Trujillo y los gobiernos haitianos
OPINIÓN MIÉRCOLES, 13 DE MAYO 2009
En el año 1930 asume el poder en la República Dominicana el general Rafael Leónidas Trujillo Molina, tras derrocar en una turbia maniobra a su protector, el general Horacio Vásquez Lajara, viejo general de la montonera, que antes de la invasión norteamericana de 1916 había sido protagonista de las principales revueltas que marcaron los conflictos bélicos del país en la llamada era de la montonera. Por la parte materna, Trujillo era nieto de Erciná
Chevalier, dama de origen haitiano, de gran prestigio en la región Sur. Sin embargo, la actitud de Trujillo frente al pueblo y a los gobiernos haitianos es tan enigmática y complicada que a tantos años de su muerte, nadie puede descifrar qué designio lo guió a las tantas maniobras que jugó en sus primeros años de gobierno frente al país vecino.
En la época en que Trujillo asume la Presidencia de la República, Haití hacía rato que había comenzado una especie de ensayo democrático regenteado por el Gobierno de los Estados Unidos de América, que había intervenido desde 1915 bajo el pretexto de poner fin a los desórdenes generados por la revolución del doctor Rosalvo Bobó y que originó el asesinato del presidente Guillermo Sam.
Los norteamericanos permanecieron en Haití hasta 1934, mientras que en 1924 ya se habían marchado de Santo Domingo. De esa manera es lógico que en sus primeros años de gobierno, con los norteamericanos vigilando del otro lado de la frontera, Trujillo mantuviera una actitud pacífica, pero cautelosa frente a los gobiernos de la época (Eustache Joseph Louis Bornó y Louis Eugene Roy).
Entre sus grandes logros diplomáticos estuvo la firma en 1936 del protocolo de revisión del Tratado de Frontera de 1929, que le dio vigencia a las estipulaciones y selló para siempre la delimitación de la demarcación territorial.
Trujillo mantuvo excelentes relaciones con el presidente Sténio Vincent. Ambos presidentes se encontraron en el mes de octubre de 1933 en la población haitiana de Juana Méndez, y el dos de noviembre de 1934 el presidente Trujillo visita Puerto Príncipe, donde fue recibido con grandes honores.
En febrero de 1935 Vincent visita durante tres días la ciudad de Santo Domingo, donde ambos mandatarios acuerdan poner fin a la controversia fronteriza. En 1936 Trujillo visitó la población fronteriza de Belladero (Departamento Central) y ese mismo año, el 15 de mayo, visitó de nuevo Puerto Príncipe, en la fragata Presidente Trujillo.
“Todas las actividades, en términos de las relaciones con Haití, eran el resultado de un plan cuidadosa y minuciosamente elaborado por Trujillo y sus más cercanos colaboradores, convencido que a la larga el régimen tenía serias dificultades con Haití”. (Euclides Gutiérrez Félix, “Trujillo: El Monarca Sin Corona”).
Y tiene razón el doctor Gutiérrez Félix, pues es inexplicable que sólo dos años después de aquellas festividades armoniosas sucedieran los tristes acontecimientos del 1937. H
Hay un párrafo lapidario en la obra del doctor Gutiérrez Félix:
“A la cabeza de una caballería de más de 100 jinetes (en 1932) recorrió Trujillo la línea Noroeste… Fue en ese viaje, el tercero que Trujillo realizaba por la Línea Noroeste, en el cual comenzó a recibir quejas de los pobladores rurales por la presencia de nacionales haitianos, quienes se dedicaban al robo de ganado y otros animales domésticos, lo que iba creando un sentimiento de animadversión contra los haitianos en esa región….”
“ En las cercanías de Dajabón, a la orilla de un río, se detuvo a ver varios adultos haitianos bañándose sin ropas. Su reacción fue de desagrado. Más adelante encontró un joven de algunos quince o dieciséis años completamente desnudo. Detuvo el caballo y le preguntó: “Tú eres dominicano?” El muchacho le contestó que sí, en español, y Trujillo le dijo: “Cómo puedo creer lo que dices?”. El joven respondió cantando el Himno Nacional y Trujillo, admirado, le obsequió 20 dólares”.
Robert D. Crassweller en su obra “Trujillo: la trágica historia del Poder Personal”, destaca la habilidad del tirano para manipular situaciones en Haití y ese sentido destaca su componenda con Elie Lescot para derrocar el Gobierno de Sténio Vincent, de quien había sido Embajador en Santo Domingo.
Crassweller revela cartas enviadas por Lescot a Trujillo en la que le solicitaba recursos:.
A principio de 1941, el presidente Vincent llega al fin de su segundo mandato y el 17 de abril la Asamblea Nacional elige como presidente a Elie Lescot, y el 23 de mayo Trujillo llega en el yate Ramfis a Cabo Haitiano donde es recibido con grandes honores por su viejo amigo ahora jefe de Estado de la nación vecina.
Nadie jamás pensaría que a principio de 1942, sólo unos meses después, esa luna de miel se acabaría. Nadie todavía ha podido determinar qué pasó en la ruptura de esas relaciones amistosas. Price-Mars narra que la primera agresión de Trujillo vino cuando un corresponsal de la United Press lo interrogó sobre las relaciones dominico-haitianas y este contestó:
“Hay muchos rumores concernientes a problemas entre Haití y Santo Domingo. Yo les puedo asegurar que esos rumores son falsos. Los dos países viven como los mejores amigos del mundo. La prueba de eso es que fui yo quien el pasado año financié la elección de Elie Lescot, el nuevo presidente de Haití”.
“¿Qué habría pasado, gran Dios, en tan corto intervalo entre las fiestas de Cabo Haitiano, el comunicado del nueve de septiembre de 1941 y la declaración de 1942?”, se interroga Price-Mars.(Jean Price-Mars, “La República Dominicana y Haití”).
Explica que en esa época se planteó la tesis de que la ruptura pudo haberse dado por algún plan secreto de Trujillo y Lescot para la Confederación de la Isla, teniendo al Jefe dominicano como único Presidente, y que Lescot pudo haber incumplido su compromiso.
El 11 de septiembre el Gobierno haitiano promulga un decreto-ley regulando la migración de jornaleros haitianos, en el que impuso limitaciones que perjudicaron la mano de obra en la industria azucarera.
Dos años después, el Gobierno haitiano descubre un complot montado por Max Audain y Excellent Desrosiers para asesinar al Presidente. Ambos fueron juzgados y pasados por las armas. Se dice que en el complot estuvo involucrado el servicio secreto de Trujillo.
En Haití dirigía los servicios secretos de Trujilo Anselmo Paulino Alvarez, de quien nos dice Alberto Despradel en su obra “Relaciones Dominico-Haitiana, 1915-1960”, que contrajo matrimonio con la hermana del coronel Jules Andre. ¡Paradoja de la vida! Fue ese mismo Jules Andre quien en octubre de 1937 recibió a los heridos haitianos masacrados por las huestes de Trujillo, siendo él omandante del Distrito fronterizo de Juana Méndez, Haití (Ver mi tesis de Derecho, Universidad 0&M).
En enero de 1946 estalla una huelga de estudiantes en Haití, dirigida por René Depestre, Jacques Stephen Alexis y un personaje conocido como Emile Saint-Lot, aliado de Trujillo. Lescot fue obligado a dimitir y partió al exilio.
En agosto de ese año fue electo presidente de Haití el doctor Dumarsais Estimé y de inmediato comenzaron las conspiraciones de Trujillo para derrocarlo. El doctor Charles Dupuy, en su obra “Le Coin de L´Histoire”, en un capítulo “Trujillo et Nos Chefs D´État”, explica cómo se comportó el Gobernante dominicano frente a Estimé, a quien desde el principio consideró su enemigo. “Trujillo ofreció refugio a los exiliados haitianos, en particular al turbulento coronel Astral Roland quien, sobre las ondas de La Voz Dominicana, multiplicó diariamente ataques personales contra el presidente haitiano”.
“Los mal entendidos diplomáticos entre los dos países se complican cuando en diciembre de 1949, los miembros de la policía política, persuadidos de que Johnn Dupuy, un modesto hombre de Puerto Príncipe, mantenía correspondencias con Trujillo, y organizan una masacre contra su residencia en la que mataron hasta a los amigos que se encontraban allí”.
La Policía de Haití acusó a John Dupuy (no sabemos si tiene relación con el autor) de poseer un arsenal que le había sido suministrado por Trujillo para asesinar al Presidente.
El nueve de mayo de 1950, el coronel Paul Eugenio Magloire dio un golpe de Estado al presidente Estimé, y Trujillo, según Dupuy no sólo expresó de inmediato su satisfacción, sino que saludó el gesto de los golpistas.
“La administración de Magloire marca el recalentamiento de las relaciones entre las dos capitales. Paul Magloire y su homólogo dominicano se reunieron el 19 de febrero de 1951 en Elías Piña. El pretexto de la entrevista era firmar un acuerdo de cooperación política, económica y social entre los dos gobiernos”, dice Dupuy.
En su libro “Una cámara testigo de la historia, El recorrido dominicano de un cronista extranjero, 1951-1966”, Bernard Diederich, dedica un aparte, en la página 28, a este encuentro. “1951: El abrazo armado de Rafael L. Trujillo y Paul E. Magloire”
“Las ceremonias oficiales comenzaron en la pequeña iglesia católica de Elías Piña con la celebración de un Te Deum.Si alguien oró durante el Te Deum, es posible que fuera el Ministro de Relaciones Exteriores de Haití, Jacques N. Leger, que, al igual que muchos otros funcionarios despreciaba a Trujillo y requería del auxilio y la gracia de Dios para cumplir con su deber en ese día en que reinaba el cinismo y la hipocresía” (Diederich, Bernard, Una Cámara Testigo de la Historia.., ediciones Fundación Global, 2003). Trujillo y Magloire, quienes firmaron un acuerdo que estipulaba, entre otras cuestiones, el flujo migratorio, se abrazaron luego y en la fotografía se vio la canana del revolver que portaba el Jefe de Estado dominicano, en una señal de desconfianza total o muestra de poderío.
TRUJILLO Y DUVALIER
La relación de Trujillo y el presidente Francois Duvalier fue de corta duración, pues cuando el jefe de Estado haitiano llegó al Poder a finales de 1957, ya Trujillo estaba en el ocaso de su gobierno.
El 22 de diciembre de 1958 sostuvieron una reunión en Jimaní. Diederich resalta que Trujillo llegó temprano, a las ocho en punto de la mañana, en su Cadillac, mientras que Duvalier llegó una hora y media más tarde, lo que el escritor neozelandés considera como un acto planificado del siniestro gobernante haitiano.
Ambos dictadores firmaron una declaración conjunta en la que se comprometían a luchar contra la infiltración comunista. La colaboración en materia de seguridad sería seguida por el coronel Jonny Abbes García, director del Servicio de Inteligencia Militar Dominicano, y Clement Barbot, Jefe de la Policía Secreta de Duvalier.
“Cuando se acercaba el final de la ceremonia, ambos policías se miraron fijamente a través de sus lentes oscuros, sonrieron y brindaron con una copa de champagne.”
“Habían sido también los que idearon y manipularon aquella ceremonia del 22 de diciembre, y tenían que estudiar en seguida la manera de sacarle mejor beneficio a esa lucha contra el comunismo”.
“Barbot y su asociado en los negocios, un libanés-haitiano, ya habían empezado a recoger los frutos facilitando a la República Dominicana jornaleros haitianos para la zafra azucarera. El tenebroso Jonny Abbes recibiría su parte de esa operación de tráfico humano que suponía muchos millones de dólares”
Es mucho lo que se ha avanzado en las relaciones dominico-haitianas, tomando en cuenta que en la pasada centuria hubo poco espacio para un acercamiento, pues pese a que en 1961 cayó la dictadura en República Dominicana, no fue sino hasta 1986 cuando el pueblo haitiano pudo momentáneamente salir de la dictadura para entrar en una larga transición hacia una democracia que comenzaría con las elecciones de 1990 para ser abortada en 1991, con el Golpe de Estado contra el Gobierno de Jean Bertrand Aristide, que retornó al Poder en 1994.
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