YUCAHU
UN DIOS QUE ENTERRABAN EN LOS CONUCOS.
CULTURA TAINA.
Nuestros antepasados
tenían un sistema teológico que
estaba directamente ligado a la
producción y a la vida diaria,
como lo explica en su libro “Arte Indígena y Economía en Santo Domingo”,
el estudioso de este tema Marcio Veloz Maggiolo. Este es el verdadero motivo por el cual la llamada Cultura Taina, comienza
desarrollar en un proceso ritual acorde con
sus necesidades económicas.
Los dioses se
multiplican, se personalizan; cada cacique o jefe de poblado los tiene; cada clan, cada tribu, los tienen; la mujer
que pasa de tribu a otra por el proceso de matrimonio exogámica común a los
grupos Orinoco-amazónicos, lleva consigo la impronta decorativa de su cerámica
y los motivos que predominan en la tribu de la cual provienen.
Así hay todo un mecanismo de hibridación artística. Las representaciones están ligadas, básicamente,
al llamado, “ritual de la cahoba”, en
donde el cacique, para decir al pueblo lo que debe hacerse cuando debe esperar
un huracán, como combate la plaga de la yuca, o
bien cuando habrá de terminarse el reinado de los hombres de la isla
para dar paso a nuevos.
La muerte fue, entre los circuncaribes, el elemento fundamental de su actividad ritual, pero también los muertos eran una fuerza
social. Parte de los elementos que influían en la producción. Si nosotros hacemos un
recuento de los objetos del arte del mundo mítico de la agricultores tardíos llegamos a la conclusión de que
muerte y cahoba tienen una relación
tan profunda que son casi inseparables.
La cahoba era un viaje al más allá. Pero ahí están,
de este ritual, las magníficas obras de arte que son las espátulas vómicas o vomitivas, los amuletos
acuchillados con la posición ritual de
esta actividad, los dujos o bancos en
donde el cacique se sienta, hecho de madera y trabajados
formidablemente; los inhaladores de alucinógenos
tanto de barro y hueso, como en
piedra.
Las maracas rituales
hecha de madera de guayacán; las vasijas sonajenas, modeladas y posiblemente
también del ritual. El sentido ritual de
estos grupos agricultores de la ocupación
final antillana había logrado conjugar las fuerzas de su creencia con la
producción. Lo que parece ser obras de arte, para admiración y respeto, son realmente mecanismos importantes el proceso
de la producción agrícola. Así el llamado trigonolito, o ídolo de tres puntas, cuyas variantes son
tan numerosas, es, a pesar de la belleza y del trabajo en roca digno de
cualquier orfebre una pieza para ser colocada en el conuco, debajo de los
sembrados, porque ese dios llamado Yucabu, Baigua, Maorocoti, es ó-realmente, como dijera Fray Ramón Pané,
el dios que hace crecer las hortalizas.
La sociedad “Taina’’, había logrado representantaciones materiales para todo
aquello que pudiera influir
decisivamente en la vida de la comunidad.
Tomado de la Fuente;
Herencia Taina, en las provincias dominicanas. Texto e iluminación
José Manuel Osoria.
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