirato, barajándose las posibilidades de restablecer a Juan Bosch, quien se encontraba exiliado en Puerto Rico o instalar una Junta Militar, propuesta impulsada por Estados Unidos.
El plan para traer al expresidente fue puesto en marcha por oficiales constitucionalistas, pero a medida que avanzaba el día, la opción fue desechada. En tanto, las negociaciones sobre la formación de una Junta Militar nunca tuvieron probabilidades de éxito.
El intento de traer a Bosch produjo un cisma en el movimiento cuando varios jefes militares afines al expresidente Joaquín Balaguer se retiraron en rechazo de esas pretensiones, pues aspiraban a la instalación de una Junta Militar.
Molina Ureña
Ante la imposibilidad de su retorno, Bosch dio instrucciones a sus seguidores para establecer un gobierno provisional con el dirigente perredeísta José Rafael Molina Ureña, quien había sido durante su mandato presidente del Senado. Molina Ureña fue juramentado como Presidente Constitucional provisional la tarde del domingo.
Esta escogencia delimitó los campos en el movimiento, y muchos oficiales que respaldaban la revuelta se desligaron definitivamente, como es el caso del general Juan de los Santos Céspedes, jefe de la Fuerza Área Dominicana, de tendencia balaguerista, que unió sus fuerzas a Elías Wessin y Wessin, comandante del CEFA.
Ambos generales eran rabiosos opositores a Bosch y sostenían que restablecerlo en el poder significaba entregar el país a los comunistas.
Aviones P-51 y de los denominados Vampiros atacaron el Palacio de la Presidencia en el momento en que se celebraba la ceremonia de juramentación de Molina Ureña.
Otros puntos de la ciudad fueron bombardeados, como el puente Duarte, donde miles de civiles con apenas bombas molotov intentaban impedir que tanques y tropas del CEFA, acantonadas en la base militar de San Isidro, entraran a la zona metropolitana.
Más civiles apoyan
Ese domingo, más civiles de las clases baja y media en Santo Domingo salieron a las calles en apoyo de la revuelta. Algunos rebeldes tomaron como rehenes a familiares de los pilotos de la Fuerza Aérea que se decía participaban en los bombardeos. Fueron presentados en la televisión, dominada por los constitucionalistas, para que exhortaran a sus parientes desistir de las agresiones a la población, bajo la amenaza de que serían colocados como escudos humanos en los lugares de ataques.
La ofensiva contra el Palacio y otros objetivos contó con el apoyo de la embajada de Estados Unidos y el jefe de su misión, en ausencia del embajador, William Connett, Jr, quien comentó a Washington, según cable de la CIA, que era el único curso de acción que tiene la posibilidad real de impedir el retorno de Bosch.
“Reconocemos que tal curso de acción puede significar más derramamiento de sangre, pero creemos que se debe estar preparado para asumir ese riesgo”, añadió Connett,.
Evaluación de EEUU
En el momento de evaluación sombría de la revuelta, Connett viajó a Washington la tarde del domingo, luego que el tráfico de mensajes había pasado constante entre la Embajada y el Departamento de Estado, para despertar a la Administración en el hecho de que podría tener una grave crisis en sus manos e impulsar varios funcionarios de nivel medio para adoptar medidas para el monitoreo de eventos peores en República Dominicana y para reclamar la gestión de la respuesta de Estados Unidos.
De este modo, uno de los problemas surgieron de inmediato: como era el caso en Santo Domingo, los principales funcionarios estaban fuera de Washington. El presidente Lindon B. Johnson estaba en Camp David, la residencia vacacional de los presidentes estadounidenses, donde la noche del sábado se le notificó de la evolución de la situación en República Dominicana por Thomas Mann, el subsecretario de Estado para asuntos económicos y supervisor de las actividades en América Latina.
El embajador estadounidense en el país, W. Tapley Bennett, Jr., se encontraba en Estados Unidos y se enteró del golpe contra Reid Cabral por la radio de su automóvil en Georgia. Otros especialistas en temas dominicanos estaban fuera de la capital norteamericana ese fin de semana. Para mayor complicación para Connett y los funcionarios de la embajada en Santo Domingo, era el cambio inminente en el personal de dos puestos importantes en Estados Unidos.
Retiros
El 28 de abril, el director de la CIA, John McCone se retiraría, para ser reemplazado por el almirante William Raborn, un neófito en el mundo de la inteligencia que sabía poco acerca de las capacidades de la CIA o el modus operandi. El 30 de abril, el almirante Thomas Moorer reemplazaría al almirante H. Page Smith como comandante en jefe, del Comando del Atlántico (CINCLANT) .
A medida que República Dominicana quedó sumida en una guerra civil, funcionarios de la embajada estadounidense tenían en efecto que definir a cual bando apoyar.
El presidente Johnson no dejó Camp David hasta altas horas de la tarde del domingo. A lo largo del día, se mantuvo en contacto por teléfono con sus principales asesores de política exterior sobre la situación en Santo Domingo y programó una reunión con ellos a su regreso.
Pero el sentido de urgencia se sentía en la Embajada en Santo Domingo, que encarecidamente solicitaba una definición definitiva de Washington.
UN APUNTE
Intereses diferentes
Oficiales militares seguidores del profesor Juan Bosch y del doctor Joaquín Balaguer conspiraron juntos contra el Gobierno del Triunvirato. Sin embargo, ambos bandos tenían intereses diferentes.
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