Rafael Blanco Canto, Presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), pronunció el miércoles 29 de junio del año en curso, un discurso ante la Cámara Americana de Comercio. De esa oratoria he analizado con especial interés, los cuatros puntos que él aboga establecer, para que los futuros procesos electorales no colapsen, tal como aconteció con el proceso electoral del pasado 15 de mayo.
Saludo esos cuatro puntos. Veámoslos
Primero: Una nueva ley electoral que disponga reglas claras, que evite el uso y abuso de los recursos del Estado y garantice un proceso equitativo en el uso de los medios de comunicación.
Segundo: Una ley de partidos políticos que disponga procesos institucionales para la selección de los candidatos a posiciones electivas.
Tercero: La Ley de Responsabilidad Fiscal, que imponga un rigor mayor en el uso del presupuesto y el cumplimiento de los topes presupuestarios, los déficit fiscales y la deuda pública para que “el sistema electoral no colapse de nuevo”.
Cuarto: Garantía de la plena independencia y fortalecimiento de las instituciones llamadas a implementar y regular todo lo relativo al proceso electoral y al cumplimiento de las leyes, pues las normas por si solas no bastan (fin de la cita).
Estas cuatro propuestas son puntuales, para poder llevar a cabo un proceso electoral justo, equitativo, civilizado y transparente; pero como al más sabio puede írsele una punta- y aplica en este caso- por ello me permito con las más sana y patriótica intención, sugerirle a Dr. Rafael Blanco Canto una quinta propuesta, que vendría a reforzar las suyas y a ponerle la tapa al pomo o el tablero a la mesa, ya que el aporta las cuatro patas con sus certeras observaciones. Ese quinto punto es, el voto obligatorio.
Este quinto punto, ya yo lo había propuesto en un artículo titulado: “No a la abstención electoral: Contrapropuesta al periodista Miguel Guerrero”, en fecha 01/03/2014, es decir, hace dos años y cuatro meses; pero esa propuesta pasó, sin pena ni gloria. Para mi alegría, últimamente he leído varios artículos solicitando el voto obligatorio; pero estas peticiones, tampoco han tenido respaldo ni repercusiones.
En vista de la importancia capital que tendría el voto obligatorio, para conjurar muchas de las vagabunderías, que se vienen haciendo en las elecciones dominicanas, es que invito al Señor Canto, que incluya en su discurso este quinto punto. Y lo sugiero a él, porque en nuestra patria, dada nuestras particularidades sociales, su voz seria escuchada, por su empoderamiento social, político y económico, a diferencia de otros, en los cuales me incluyo, que por no tener ese empoderamiento, no somos tenidos en cuenta, aunque nuestros puntos de vistas sean puntuales.
Con el voto obligatorio y su penalización, estaríamos evitando el clientelismo que genera la compra y venta de votos, que de manera pública y descaradamente, se ha venido haciendo en todos los procesos electorales que hemos tenido desde la creación de la República. Esta sería la fórmula más idónea para acabar con esa depravación de la compra y venta de cedulas, cosa ésta, que se ha constituido en un “negocio” generalizado y clave, para fraudulentamente ganar unas elecciones. Además, con esta disposición a nivel constitucional y su penalización, entendemos, se evitaría, que la suerte de todos los dominicanos dependa de una minoría ruin y degenerada, y de políticos canallas, con doctorados en robo y otras vagabunderías no menos lesivas a los sagrados intereses de la nación.
Varias naciones ya tienen este mandato en sus constituciones: Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Honduras, Paraguay, Perú, Panamá, Austria, Bélgica, Grecia, Luxemburgo, Egipto, y El Líbano. Y en Los Estados Unidos de Norteamérica y en Chile, ya se ha planteado esta obligatoriedad, sobre la base de que: “el voto no es sólo un derecho, sino también un deber; y si los ciudadanos quieren exigir derechos, tienen que cumplir deberes”.
Dentro de las penalidades podemos considerar: el impedimento de sacar pasaporte por un año o dos, el impedimento para transacciones bancarias por varios meses, la imposibilidad para realizar otros actos civiles y comerciales, etc. Nunca una multa, a no sean de elevadas sumas, para impedir que los compradores de votos negocien la compra por una suma superior a la multa.
Dejo al Señor Canto y a otras personalidades interesadas en la suerte del país, como Franklin Báez Brugal, Campos de Moya y a todos los ciudadanos de sano juicio, mi propuesta en SOS, para que una vez ponderadas, la hagan suyas y al efecto la promuevan…
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