La mujer del sultán, Roxelana (1505-1558)
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En la Europa del Renacimiento, del gran imperio de Carlos V, el emperador de la casa de Habsburgo tuvo que luchar con enemigos dentro y fuera del viejo continente. En los límites orientales, el sultán de la Sublime Puerta, el turco Solimán, llamado el Magnífico, fue el enemigo más temido. Si al lado del emperador cristiano hubo una gran mujer, Isabel de Portugal, junto a Solimán, una esclava, convertida en concubina, consiguió casarse con el sultán y dirigir en la sombra, y de manera excepcional, los destinos del turco. Ambas mujeres serían retratadas por el gran artista del momento, Tiziano.
Difusos orígenes de la sultana
Roxelana es conocida con muchos y distintos nombres. Hürrem para los otomanos, podría tener como nombre de nacimiento, Anastazja Lisowska. Karima o Ruziak son otros de los nombres por los que se conoce esta mujer de la que se supone que nació alrededor de 1505 en algún lugar de Ucrania.
Hacia 1520, Roxelana fue raptada por los tártaros y vendida como esclava en la capital del imperio turco, Estambul. Pronto formaría parte del harén del entonces sultán, Solimán el Magnífico.
La favorita del harén
El sultán turco tenía un numeroso harén de bellas mujeres entre las que había esclavas, favoritas y concubinas que competían por captar la atención del gran Solimán. La belleza de Roxelana no pasó desapercibida a sus ojos y el sultán se fijó en ella.
Roxelana tendría cinco hijos del monarca, entre ellos el que sería su sucesor, Selim. Por aquel entonces ya existía un heredero, Mustafá, hijo de la esposa de Solimán Mahidevran. Muchas teorías se barajan acerca de la desaparición del heredero, desde un intento de asesinato orquestado por Roxelana hasta un exilio forzado. Sea como fuere, lo cierto es que Selim terminaría colocándose el primero en la línea de sucesión al Imperio Otomano.
La sultana fue una mujer influyente en la corte de Solimán. A pesar de que las mujeres no tenía demasiado poder, consiguió hacerse cargo de algunos asuntos políticos e influenciar en su esposo en lo referente a algunas personas de su gobierno, como el visir, al que haría ejecutar tras una acusación de intento de asesinato.
Roxelana murió el 18 de abril de 1558 dejando al sultán sumido en la tristeza. Años después, en 1566 Solimán moría también, dejando el imperio que seguiría atemorizando a occidente en manos de Selim, hijo de Roxelana.
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