Aparecieron en un monasterio. Ahora se encuentran en la Filmoteca de Valencia. Se trata de tres películas pornográficas que en muchos aspectos no tienen nada que envidiar en cuanto a claridad y rotundidad a los actuales. Por: Bruno Cardeñosa
Las filmaciones eran obra de los hermanos Ricardo y Ramón Baños, que vivieron la eclosión de algunas artes escénicas en una época –comienzos del siglo XX– en la que la técnica apareció como una herramienta perfecta para plasmar el arte a través de ciertas formas de expresión, entre las que el cine tuvo una relevancia especial.
Ricardo Baños viajó a París, la capital del arte, para conocer de cerca los ilimitados mundos que abría el séptimo arte. A su regreso a España, en colaboración con otro artista en ciernes, Albert Barro, creó Hispano Films y grabaron juntos algunas de las obras más importantes de la época. Mientras, su hermano Ramón decidió que su sitio estaba en el Amazonas y hasta allí viajó para filmar escenas sobre la vida tribal y las sociedades primitivas. La dureza de aquella vida y algunas enfermedades que contrajo le obligaron a retornar.
Las llamadas “sesiones golfas” mostraban películas subidas de tono en salas apartadas a horas intempestivas
Pícaro encargo
Ya juntos llevaron a cabo algunos proyectos que contribuyeron a sentar las bases del cine en nuestro país. Muchas de las obras en las que trabajaron tenían aire más documental: había que filmar todo para dejar constancia de cómo era la vida. E incluso filmar lo que ocurría dentro de las alcobas de forma clara y descarnada –o muy carnada, según se vea, porque en aquellas primeras películas pornográficas el cuerpo ideal de la mujer no era tan estilizado como en la actualidad–, sobre todo porque existía un público ávido de ver esas películas que nos enseñaban las cosas tal como son. Si bien eran las clases pudientes las que tenían esa curiosidad, lo cierto es que por entonces se crearon, para todas las clases sociales, las llamadas “sesiones golfas”, en las que se mostraban películas subidas de tono en salas apartadas a horas intempestivas.
Uno de los mecenas de los hermanos Baños pidió que realizaran tres películas de contenido erótico. Él mismo realizó los guiones y trazó los argumentos, lo que se veía y… lo que se veía todavía mejor, porque verse, se veía todo. Y es que el productor era alguien avezado y con larga experiencia en ese mundo. Sabía lo que quería y cómo lo quería, porque además era para uso y disfrute personal. Además, ya habían trabajado con él en otras obras, en las que exponían su vida, los desfiles que presidía, la forma que tenía de gobernar. Los Baños eran parte de sus propagandistas. Y es que sí: ese auténtico avanzado de la época, guionista y productor, era el rey Alfonso XIII que, de este modo, se convirtió en uno de los padres de la pornografía cinematográfica en España.
Durante décadas, esas películas quedaron ocultas. Fueron adquiridas por la Filmoteca de Valencia, en donde siguen… a buen recaudo.
http://www.historiadeiberiavieja.com/secciones/historia-contemporanea/alfonso-xiii-rey-productor-cine-porno
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