Pinalito: elefante blanco hidroeléctrico
Construida en las cercanías del poblado de Tireo y de Constanza, Pinalito represa el agua de un pequeño arroyo que sirve de sustento a decenas de familias que viven de una agricultura muy productiva, rentable e intensa. Por lo tanto, casi todo el volumen del agua del arroyo Tireo es derivado hacia las parcelas de los agricultores, dejando el embalse con un almacenamiento muy reducido.
El intenso uso de los suelos, con el agua del arroyo Tireo, no permite acumular el agua suficiente para ni siquiera en las horas pico de consumo, producir la capacidad instalada de kilovatios. Durante varios días al mes las turbinas no funcionan para la producción de energía. La presa construida de hormigón con el sistema de rodillado tiene 56 metros de altura, diseñada para almacenar solo unos 3,5 millones de metros cúbicos de agua. Desde cierta altura cerca del fondo de la presa, el agua es enviada por un túnel de 13 kilómetros de largo, al embalse de la presa de Blanco en Bonao con una caída de 570 metros. Si hubiese agua suficiente sería un proyecto muy atractivo y económico, que aprovechando ese desnivel, convertiría el agua en energía eléctrica al turbinarse por las dos turbinas Francis de 25 mil kilos, cada una colocadas en la Central, en la cola del embalse de Blanco.
El proyecto de Pinalito costó unos 400 millones de dólares. El costo por kilovatio instalado fue de $8 mil dólares u 8 millones de dólares por cada megavatio instalado. Esto resulta muy costoso cuando la práctica internacional indica que el costo no debe ser mayor de 4 mil dólares por kilovatio. Este dinero se obtuvo en base a uno de los organismos de financiamiento de Brasil que tan generosamente han estado ayudando a los gobiernos dominicanos en los pasados 12 años.
El proyecto de Pinalito no es rentable. Su baja generación de energía obliga a tenerla apagada durante períodos de tiempo a la espera de que el agua se acumule en el embalse. Solo puede turbinar agua en las horas pico, que se considera el período de tiempo que va desde las seis de la tarde hasta la once de la noche, período de tiempo de mayor demanda de energía. Además, la mayor parte de esa agua está comprometida con la agricultura de hortalizas de alto rendimiento. Se estima que una tarea de tierra cultivada en el valle del Tireo, aprovechando el agua del arroyo, genera una producción de hortalizas superior a los 25 mil pesos por tarea por año.
Las paredes del embalse cerca de la presa confrontan peligros de una grave erosión. Esto ya ha requerido trabajos urgentes de reparación para evitar males mayores. Eso indica que las paredes del pequeño embalse deben ser evaluadas cuidadosamente para evitar que esos deslizamientos afecten otras áreas y mucho menos en las cercanías de la estructura de la presa.
Las tierras del valle de Tireo, junto con el de Constanza, han abierto sus entrañas para producir una gran riqueza a quienes la aprovechan intensamente. Esto ha llevado a una sobre explotación de los dos valles. Ha sido necesario escalar a mayores alturas para buscar nuevas tierras cultivables, ocasionando severos daños a las reservas de aguas subterráneas extraídas sin el control de las autoridades. Los acuíferos han mermado en la producción de agua, y los arroyos como el Tireo han agotado sus caudales, agravando la situación de la presa de Pinalito y su producción de energía. La agricultura continúa floreciente en el valle del Tireo, atrayendo a más inversionistas agricultores que ven en la región una fuente segura de beneficios.
El panorama indica que en un futuro no muy lejano, las turbinas de Pinalito cesarán de generar energía. Ya resulta una energía sumamente costosa. Se quedará como una reserva del sistema nacional de producción de energía para casos de emergencias de la red nacional. Solo para ponerla a operar previo llenado del embalse y enfrentar la emergencia que se haya presentado en la región del Cibao
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