EL ASALTO AL ROYAL BANK
DE SANTIAGO, EN 1954
Hace este mes de noviembre del 2014, 60 años, que un grupo de fanáticos procedente de Santo Domingo, asaltó la sucursal, del The
Royal Bank of Canadá, de la ciudad de Santiago, en el otoño del 1954, según los
autores del hecho, amparado en la
superchería, esa acción criminal tendría impunidad, que no le pasaría nada.
El salto perpetrado la mañana del 6
de noviembre del 1954, fue la obra de siete fanáticos delincuentes que estaban
encabezados por un devoto de la hechicería, Eudes Bruno Maldonado Díaz. Los
acompañantes de Eude eran: su hermano Vinicio Manuel Maldonado Díaz, José
Ulises Almonte y Almonte, Cristóbal
Martínez Otero, Evaristo Carmona Benzán,
Luis Sosa, y Bienvenido Antonio Pichardo Saleme.
Los asaltantes penetraron a las 9.05 de la mañana a la
sede de la sucursal bancaria, sita en la calle el Sol no. 76, de Santiago. Allí
se apoderaron de la suma de RD$149,268.00, extrayéndolo de la Bóveda.
Luego encerraron al gerente y a los principales empleados de
su dependencia. Otros dos empleados de menor categoría fueron asesinados por
los asaltantes, y el contador Julio Zaiter Cocco, a quien lo dejaron por
muerto.
Para la consumación del hecho, Maldonado Díaz, le
manifestó al gerente, el Sr. Luis Rodríguez Sánchez, quien tenía el encargo
de realizar allí una investigación, en cumplimiento de orden
superior. Cuando el gerente pidió la presentación de credenciales, o la
documentación identificadora, la
reacción del bandido, quien llevaba uniforme de teniente, fue obligar al jefe de la oficina a entregar la
combinación de la bóveda.
El secreto lo tenían dos empleados ausente. Uno de
ellos era George Beltrán, quien había
salido hacia su hogar a tomar el desayuno. Ante tal contingencia
presionado por Eudes, Rodríguez Sánchez escribió a Beltrán una esquela en la
que le ordenaba presentarse a la oficina. La esquela fue enviada con la conserje Mercedes Lantiguas, a quien
acampaño José Ulises Almonte, chofer de la pandilla.
El gerente Rodríguez Sánchez, declaró que al enviar
la esquela a Beltrán pensó que éste
adivinaría la existencia de una anormalidad en el banco y trataría de no
comparecer y de indagar lo
que ocurría. Como se ve, el asalto,
perpetrado en día sábado, en que no había
operaciones con el público, tuvo más de una hora de duración. Fue
realizado con toda la calma imaginable
en quienes se creían amparado
por una protección sobrenatural.
La Brujería.
Por haber desobedecido los consejos de su * ser
protector*, los autores del atraco a la sucursal del The Royal Bank of Canadá,
de la ciudad de Santiago, se consideraban huérfanos de la soñada inmunidad
una vez consumado el atraco. La
desobediencia estuvo en la violación de
la promesa del no derramamiento de sangre. Esta
consigna era tan rigurosa, que, que para cumplirse había adoptado el
sistema de estrangulación.
Ante el Juez de la Primera Cámara Penal del Juzgado Judicial de Santiago, Dr. Nicomedes
de León, el acusado principal confeso que ** ya sabíamos que
fracasaríamos por haber derramado sangre, pero el * ser* nos hizo una mala
jugada. Refirió Eudes que la tal jugarreta fue cuando al bajar por Nibaje, en
la ruta hacia la capital, por la vía de
Puñal, ** el protector se le presento y le dijo *- Se han embromado, pero voy
hacerlo legar a Ciudad Trujillo y ni la cédula les pedirán. Esto lo
corroboro el acusado Cristóbal Martínez
Otero, quien explico ante el tribunal que estaba previsto que debían llegar a la
capital, * donde lo harían presos y entregados a la justicia.
Independientemente de la confianza que le infundían
las practicas supersticiosas, los atracadores se animaron a actuar después que
asistieron a la exhibición de una
película de gánsteres en la que
escenificaba un asalto. De acuerdo
con declaración de Bienvenido
A. Pichardo Saleme – chino--, a raíz
de la exhibición de aquel filme,
Eudes se preguntó. Por qué nosotros no podemos hacer lo mismo y resultar igualmente impune.
En cuanto a la muerte del mensajero Francisco
Antonio Persia Rodríguez, recalcó
Pichardo Saleme que no se pensaba darle muerte a fin de no contrariar al *
príncipe*, pero que fue necesario ultimarlo para que no lo descubriera al salir
del banco, lo que no impediría que los apresaran al llegar a la capital, tal
como lo había afirmado el *ser*, terminó
expresando Pichardo Saleme.
Las
víctimas. Las
víctimas en el asalto a la
sucursal, del fueron, el cobrador Francisco Antonio Persia Rodríguez, y el mensajero José Manuel
Fernández Núñez, al contador y subgerente señor Julio Zeller Cocco, intentaron
estrangularlo con una driza que le dejó en el cuello un doble surco, a Zaiter, a quien dejaron
por muerto, se le hundió un hueso del cráneo.
En la bóveda fueron encerrados a la fuerza el gerente
Rodríguez y los empleados George Beltrán, María Machado de Pérez, José Alfredo Victoria, Dagoberto Rodríguez Camacho,
Juan Florentino Samelli y Mercedes Lantigua. Se tiene entendido que Zeller fue golpeado
después del encierro de los demás miembros del personal y que lo dejaron fuera como empleado escogido por
el grupo criminal para el cierre de la bóveda. La agonía del encierro duro desde las 10.00 hasta
la 11.20 de la mañana. Se comprobó que
los encerrados rompieron el cristal de
la puerta interior de la bóveda y de ese
modo pudieron oírse sus voces en
petición de auxilio.
Todos habrían
perecido por asfixia si la situación se hubiera extendido siguiera por media hora más.
Tadeo
Guerrero. Un raso policial que no tardaría en
llegar al cargo de coronel fue quien
hace en este 2014, sesenta años identifico el automóvil utilizado por
los autores del atraco contra la sucursal, del The Royal Bank of Canadá, de la
ciudad de Santiago, el 6 de noviembre del 1954.quien en fecha de 4 de noviembre
1974, cuando se salió este
artículo, era coronel, de recordación
funesta en la región Este, en La Romana, era el comandante, cuando desapareció el Dr. Guido Gil, Díaz.
Declaro el entonces raso Guerrero González,
adscrito a la Policía Especial de carreteras, que el sábado 6, día del atraco,
a eso de las 7.45 de la noche, en la interacción de la avenida Favre Geffrard, o Avenida Abraham
Lincoln, con la Avenida George
Washington, vio un vehículo de color negro placa número 3331, conducido por una
persona que vestía camisa negra de cuello alto, con apariencia de sacerdote.
Precisó el agente Guerrero que el vehículo iba a una velocidad de 120
kilómetros por hora y que en el asiento
trasero lo ocupaban dos personas
en camisa
Agregó el denunciante que ordenó la detención del
carruaje, pero el conductor continuó la marcha. El raso Guerrero explicó que en
el caso no procedió de acurdo a la Ley porque pensó que se trataba de algún
ministro de un culto, pero que, al
enterarse posteriormente de que en el asalto bancario había sido realizado con
la ayuda de un carro negro, reportó la
ocurrencia a sus superiores, quienes comprobaron que un automóvil marca Ford del ya dicho
color había pasado por la cumbre.
La denuncia hecha por el raso Guerrero Gonzáles
desmintió la declaración del procesado Eudes Maldonado, en el sentido de que el
automóvil a su servicio había sido
devuelto a su dueño Luis Torres el sábado a las tres de la tarde. Aunque esto
último lo había asegurado también el propio Torres, al raso insistió en que el
vehículo transitaba en hora de la noche conducido por una persona que no era su
propietario.
El
Recate. El recate de la siete personas encerradas
en la bóveda de la sucursal The Royal Bank of Canadá en Santiago fue posible
después de que del interior el gerente voceó la combinación. En el primer
momento hubo el inconveniente de que ninguna de las personas decididas a la
acción de recate pudo interpretar la combinación. La bóveda es suficientemente
amplia como para albergar de 20 a 30
personas.
De acuerdo con la descripción que entonces se hizo, la
bóveda consta de una tapa exterior que
se abre por combinación y está revestida
de un bloque de cristal que protege el mecanismo de la combinación. Esta
última puerta, que abre hacia fuera, no había sido cerrada. Esta circunstancia
le permitió al gerente Rodríguez hacer un espacio y romper el cristal, para lo
cual utilizó un objeto de madera. Después
de esto fue cuando voceó la combinación.
Cuando habían resultado inútiles hasta los intentos de obreros voluntarios que se habían
valido de una lámpara de acetileno para
abril un hoyo en la puerta exterior, el gerente Rodríguez, en un último esfuerzo, logró zafar
los pernos que sostienen por dentro el mecanismo de la puerta, la que cedió fácilmente al manipularse el
manubrio exterior.
Esa versión
acerca de la salvación de los empleados encerrados la ofreció desde ek
diario El Caribe su enviado especial el doctor Leoncio Pieter.
Hubo
Retardo. Asaltó la sucursal, del The Royal Bank
of Canadá, de la ciudad de Santiago, fue perpetrado con una semana de retraso.
El crimen había sido planeado por Eudes Maldonado y su grupo para ejecutarse el
sábado 29 de octubre. El aplazamiento se debió a que en el momento fijado para la original ejecución acababa de
salir del edificio el gerente de la dependencia bancaria, señor Luis
Rodríguez Sánchez y la presencia de este funcionario se consideraba
indispensable. Según explicó el
inculpado Manuel Vinicio Maldonado Díaz, el atraso
se planeó porque los comprometidos en el mismo querían hacerse ricos.
Después de considerar la facilidad de la acción en la
capital, Santiago o San Pedro de Macorís, se
concluyó opinando que en provincias las posibilidades en cuanto a los valores eran escasas, en tanto
que en la capital existía el riesgo por
la vigilancia de los establecimientos bancarios. Fue ahí cuando Eudes recomendó que
se escogiera el The Royal Bank of Canadá, de la ciudad de Santiago, lo
que hizo en atención a que, además de
guardar bastante dinero, no tenía sereno ni guardián alguno. – Esta observación resulta exacta,
en razón de que el The Royal Bank of Canadá, al crear el Gobierno la Policía de Bancos,
había rehusado utilizar los servicios del nuevo grupo---.
Acerca del aplazamiento del atraco por una semana,
para esto Eudes tuvo que valerse de una doble estratagema que le permitiría obtener
el préstamo el vehículo. Para obtenerlo la primera vez se valió de un telegrama en el que se le
avisaba la falsa gravedad de su padre, en la segunda ocasión solicito el
servicio con el pretexto de realizar un viaje en el que ultimaría lo
relacionado con la venta de unos terrenos suyos a los Bermúdez.
El
Brujo.
La desobediencia y su eterna
aliada la temeridad fueron igualmente responsables en el fracaso y la perdición de los asaltantes de la sucursal del The
Royal Bank of Canadá, de la ciudad de Santiago de los caballeros. En aquel
hecho, del que ahora se cumplen 60 años, ya se sabe que tuvo intervención
especial la superchería.
Esto parece ser tan cierto como lo es la
referencia de que el brujo que respaldo a Eudes fue el nombrado Mario Payano Domínguez. Se asegura
que Payano transformó de tal modo la
mente de su discípulo, que éste se consideró inmune a todos los peligros. Lo de la
desobediencia que engendró el fracaso
estuvo en que en contra del consejo del *ser* que protegía el grupo, hubo derramamiento de
sangre. En cuanto a la terquedad que perdió a los asaltantes ella está
evidenciada en lo que declaró Eudes a la
presa el día del comienzo del juicio a
que fue sometido como reo principal del asalto. Declaró Eudes ´{que cuando
estábamos decidido a dar el golpe, el *ser*,
se presentó a cada uno de
nosotros y nos dijo que dejáramos eso,
pues de lo contrario nos íbamos a
fastidiar. Agrego el cabecilla que
consumaron el plan porque creían que la advertencia que le habían
hecho el *ser* era solamente para
meterle miedo.
Todo esto indica que antes de derramar sangre, y aun
antes de emprender su acción vituperable, el
grupo había perdido la gracia de la protección.
Una recompensa por valor de diez mil pesos ofreció el
tirano Rafael L. Trujillo a la persona que capture o descubriera a los autores del audaz asalto a la sucursal de The
Royal Bank of Canadá. No podía ocultarse el especialísimo interés del tirano en el descubrimiento y la
sanción de un hecho perpetrado contra
una firma extranjera y que además era el premio de esa naturaleza que se
consumaba durante los 24 años que en ese momento tenía de iniciado su inflexible
mandato. El anuncio de la gratificación
fue hecho a través de la radioemisora
oficial La Voz Dominicana, a las pocas horas de perpetrarse el hecho.
Se precisó que la recompensa ofrecida por Trujillo
seria pagada de su peculio personal. El tirano había regresado al país la semana anterior, después
de permanecer un mes en los Estados
Unidos. Trujillo, apartado entonces de la Primera Magistratura, el
presidente era su hermano Héctor,
aprovecho el suceso para tratar de emular las viejas ejecutorias policiales de
su abuelo José Trujillo Monagas, reconocido como azote de los delincuentes
cubanos en el siglo XIX.
El resultado de estos fue el fusilamiento del grupo en
el cementerio de Santiago, en hora del medio día
Fuente consultada.
Revista ¡AHORA! Núm. 573* del 4 de noviembre 1974.
Págs... 2 al 8. Reportaje de J. Agustín Concepción
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