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martes, 15 de marzo de 2016

LA BACHATA O (MUSICA DEL AMARGUE)

LA BACHATA O (MUSICA DEL AMARGUE)

Señalan los diccionarios de americanismo que “bachata”, es jerga, jolgorio, parranda.

El filólogo dominicano Manuel Patín Maceo, define a la “bachata”  como  “un baile de poca más o menos” y el vegano Julio Arzeno en su obra “Del Folklore Musical Dominicano, dice que “la bachata es un bolero repentizado.

Dice Don Julio Alberto Hernández, decano de los compositores dominicanos, que “la bachata” ha sido siempre una música alegre y bailable, inventada en gran parte sobre la marcha por los músicos populares en las fiestas de los barrios y de las zonas rurales del país.


En Cuba se le llama “bachata”  a una especie de guaracha teatral cultivada en Santiago de Cuba por  Pepe Sánchez (1856-1918) de quien se dice compuso el primer bolero que se conoce (1885). Siempre, tanto aquí en la República Dominicana, como en Cuba, “hacer una bachata”, ha sido reunirse en ambientes privados,  generalmente pobres, alrededor de músicos improvisados, tocadores de guitarras, panderos, maracas, marimbas con flejes de  acero y claves, donde la espontaneidad era el elemento común de esas fiestas.

Después de la muerte de Trujillo, en 1961, se desencadenó un éxodo masivo de campesinos hacia la capital. Al desligarse los aldeanos de su mundo rural, fueron acordonando la  ciudad en donde mantuvieron y mantienen, algún modo, su vida campesina. Este nuevo proletario urbano, se expresaba musicalmente como lo hacía en el campo, con textos sencillos, cargados de quejas y denuncias, que acompañó con elementos rasgueos de guitarras.

Mientras los medios de difusión artística del país veían con desdén  estas modestas expresiones del arte popular, un  hábil empresario dominicano Radhamés Aracena, creador de Radio Guarachita (1964), se ocupó de recogerías en discos y crearles el contexto necesario para su difusión masiva, convirtiendo el producto estigmatizado, en uno de alta rentabilidad comercial.

A la hora de ponerle nombre, el pueblo la llamó despectivamente “bachata” a la vez que sus intérpretes, en su mayoría cantautores, la llamaron  “: canción de amargue”. Los representativos de la “bachata”, fueron: José Manuel Calderón, Rafael Encarnación, Leonardo Paniagua y Luis Segura  (el añoñaito).

Simultáneamente con el proceso de expansión  comercial de la “bachata” o canción de amargue, se produjo en la República Dominicana una  sensible transformación  socioeconómica  que se dejó sentir también en los esquemas tradicionales de la música popular, creándose entonces  las condiciones propicias para  que los intérpretes de “bachatas” pasaran a ocupar posiciones importantes en el mundo del espectáculo  y al fin tuvieron acceso a la televisión , centros nocturnos de diversión , salones privados de la sociedad y hasta en las universidades.

Las canciones de amargue, “bachatas”,  dejaron tras de sí inquietudes en artistas jóvenes que acercándose  a la bachata, buscaban entusiastamente  muevas posibilidades. Gina D’alessandro, ambientada en el Cabaret de Cambumbo hizo el video clip “Cama”, Vickiana lanzo  en 45 RPM con la popular “bachata” La Sufrida, de Melida Rodríguez. Juan Luis Guerra grabó en el año 1989, con su grupo 4-40 “Como Abeja  al Panal” y luego “Burbujas de Amor” en 1990, otorgándole a la bachata lirismo y rendimiento.

La  bachata romántica de Juan Luis Guerra fue  grabada hasta  por The Royal Philharmonica Orquesta  para Philis en el  albún “Soy Gitano” con el cantor español Camerón de la isla y Ana Belén. Luis Diaz, consciente de todo el camino recorrido por la Bachata, desde su humilde origen campesino hasta  el realce que le diera Radio Guarachita en la década  de los 60s, lo lleva a introducir en sus composiciones todas las células rítmicas de América, desde la salsa, el rock, el calipso,  hasta  el limbo, cuyas polirritmicas, al ser interpretadas con modernos instrumentos electrónicos y hasta con  batería programada que hacen que la bachata se denomine  “tecno-amargue”.

Entre la “bachata tecn-amargue”, de Luis Díaz, se destacan “Quiero Andar” y “Mi Watchiman” popularizadas por Sonia Silvestre, quien logró con ello un vigoroso repunte. Quizá la “bachata” de hoy no sea más que la reformulación  isleña del bolero tropical, como repuesta al  desgate de la balada, modalidad ésta que nunca reflejó las raíces auténticas del Caribe.
De toda formas esta es  la “nueva bachata dominicana” y lo innegable es que estamos ante la consolidación  de una innovadora y pragmática expresión musical que engloba bajo un mismo concepto a toda una gama de posibilidades aparentemente disimiles, pero que  ya hay no son más que variantes de la sensibilidad del pueblo domincano.

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