Diccionario Lupo
Es por todo esto que afirmo que, Don Lupo Hernández Rueda es un buen hombre como su nombre; noble como sus versos; encarnando un ser especial para la humildad. ¡Feliz cumpleaños, Don Lupo!
«Lupo Hernández Rueda:…ansiedad viva, fiebre que piensa…T.T. //… laboratorio viviente, hormiga que observa el mar, los campos y los cielos. CIR. // Soy el material vigilante, ese madero lúcido de que están hechas las plantas y las piedras. C.D.S. / Soy el que responde y se castiga, y combate consciente los instintos. Tropel que gira y corre y no vacila, círculo que se mueve en uno mismo. D.D.M.C. / Soy el símbolo, lo que queda, lo que resiste la edad…un labriego sin instrumentos. C.D.S. /Soy la conciencia intemporal. Me contradigo. Me doblego. Me alzo sobre la muerte. /Soy el gran exiliado. Tengo un taller de sueños en las sienes. Tengo una catedral de ideas, un río de visiones infinitas. CIR. //Soy un círculo, y mi cuerpo se mueve en círculos. Todas las cosas me forman. Muchas muertes me dan vida. Soy la imagen del mundo, soy la perfecta unidad. CIR. // Soy un dios en mi infinita pequeñez. CIR. //…Soy una multitud agazapada, uno y muchos, y otros tantos que salen y retornan, y dicen lo que he sido, lo que seré en este promontorio, que condensa el misterio y mis andanzas. P.M.T.O. //…yo soy el hombre drama, el hombre acongojado, el hijo de la tierra angustiada. Yo soy el drama hombre. Soy la materia lúcida. Soy la conciencia estremecida. La fiel interrogante sobre el ser y el destino. /Soy la materia iluminada, que se crea a sí misma y se destruye a cada paso. CIR. //…yo soy el tiempo recobrado, el tiempo que camina con brevísimos pasos con los que va poblando de eternidad al mundo. /…yo soy el tiempo perpetuo del hombre, el tiempo transparente, purísimo por dentro, el tiempo pasajero que no acaba, el tiempo que regresa de la muerte. CIR. //…yo soy el tiempo recobrado /…yo soy el tiempo que retorna, el hijo pródigo que vuelve, que trae consigo la pureza del cielo. CIR. // Yo soy un animal colectivo que anida poblaciones en su sangre. C.I.R. ».
DICCIONARIO LUPO.Primera edición virtual conmemorativa del 87º cumpleaños de Don Lupo Hernández Rueda.
Han transcurrido treinta cuatro años desde que nos acercamos, por primera vez, a la obra poética de Don Lupo Hernández Rueda (Santo Domingo, 29 de julio, 1930), y por igual al mundo del cual este sabio poeta ofrece su visión en diálogo íntimo con la confianza que tiene en Dios, al que hace que le escuche, en quien deposita toda su confianza, porque es desde él –desde ese mundo- que Lupo le otorga al círculo una y mil razones para comprender dónde está la fuente auténtica de la creación, desde dónde fluctúa ese tiempo acusativo, inesperado, que le da final a todo, como un marcador colocado en un libro al azar, y a cuya página se vuelve para conversar a solas con el asedio del sueño, con el que se asoma para que se cumpla la repetitiva palabra de que polvo somos, y la disolución de la materia cuando ya no es vida, sino la nada.
Lupo nos dice a través de su obra poética que, Dios es: «…algo que a veces mencionan al morir…/ Dios es algo como oscuros rieles, tiernos oráculos del sueño. C.D.S. // Dios era el mundo y el mundo era el amor. CIR. // Dios es tibio, amarillo, y viene con el sol, y se da a todos igualmente, y a cada brazo llega, y en cada hogar abre las puertas. C.N.A. //…donde giran los otros, donde los hombres mueren cegados por su luz de soledad sin tiempo. R.H. //…la causa única, el principio. La perfección universal. La pluridad dulcísima del agua. La fuente pura de las cosas. CIR. //…pastor de almas, pescador de conciencias. C. //…sustancia; pura sustancia redentora. T.T. »
A ese su mundo, a «esa sustancia», por la cual el autor se desplaza, y hace que los posibles lectores estén allí en vigilia para conversar con el texto, y tomar prestadas las alusiones de sus imágenes como una re-interpretación de la existencia, es detrás de la que he ido, puesto que la poesía es el género a través del cual Lupo denomina a las cosas reales y ficticias desde su ars rhetorica, sometiendo a la vida a reflexiones, a cuestionamientos, y a un encuentro con las paradojas y sentidos que traen para él la muerte, sus entornos en los laberintos de la nada, y en ese armazón que es el cuerpo, premiado por instantes por la preeminencia del amor.
Uno de los protagonistas del homenaje que celebrará la Tertulia de la Biblioteca Nacional “Pedro Henríquez Ureña” a Don Lupo Hernández Rueda, el próximo miércoles 26 a las seis de la tarde, será el Diccionario Lupo. Allí estaremos quienes lo amamos, y conservamos hacia él un afecto único, imperecedero, verdadero y auténtico.
El Diccionario Lupo (que presentaremos en una edición virtual) es parte del itinerario que ha recorrido su voz por casi seis décadas; reúne las claves, los símbolos, las imágenes, que ante nuestros los ojos se muestran como el reflejo de su subjetividad, y que se hacen versos, el eco de su voz que fecunda la conciencia, que se va de convivencia con el mito, con el ars dictaminis, que supone los mensajes que trae al mundo el poeta Hernández Rueda.
El diccionario antóloga su sabía palabra, que se hace síntesis de su pensamiento en metáforas que configuran ideas y conceptos; puesto que, es una tradición en la historicidad de la literatura que un discípulo o discípula del poeta se ocupe de «leer»,de descubrir, de buscar en las colecciones de sus poemas -como compilador- las formas del habla que nos entrega, los rasgos más importantes que se destacan de un creador, que atraen elogios, que enfatizan el uso de las palabras, y de aquellas que son coronadas con un significado o una acepción nueva para exaltar al objeto, a la cosa, al anhelo, que la licencia del poeta le permite para referirse al «todo», al «círculo», con un decir diferente desde su voz de esteta, y que nos permite comprender su corpus lingüístico, ya que coloca en evidencia su memoria cuando descifra los enigmas que evoca, designando a los sentidos desde un ánfora en la que se han guardado soliloquios, sentimientos, evocaciones, transgresiones a los minerales, a las rocas, al verdor, a lo que humanamente se teme y se hace ritmo, exclamaciones, interrogaciones, expresión del alma.
Lupo es el nombre que agrupa a la buenaventura de que, la poesía se explique a sí misma través de la metáfora, que se «componga» con absoluta libertad, para verter sus misterios con significados y sentidos que no se discuten por el efecto de deslumbramiento que provocan sus enigmas. El verso castellano hoy tiene un nuevo diccionario que condensa una vida y una obra, que acoge una poética de vuelo propio, sentida, natural, sensible, para lectores que lleven dentro la generosa idealidad de engrandecer la vida a través de la muerte, y a la muerte a través de la vida.
El Diccionario Lupo se hace un poema total, cuando luego de leerse fragmentos tras fragmentos, se comprende el significado de cada palabra lírica allí seleccionada. La poesía lupodiana hoy se celebra, llega al cenit, al hacerse diariamente la evocación de una identidad que llevamos dentro, pura, aludida solo con el nombre del corazón, de la cabeza, de las manos, o de las alas que se pierden. Don Lupo es el poeta dominicano de la vida plural: satisfecho, sencillo, teniendo su yo solo detrás de la expresión del amor. Lo estimamos como un hombre del renacimiento o un místico que no cesa de tener una visión de la vida que se hace realidad espiritual, una derivación de una partícula cósmica que no usurpa nada al universo, sino que le entrega otro conocimiento menos controvertido a las dudas. Su poesía alude, aclara, documenta. Su verso cubre a la verdad de los escombros de las mentiras; se desborda, se manifiesta hasta hacerse fuente donde se extasían los elegidos. Lo visto, lo dicho, navega en él en el círculo del tiempo, y en la congoja que trae el espejo de la muerte a la existencia cuando nos halla en el hospedaje del vacío.
Don Lupo hizo del origen -que es el círculo– una construcción celeste donde se encierra a la soledad, al llegar solos e irnos solos, para renacer en las aguas, siendo éste el vértice de su preocupación como exégeta, alejado de la tragedia humana que es el egoísmo, el odio, el narcisismo, el afán de poder, las luchas que traen la soberbia y la envida, que el poeta define como: «Ojo dentro del ojo que cavila nutriéndose de sombras y marañas. Mueca que agrieta todas las entrañas del ser, donde la paz muere, vacila. / Herida penetrante que destila oscuras realidades, telarañas que nutren las pasiones, las extrañas figuras del rencor, donde desfila el rostro de los otros agrandado. D.D.M.C. »
Sin dejarse vencer por ese enemigo de la época que es la codicia, y las hazañas prestadas o arrebatadas, sin comprar popularidad con dádivas, sin procurarse lisonjas o pretender que se haga una cruzada para llevarlo al altar de la consagración a través de canonjías, sin afán de exhibicionismo, sin pretender obtener un éxito a cambio de ser endiosado por mercenarios literarios, sin oscilar nunca entre los celos hacia los otros, o la ridícula obcecación de la notoriedad o el reconocimiento, la obra de Don Lupo Hernández Rueda nos deja constancia de que es un hombre bueno.
En este siglo en que la humanidad sufre del mal del cansancio de las ideas, y que el hiperyo es lo que cohesiona a los sujetos que se “encuentran” a través de las redes, y que los nexos entre los de aquí y los de ahora, se somete a la “prolijidad” que los intelectuales orgánicos consiguen darle a este mal (el cansancio de las ideas), donde se observa una escasa inexistencia de texto auténtico, puesto que la identidad del ser, esa piedra angular sobre la que se sostiene el sueño de la vida, ahora es la imitativo, esa “ilustre” forma donde se esconden las relaciones adversativas, donde todo se hace confuso, y se extinguen de manera artificial las inagotables líneas del ocaso, de un tiempo que se apresura no por una actividad más consciente para expresarse… Es en este siglo que la lengua ya no es, pues, una potestate litterarum. Tal vez es cierto que, las redes han hecho de ella un singular idiolecto, subordinado a oraciones con construcciones “lingüísticas” que crean fenómenos morfosintácticos absolutamente objetables e incomprensibles.
También es posible que, el mundo se ha ensordecido ante la poesía, y que ser poeta -ahora- no aporta ni ofrece ningún prestigio social, puesto que se ha hecho irrelevante darle atención a la lengua escrita o a la lengua literaria, adoptándose como imperativo el mal del cansancio de las ideas.
El Diccionario Lupo es un corpus inherente a las variables sociolingüísticas que traen las metáforas que se hacen acepciones para re-interpretar y para re-escribir las proyecciones semánticas del discurso, ya que la lengua de los poetas es -desde la antigüedad- el modelo para la gramática, siendo desde entonces, la lengua de personas doctas. Así, desde Antonio Nebrija, se podría definir como la auctoritate collecta, esas formas de excelencia de escribir del poeta.
Nuestro más grande poeta r vivo, actualmente, es Don Lupo Hernández Rueda, y aclaro que lo expreso luego de leer con detenimiento a otros poetas mayores como Víctor Villegas y Manuel del Cabral. Don Lupo ha estado gravitando en las letras nacionales de manera ininterrumpida desde 1953, coincidiendo contemporánea y coetáneamente con las distintas generaciones que surgieron posteriores a la década del 40. A través de su enjundiosa obra ensayística, investigativa y didáctica La Generación del 48 en la literatura dominicana (1981) se comprende y se puedan estudiar las raíces históricas que dieron origen a Los Independientes del 40, a la Poesía Sorprendida y a la Generación del 48. Pareciera que él representara toda la tradición literaria de entonces, y que fuera el poeta integracionista de las posteriores generaciones del 60, de Postguerra, de la Joven Poesía y de la Generación del 80.
Lo que he dicho anteriormente está respaldado por la constante publicación de sus poemarios, por su producción que se hace un árbol genealógico para estudiar el inventario de sus textos, y de los otros poetas, de los que conoció y con los cuales compartió, de los que protegió y generosamente ofreció respaldo, de los que hizo nacer, de los que hizo crecer, de los que vio emigrar, y de los que hizo sus discípulos para transmitirles su mundo como si fuera nuestro padre. Nosotros, por ejemplo, nos iniciamos en la literatura leyendo las metáforas halladas en los poemas de Don Lupo, y es desde entonces que hemos ido descubriendo la energía viva que cada imagen nos transmite, las ideas que perpetúan, que no están distantes a su costumbre de aludir a la vida resquebrajando a las apariencias, para darnos cuenta que cada metáfora es una instancia reveladora, que organiza sus significados.
Es por todo esto que afirmo que, Don Lupo Hernández Rueda es un buen hombre como su nombre; noble como sus versos; encarnando un ser especial para la humildad. ¡Feliz cumpleaños, Don Lupo! [1]
NOTAS
[1] La escritora Ylonka Nacidit-Perdomo ha realizado para los lectores de Acento.com.do el primer diccionario poético de un autor dominicano vivo, contentivo de una selección de 445 metáforas de la obra creativa de Don Lupo Hernández Rueda (Santo Domingo, 29 de julio de 1930), laureado escritor integrante de la Generación del 48, el cual se podrá descargar de manera gratuita a través de este medio periodístico digital Acento.com.do de la República Dominicana que dirige el periodista Fausto Rosario Adames y un equipo de profesionales de primer orden, el lunes 31 de julio del 2017, cuando concluyen las festividades en ocasión del 87º cumpleaños de Don Lupo Hernández Rueda.
El Diccionario Lupo se presentará en una primera edición virtual conmemorativa para celebrar el 30º aniversario de su poemario Con el pecho alumbrado (1987) y el 20º aniversario del otorgamiento al poeta del Premio Nacional de Literatura (1997), este miércoles 26 de julio, a las seis de la tarde en la Sala de Tertulia Carmen Nataliade la Biblioteca Nacional. En la portada trae la letra Capitular “D” de 82 x 80 mm, reproducida de Graduale de Antonio de Espinosa, impreso en México en 1576, 1ª. ed. h. 25 y en la 2ª. h. 187v., en tinta roja con esgrafiados renacentistas, sobre fondo gótico: círculos simétricamente dispuestos, que contienen cada uno una flor»; y en la contraportada letra Capitular “L” de 82 x 80 mm, del mismo Graduale, 1ª. ed. h. 20 y en la 2ª. h. 87v. »
Nacidit-Perdomo es columnista semanal de Acento.com.do desde su fundación. Para este regalo al poeta dominicano Lupo Hernández Rueda, hizo una selección de metáforas de sus poemarios Como naciendo aun (Arte y Cine, C. por A., Ciudad Trujillo, 1960), Santo Domingo Vertical (Ediciones Brigadas Dominicanas, Santo Domingo, 1962), Muerte y memoria (Arte y Cine, C. por A., Santo Domingo, 1963), Crónica del sur (Editorial Arte y Cine, C. por A., 1965), Dentro de mí, contigo(Editorial Arte y Cine, C. por A., 1967), El tiempo que espero (Impresora Arte y Cine, Santo Domingo, 1972), Por Ahora (1948-1975) (Universidad Católica Madre y Maestra, Santiago de los Caballeros, 1975), Del tamaño del tiempo (Amigo del Hogar, Santo Domingo, 1978), Círculo (Amigo del Hogar: Santo Domingo, 1979), Cuanza (Editora Corripio, Santo Domingo: 1984), Con el pecho alumbrado (Editora Corripio C. por A., 1988), Por el mar de tus ojos (Editora Corripio, Santo Domingo: 1993), Como Naciendo Aún (Departamento de Cultura y Publicaciones. Universidad Interamericana, Santo Domingo, 1994), Las uvas de la tarde (Editora Corripio, Santo Domingo: 2000) y Entre el Río y la Mar (Editora Mediabyte, S. A., Santo Domingo: 2007). La diagramación, manipulación digital y arte final estuvo a cargo de Amado Alexis Santana Chalas, y el cuidado de Edición y labor editorial ha sido responsabilidad de Nacidit-Perdomo.
Para ilustrar el Diccionario Lupo se escogieron láminas de las siguientes obras del Graduale de Antonio de Espinosa, impreso en México en 1576; de D. José María Asencio. Edición Monumental. Cristóbal Colón. Su vida, sus viajes-Sus descubrimientos.Tomo I. (Espasa y Compañía, Editores: Barcelona, s/f); de Marcel Chabot. Les Baisers. Poëmes (Nouvelle Edition). Médaillon et Hors-Texte, Bois originaux d´André MARGAT. Décoration de la collection « Poésie ». (Editions de « La Caravelle ». «Le Live et L´Image»: Paris, s/f); de la revista La Cuna de América(Año IX, Primer No., Mes de Septiembre, 1920) Núm. 7); de Santa Teresa de Jesús. Castillo Interior (Edición cotejada con el M. S. original por Luis Carlos Viada y Lluch y precedida del elogio de la Santa por Miguel S. Oliver (Casa Editorial Maucci: Barcelona, s/f). Dibujos y Dirección Artística: Juan Vila; de Francisco Esteve Botey. El Grabado en la ilustración del libro. Las gráficas artísticas y las fotomecánicas. II Láminas (Doce Calles: Madrid, 1996): Lamina V. “La Santa Faz”. Criblé impreso en un manuscrito piadoso de 1406; de Emilio Carrere. El Caballero de la Muerte (Editorial “Mundo Latino”: Madrid, s/f): 36. Ilustraciones de Enrique Ochoa. “Llena el parque una dulce languidez otoñal, (Jardín de otoño.)”; de Abigail Mejía. Por Entre Frivolidades (Artes Gráficas de Hermenegildo Miralles: Barcelona, 1922); de Emilia Macaya. Cuando estalla el silencio. Para una lectura femenina de textos hispánicos. (Editorial de la Universidad de Costa Rica: San José de Costa Rica, 1992).Viñeta de la portada del libro realizada por Sonia Calvo; “Ciudad vieja de Santo Domingo” procede de Samuel Hazard, Santo Domingo, su pasado y su presente, editado originalmente en New York por Harper & Brothers, Publishers, en 1873, publicado en español en la Colección de Cultura Dominicana por la Sociedad Dominicana de Bibliófilos (Editora Santo Domingo, S. A., 1974): 65. Impreso en Barcelona por Gráficas M. Pareja; del programa “Segunda Feria del Libro Antiguo de Buenos Aires”. Palacio Nacional de las Artes. Palais de Glace. ALADA- 2005”; de Valle Inclán. Flor de Castidad. Historia Milenaria. (Imprenta Helénica: Madrid, MCMXX): 91. Joseph Moja et Angelus Vicanco ornaverunt; de The Literature of England. Classics for Christians Vol. 6. (A Beka Book Publications: Pensacola, 1983).
Siglas empleadas para las obras de Lupo Hernández Rueda:
CIR. Círculo
C.E.P.A. Con el pecho alumbrado
M.M. Muerte y memoria
P.M.T.O. Por el mar de tus ojos
C.D.S. Crónica del sur
E.T.Q.E. El tiempo que espero
D.D.M.C. Dentro de mí, contigo
S.T.V. Santo Domingo Vertical
CON. Contraluz
- Cuanza
C.N.A. Como naciendo aun
R.H. Retratos y homenajes
T.T. Del tamaño del tiempo
L.U.T. Las uvas de la tarde
E.R.M. Entre el Río y la Mar
Las fotografías que ilustran este artículo proceden del libro: Lupo Hernández Rueda. La Generación del 48 en la literatura dominicana, 2da. Edición, Tomo I (Santo Domingo: Editora Corripio, 1996).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario