GENARO BRITO BLOISE HEROE DE ABRIL.
Genaro Brito Bloise, un revolucionario a carta cabal, de esos que no pasan factura. A sus setenta y tres años, con su mente lúcida, recuerda los momentos de su primera juventud cuando rozando los veinticuatro años estalla la revolución del 24 de Abril de 1965 y el, al igual que la mayoría de los jóvenes da el frente, sale a defender su patria, la Constitución mancillada por un golpe de estado cruento y fatal.
Genaro Brito Bloise, nació en San Fco. de Macorís, pero considera a Salcedo, hoy provincia Hermanas Mirabal, su patria chica y lugar de nacimiento de sus padres y familiares quienes fueron activos miembros del Movimiento clandestino 14 de Junio, como también él mismo.
Vivía en Ciudad Nueva, con sus padres en la calle Estrelleta, trabajaba en un banco extranjero y estudiaba Finanzas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo; a la vez era un militante del Partido Revolucionario Social Cristiano, un partido comprometido con los mejores intereses de la Nación. Se integra a la unidad de ‘Hombres- Rana’ de la Marina de Guerra (hoy Armada de la Rep. Dom.), ese mismo día 24 de Abril.
En un primer enfrentamiento con un transporte de la Policía Nacional de los “Cascos blancos” el día 27 en la calle Arzobispo Nouel, se hace de una M1-Thompson de un oficial PN ahí caído, con la que se le ve en la foto al lado del Capitán de Navío Ramón Montes Arache. (Fuente de la foto: Archivo General de la Nación). Después de esa acción, entre otras situaciones se le ve en los combates en el Puente Duarte, de la Ciudad de Santo Domingo y sus alrededores.
En el asalto a la Fortaleza Ozama, sale conduciendo un autobús del transporte de oficiales con armas a ser distribuidas entre los ciudadanos que combatían al lado el pueblo.
Sus ojos se humedecen al recordar los caídos en combates, unos por el fervor patrio, otros obedeciendo órdenes, en particular tiene vivo en su mente a un joven soldado del CEFA, agonizando con las vísceras brotando de su vientre y la mirada ausente que parecía pedir la ayuda que no pudo darle.
Los momentos más difíciles de la revolución para Genaro Brito Bloise, fueron los vividos en el Puente Duarte y sus alrededores, cinco días con sus noches sin agua, sin luz eléctrica; incendios y muertos por donde quiera. Heridos y disparos a diestras y siniestras donde la muerte le zumba en los oídos y un hedor a carne humana en el ambiente.
En Mayo hace varios viajes a Santiago donde se planeaban acciones tipo militar. Allí es tomado prisionero, siendo interrogado en la policía y la Base aérea por sus respectivos servicios secretos, siendo trasladado en avión a la Base de San Isidro, luego al CEFA y finalmente a La Victoria, hasta la instauración del gobierno provisional de García Godoy en que es liberado por la Amnistía general. Aclara que en ningún momento de los interrogatorios fue maltratado físicamente.
Cuando el 19 de diciembre, una comisión constitucionalista, encabezados por el coronel Francisco Alberto Caamaño y el capitán de navío Ramón Montes Arache, se trasladaron a la heroica ciudad de Santiago de los 30 Caballeros, para rendirle un homenaje póstumo al extinto coronel Rafael Fernández Domínguez, ideólogo del movimiento reivindicativo, caído en combate el 19 de mayo en el asalto al Palacio Presidencial. Al finalizar el homenaje fueron atacados por las tropas leales al desaparecido Gobierno de Reconstrucción Nacional que presidia el general Antonio Imbert Barrera. Ese ataque fue en el hotel Matum y ahí también estuvo combatiendo Genaro Brito Bloise, héroe olvidado.
LA VIVENCIA DE GENARO BRITO BLOISE EL 19 DE DICIEMBRE EN EL HOTEL MATUM
Genaro Brito Bloise, nos narra con una fidelidad de primera mano los momentos vividos en el Hotel Matum, ese 19 de diciembre de 1965.
Luego de ser liberado de la prisión mediante Amnistía General a los prisioneros políticos en el recién pasado Septiembre, salgo de Santo Domingo el viernes 17 hacia Santiago a visitar mi novia de entonces, Paly Estepan. El sábado por la noche paso un rato al Hotel Matum a una tradicional fiesta celebraban en el Patio Español para luego ir a dormir en la calle 30 de Marzo al lado de la Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos.
El desfile partió de la iglesia Ntra. Sra. De la Altagracia, tomando las calles El Sol y la 30 de Marzo hasta el camposanto. La bulla del desfile me despierta; sobresaltado y apenado por no haber asistido a la ceremonia religiosa me dispongo a salir hacia el cementerio a unas tres cuadras.
Conduzco mi automóvil hasta el cementerio y unos oficiales Constitucionalistas me solicitan les lleve hasta frente al Parque Colon en donde habían dejado su vehículo. Me dicen que en el hotel había un desayuno y sugieren yo asista lo cual acepto.
Mientras saludo algunos conocidos, ingiero una taza de chocolate y un sándwich y me despido pues debía procurar a Paly y su padre para ir a la misa dominical de 10 de la mañana, justo en la iglesia “La Altagracia”.
Al salir por la entrada de servicio lateral-oeste veo un carro con el capote del motor abierto y dos personas en actitud de reparar algo. Reconozco uno de ellos como policía, pues en mi prisión en el cuartel de la PN de Santiago lo había visto. Me devuelvo, y a uno de los Rana le comento al respecto, quien se acerca aun comiendo su desayuno a los dos individuos y les ofrece ayuda para vigilarlos.
Yo maniobraba el auto para salir del lugar estaba estacionado cuando veo una columna de soldados emerger desde detrás de las tiendas de un circo de entretenimientos en la explanada entre el Monumento y el hotel. Atino a recostarme en el asiento contiguo, saco de detrás de la guantera un revolver tenia escondido pues carecía del permiso legal y escucho como una tronada la descarga de fusilería. Salgo por la puerta del pasajero delantera y corro agachado de vuelta al interior del hotel mientras cristales caían de las ventanas simultáneamente con el Rana quien daba voces de alarma.
Me detengo en la cocina a la expectativa mientras se sentían los ruidos y efectos de los disparos de los atacantes. Dos personas, obesa una de ellas, se meten dentro de un gran congelador. Me muevo hasta el lobby y me situó debajo de las escaleras al segundo piso donde veo y oigo al Coronel Montes Arache dar órdenes: - “… no malgasten tiros… esperen a verles los ojos… tienen más miedo que nosotros…”
Escuché que un teniente de la FAD apodado “Meneíto” llegó tan cerca, que reconociendo a uno de los oficiales dentro del hotel le grita “-fulano, te jodiste!” Ahí cayó con un tiro que le partió el cráneo, como él le hizo a aquel campesino que asesinó por San Juan de la Maguana lo cual motivó su prisión en el “Aguacatico” meses antes (fue puesto en libertad por la Amnistía General a los prisioneros por política, siendo un criminal común confeso). En un gran árbol de navidad decorativo en el Monumento, es derribado un francotirador que disparaba al hotel.
En un cese al fuego, ambulancias de diferentes instituciones recogen heridos y cadáveres de la explanada frente al hotel.
En el segundo piso buscando la mayor protección posible, junto a un grupo de personas, entro a un pequeño cuarto de depósito de mantenimiento de limpieza con un grupo de unas 12 personas justo en frente a la habitación en que estaba el coronel, Lora Fernández. En ese cuartito, sentado en el piso escribí en la pared algo así: “aquí se protegieron varios ciudadanos del asalto criminal de tropas de la FAD… y firmé. “GBB”.
En una tregua se entrevista con el Coronel, Caamaño el Cónsul norteamericano Leslie Scott para llevarse a los miembros del Circo, pues muchos eran ciudadanos norteamericanos, lo que no solo se le niega sino que al retirarse para bajar y abandonar el edificio, justo cuando iba a bajar la escalinata, escucho un oficial decirle al coronel Francisco Alberto Caamaño, (me afirma el ex cadete Julio Domínguez, fue Montes Arache) – “ ese es nuestro seguro de vida… que se quede también!” y así se hizo.
Hubo gran afán tratando de sacar de la bañera donde estaba atorada, la ‘Mujer gorda’ del circo. El cadáver de un hombre yacía tendido en el piso del pasillo. Dijeron deambulaba ingiriendo alcohol, sin precaución y una bala loca le impactó en la cabeza. Fue identificado como un mecánico apodado “Quisqueya” y dicen tenía un carnet de confidente o agente de la PN.
El Sr. Bordas trata de escabullirse por detrás del parqueo del ala Este del hotel, lo atrapan los soldados sitiadores y lo asesinan (dicen que andaba con unos 20 mil dólares posiblemente para pago de los gastos en la actividad los que se apropiaron los soldados atacantes).
Cuando le pregunte que lección le había dejado la guerra, él me contesta que fue una dolorosa lucha fratricida, producto de las ambiciones de la clase económica y política retardataria.
Al ser despedido de su empleo en el banco, se muda a Santiago, donde logra trabajo e hizo familia.
Actualmente está desempleado, depende de sus hijos.
Esta entrevista fue realizada por Tirso Medrano el 1 de Abril de 2015
Santo Domingo, D. N., Rep. Dominicana.
Foto: Archivo General de la Nacion
Genaro Brito Bloise, un revolucionario a carta cabal, de esos que no pasan factura. A sus setenta y tres años, con su mente lúcida, recuerda los momentos de su primera juventud cuando rozando los veinticuatro años estalla la revolución del 24 de Abril de 1965 y el, al igual que la mayoría de los jóvenes da el frente, sale a defender su patria, la Constitución mancillada por un golpe de estado cruento y fatal.
Genaro Brito Bloise, nació en San Fco. de Macorís, pero considera a Salcedo, hoy provincia Hermanas Mirabal, su patria chica y lugar de nacimiento de sus padres y familiares quienes fueron activos miembros del Movimiento clandestino 14 de Junio, como también él mismo.
Vivía en Ciudad Nueva, con sus padres en la calle Estrelleta, trabajaba en un banco extranjero y estudiaba Finanzas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo; a la vez era un militante del Partido Revolucionario Social Cristiano, un partido comprometido con los mejores intereses de la Nación. Se integra a la unidad de ‘Hombres- Rana’ de la Marina de Guerra (hoy Armada de la Rep. Dom.), ese mismo día 24 de Abril.
En un primer enfrentamiento con un transporte de la Policía Nacional de los “Cascos blancos” el día 27 en la calle Arzobispo Nouel, se hace de una M1-Thompson de un oficial PN ahí caído, con la que se le ve en la foto al lado del Capitán de Navío Ramón Montes Arache. (Fuente de la foto: Archivo General de la Nación). Después de esa acción, entre otras situaciones se le ve en los combates en el Puente Duarte, de la Ciudad de Santo Domingo y sus alrededores.
En el asalto a la Fortaleza Ozama, sale conduciendo un autobús del transporte de oficiales con armas a ser distribuidas entre los ciudadanos que combatían al lado el pueblo.
Sus ojos se humedecen al recordar los caídos en combates, unos por el fervor patrio, otros obedeciendo órdenes, en particular tiene vivo en su mente a un joven soldado del CEFA, agonizando con las vísceras brotando de su vientre y la mirada ausente que parecía pedir la ayuda que no pudo darle.
Los momentos más difíciles de la revolución para Genaro Brito Bloise, fueron los vividos en el Puente Duarte y sus alrededores, cinco días con sus noches sin agua, sin luz eléctrica; incendios y muertos por donde quiera. Heridos y disparos a diestras y siniestras donde la muerte le zumba en los oídos y un hedor a carne humana en el ambiente.
En Mayo hace varios viajes a Santiago donde se planeaban acciones tipo militar. Allí es tomado prisionero, siendo interrogado en la policía y la Base aérea por sus respectivos servicios secretos, siendo trasladado en avión a la Base de San Isidro, luego al CEFA y finalmente a La Victoria, hasta la instauración del gobierno provisional de García Godoy en que es liberado por la Amnistía general. Aclara que en ningún momento de los interrogatorios fue maltratado físicamente.
Cuando el 19 de diciembre, una comisión constitucionalista, encabezados por el coronel Francisco Alberto Caamaño y el capitán de navío Ramón Montes Arache, se trasladaron a la heroica ciudad de Santiago de los 30 Caballeros, para rendirle un homenaje póstumo al extinto coronel Rafael Fernández Domínguez, ideólogo del movimiento reivindicativo, caído en combate el 19 de mayo en el asalto al Palacio Presidencial. Al finalizar el homenaje fueron atacados por las tropas leales al desaparecido Gobierno de Reconstrucción Nacional que presidia el general Antonio Imbert Barrera. Ese ataque fue en el hotel Matum y ahí también estuvo combatiendo Genaro Brito Bloise, héroe olvidado.
LA VIVENCIA DE GENARO BRITO BLOISE EL 19 DE DICIEMBRE EN EL HOTEL MATUM
Genaro Brito Bloise, nos narra con una fidelidad de primera mano los momentos vividos en el Hotel Matum, ese 19 de diciembre de 1965.
Luego de ser liberado de la prisión mediante Amnistía General a los prisioneros políticos en el recién pasado Septiembre, salgo de Santo Domingo el viernes 17 hacia Santiago a visitar mi novia de entonces, Paly Estepan. El sábado por la noche paso un rato al Hotel Matum a una tradicional fiesta celebraban en el Patio Español para luego ir a dormir en la calle 30 de Marzo al lado de la Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos.
El desfile partió de la iglesia Ntra. Sra. De la Altagracia, tomando las calles El Sol y la 30 de Marzo hasta el camposanto. La bulla del desfile me despierta; sobresaltado y apenado por no haber asistido a la ceremonia religiosa me dispongo a salir hacia el cementerio a unas tres cuadras.
Conduzco mi automóvil hasta el cementerio y unos oficiales Constitucionalistas me solicitan les lleve hasta frente al Parque Colon en donde habían dejado su vehículo. Me dicen que en el hotel había un desayuno y sugieren yo asista lo cual acepto.
Mientras saludo algunos conocidos, ingiero una taza de chocolate y un sándwich y me despido pues debía procurar a Paly y su padre para ir a la misa dominical de 10 de la mañana, justo en la iglesia “La Altagracia”.
Al salir por la entrada de servicio lateral-oeste veo un carro con el capote del motor abierto y dos personas en actitud de reparar algo. Reconozco uno de ellos como policía, pues en mi prisión en el cuartel de la PN de Santiago lo había visto. Me devuelvo, y a uno de los Rana le comento al respecto, quien se acerca aun comiendo su desayuno a los dos individuos y les ofrece ayuda para vigilarlos.
Yo maniobraba el auto para salir del lugar estaba estacionado cuando veo una columna de soldados emerger desde detrás de las tiendas de un circo de entretenimientos en la explanada entre el Monumento y el hotel. Atino a recostarme en el asiento contiguo, saco de detrás de la guantera un revolver tenia escondido pues carecía del permiso legal y escucho como una tronada la descarga de fusilería. Salgo por la puerta del pasajero delantera y corro agachado de vuelta al interior del hotel mientras cristales caían de las ventanas simultáneamente con el Rana quien daba voces de alarma.
Me detengo en la cocina a la expectativa mientras se sentían los ruidos y efectos de los disparos de los atacantes. Dos personas, obesa una de ellas, se meten dentro de un gran congelador. Me muevo hasta el lobby y me situó debajo de las escaleras al segundo piso donde veo y oigo al Coronel Montes Arache dar órdenes: - “… no malgasten tiros… esperen a verles los ojos… tienen más miedo que nosotros…”
Escuché que un teniente de la FAD apodado “Meneíto” llegó tan cerca, que reconociendo a uno de los oficiales dentro del hotel le grita “-fulano, te jodiste!” Ahí cayó con un tiro que le partió el cráneo, como él le hizo a aquel campesino que asesinó por San Juan de la Maguana lo cual motivó su prisión en el “Aguacatico” meses antes (fue puesto en libertad por la Amnistía General a los prisioneros por política, siendo un criminal común confeso). En un gran árbol de navidad decorativo en el Monumento, es derribado un francotirador que disparaba al hotel.
En un cese al fuego, ambulancias de diferentes instituciones recogen heridos y cadáveres de la explanada frente al hotel.
En el segundo piso buscando la mayor protección posible, junto a un grupo de personas, entro a un pequeño cuarto de depósito de mantenimiento de limpieza con un grupo de unas 12 personas justo en frente a la habitación en que estaba el coronel, Lora Fernández. En ese cuartito, sentado en el piso escribí en la pared algo así: “aquí se protegieron varios ciudadanos del asalto criminal de tropas de la FAD… y firmé. “GBB”.
En una tregua se entrevista con el Coronel, Caamaño el Cónsul norteamericano Leslie Scott para llevarse a los miembros del Circo, pues muchos eran ciudadanos norteamericanos, lo que no solo se le niega sino que al retirarse para bajar y abandonar el edificio, justo cuando iba a bajar la escalinata, escucho un oficial decirle al coronel Francisco Alberto Caamaño, (me afirma el ex cadete Julio Domínguez, fue Montes Arache) – “ ese es nuestro seguro de vida… que se quede también!” y así se hizo.
Hubo gran afán tratando de sacar de la bañera donde estaba atorada, la ‘Mujer gorda’ del circo. El cadáver de un hombre yacía tendido en el piso del pasillo. Dijeron deambulaba ingiriendo alcohol, sin precaución y una bala loca le impactó en la cabeza. Fue identificado como un mecánico apodado “Quisqueya” y dicen tenía un carnet de confidente o agente de la PN.
El Sr. Bordas trata de escabullirse por detrás del parqueo del ala Este del hotel, lo atrapan los soldados sitiadores y lo asesinan (dicen que andaba con unos 20 mil dólares posiblemente para pago de los gastos en la actividad los que se apropiaron los soldados atacantes).
Cuando le pregunte que lección le había dejado la guerra, él me contesta que fue una dolorosa lucha fratricida, producto de las ambiciones de la clase económica y política retardataria.
Al ser despedido de su empleo en el banco, se muda a Santiago, donde logra trabajo e hizo familia.
Actualmente está desempleado, depende de sus hijos.
Esta entrevista fue realizada por Tirso Medrano el 1 de Abril de 2015
Santo Domingo, D. N., Rep. Dominicana.
Foto: Archivo General de la Nacion
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarGracias por publicar esa vivencia de mi juventud. En pocos días (8 de Nov. ‘20) llegaré a los 79 y como dicen los boy scouts: semper fidelis!
ResponderBorrar